Segunda navegación a las Malucas
Acabada la junta de Badajoz y declarada la raya de la partición, como dicho habemos, hizo el emperador dos armadas para enviar a las Malucas, una en pos de otra; envió asimismo Esteban Gómez con un navío a buscar otro estrecho por la costa de Bacallaos y del Labrador, que aquel piloto prometía, para ir por allí más brevemente a traer especias de las Malucas, según en su propio lugar se contó. Mandó poner casa de contratación en la Coruña, aunque más reclamaba Sevilla, por ser muy buen puerto, conveniente [155] para la vuelta de Indias, y cercano a Flandes para la contratación de las especias con alemanes y hombres más septentrionales. Abasteciéronse, pues, en la Coruña, a costa del emperador, siete naos traídas de Vizcaya, y metieron dentro en ellas muchas cosas de rescate, como decir lienzo, paño y buhonería, muchas armas y artillería; nombró el rey por capitán general de ellas a fray Garcijofre de Loaisa, de la orden de San Juan y natural de Ciudad Real, y dióle cuatrocientos y cincuenta españoles, y por capitanes a don Rodrigo de Acuña, don Jorge Manrique de Nájera, Pedro de Vera, Francisco Hoces de Córdoba, Guevara y Juan Sebastián del Cano, que llevaba el segundo lugar en la flota. Hizo Loaisa pleito homenaje en manos del conde don Hernando de Andrada, gobernador de Galicia; los capitanes lo hicieron en las de Loaisa, y cada soldado en las de su capitán; bendijeron el pendón real del emperador, y partiéronse con grande alegría y estruendo por setiembre de 1525; pasaron el estrecho de Magallanes, y la nao menor, que llamaban Pataca o Patax, aportó a la Nueva-España. Desparciéronse las otras con el tiempo y tuvieron mal fin; murió Loaisa en la mar, y en julio del año adelante; llegó su nao capitana, dicha la Vitoria, a Tidore el lº de enero de 1527, y el rey Raxamira, que señoreaba entonces, recibió los españoles para que lo ayudasen contra los portugueses, que le daban guerra, y Hernando de la Torre, natural de Burgos, hizo en Gilolo una fortaleza con ciento y veinte españoles. En Bicaia, isla donde aportó don Jorge Manrique, entró el rey Cotoneo en la nao como de paz, y matóle con su hermano don Diego, hiriéndolos con cuchillo de yerba, y prendió a los otros castellanos. En Candiga se perdió otra nao, y en fin vinieron todos a poder de isleños y de portugueses, cuyo capitán era don García Enríquez de Ebora, el cual hacía guerra desde Terrenate, donde tenían un castillo, a Raxamira y a los otros que no querían darse al rey de Portugal ni darle especias. Entonces se supo cómo la nao Trinidad, de Magallanes, que quedara en Tidore adobándose, caminó la vía de la Nueva-España, yendo por capitán un Espinosa de Espinosa de los Monteros, y que se tornó a Tidore por contrarios vientos que tuvo, cinco meses después que partiera, y que cuando volvió estaban allí cinco naos portuguesas con Antonio de Brito, el cual robó setecientos o mil quintales de clavos que la nao Trinidad tenía y que habían allegado Gonzalo de Campos, Luis de Molina, y otros tres o cuatro que se quedaron con Almanzor, y envió presos a Malaca cuarenta y ocho castellanos, quedando él a labrar una fortaleza en Terrenate: hecho que merecía castigo en Portugal cuando en Castilla se supo. [156]