XCVII

De los clavos y canela y otras especias

Muchas islas hay Malucas, empero comúnmente llaman Malucos a Tidore, Terrenate, Mate, Matil y Machian, las cuales son pequeñas y poco distantes una de otra. Caen debajo y cerca de la Equinoccial, y más de ciento y sesenta grados de nuestra España, y algunos dicen que Zebut está ciento y ochenta, que es el medio camino del mundo, andándolo por la vía del Sol y como lo anduvieron estos nuestros españoles. Todas estas islas, y aun otras muchas por allí, producen clavos, canela, jengibre y nueces moscadas; empero uno se hace más que otro en cada una. En Matil hay mucha canela, cuyo árbol es muy semejante al granado; hiende y revienta la corteza con el sol; quítanla y cúranla al sol; sacan agua de la flor (muy mucho mejor que la de azahar). Hay muchos clavos en Tidore, Mate y Terrenate o Terrate (como dicen algunos), donde murió Francisco Serrano, amigo de Magallanes y capitán de Corola, siete meses antes que llegasen allí aquellas dos naos españolas. El árbol de clavos es grande y grueso, hoja de laurel, corteza de oliva. Echa los clavos en racimos como yedra, o espino, y enebro. Son verdes al principio, y luego blancos, y en madurando colorados, y secos parecen negros, como nos los traen. Mójanlos con agua de mar. Cógense dos veces al año, y guárdanlos en silos. Cógense en unos collados, y allí los cubre cierta niebla una y más veces al día; no se hace en los valles y llanos, [149] a lo menos no llevan fruto; y así, es por demás pensar de los traer y plantar acá, como algunos imaginan. Criar en estas partes, que son calientes, el jengibre, que es raíz, como rubia o azafrán, quizá podrían. Parece carrasca el árbol que cría las nueces moscadas; y así, nacen como bellotas, y aquel dedal que tiene es almástiga.