CXVII

Repartimiento de oro y plata de Atabaliba

Desde a muchos días que Atabaliba fue preso, dieron prisa los españoles que lo prendieron a la repartición de su despojo y rescate, aunque no era tanto cuanto prometiera, queriendo luego cada uno su parte, ca temían no se levantasen los indios y se lo quitasen, y aun los matasen sobre ello. No querían así mismo esperar que cargasen más españoles antes de repartirlo. Francisco Pizarro hizo pesar el oro y plata; después de quilatado, hallaron cincuenta y dos mil marcos de plata y un millón y trescientos veintiseis mil y quinientos pesos de oro, suma y riqueza nunca vista en uno. Cupo al rey, e su quinto, cerquita de cuatrocientos mil pesos. Cupieron a cada español de caballo ocho mil y novecientos pesos de oro y trescientos y setenta marcos de plata; a cada peón, cuatro mil y cuatrocientos y cincuenta pesos de oro y ciento y ochenta marcos de plata; a los capitanes, a treinta y a cuarenta mil pesos. Francisco Pizarro hubo más que ninguno, y como capitán general, tomó del montón el tablón de oro que Atabaliba traía en su litera, que pesaba veinte y cinco mil castellanos. Nunca soldados enriquecieron tanto, tan breve ni tan sin peligro, ni jugaron tan largo, ca hubo muchos que perdieron su parte a los dados y dobladilla. También se encarecieron las cosas con el mucho dinero, y llegaron a valer unas calzas de paño treinta pesos; unos borceguís, otros tantos; una capa negra, ciento; una mano de papel, diez; un azumbre de vino, veinte, y un caballo, tres y cuatro y aun cinco mil ducados; en el cual precio se anduvieron algunos años después. También dio Pizarro a los que con Almagro vinieron, aunque no era obligado, a quinientos y a mil ducados, porque no se amotinasen, ca, según se lo habían escrito él, y ellos venían con propósito de conquistar por sí aquella tierra y hacerle cuanto mal y enojo y afrenta pudiesen; mas Almagro ahorcó al que tal escribió, y sabida la prisión y riqueza de Atabaliba, se fue a Caxamalca y se juntó con Pizarro por haber su mitad, conforme a la capitulación y compañía que tenía hecha, y estuvieron muy amigos y conformes. Envió Pizarro el quinto y relación de todo al emperador con Fernando Pizarro, su hermano; con el cual se vinieron a España muchos soldados ricos de veinte, treinta, cuarenta mil ducados; en fin, trajeron casi todo aquel oro de Atabaliba, e hinchieron la contratación de Sevilla de dinero, y todo el mundo de fama y deseo. [178]