De como hacen la yerba ponzoñosa con que tiran
Las mujeres, como dije, tienen por la mayor parte el cuidado y trabajo de la labranza; siembran maíz, ají, calabazas y otras legumbres; plantan batatas, y muchos árboles, que riegan de ordinario; pero el de que más cuidado tienen es el del hay, por amor de los dientes. Crían tunas y otros árboles que, punzados, lloran un licor como leche, que se vuelve goma blanca, muy buena para sahumar los ídolos; otro árbol mana un humor que se pone como cuajadillas y es bueno de comer; otro árbol hay, que algunos llaman guácima, cuya fruta parece mora y, aunque dura, es de comer y hacen de ella arrope, que sana la ronquera; de la madera, estando seca, sacan lumbre [124] como de pedernal; otro árbol hay muy alto y oloroso que parece cedro, cuya madera es muy buena para cajones y arcas de ropa, por su buen olor; empero si meten pan dentro, no hay quien lo coma de amargo; es eso mismo buena para naos, que no la come broma ni se carcome. Hay también otro árbol que echa liga, con que toman pájaros y con que se untan y empluman; es grande y no pasa de diez años. Lleva de suyo la tierra cañafístolos, mas ni comen la fruta ni conocen su virtud. Hay tantas rosas, flores y olorosas yerbas, que dañan la cabeza y que vencen al almizcle, aunque lo traigan en las narices; hay tantas langostas, orugas, cocos, arañuelos y otros gusanos, que destruyeron los frutales y sembrados, y gorgojo que roe el maíz; hay un manadero de cierto betún que encendido arde y dura como fuego de alquitrán, del cual se aprovechan para muchas cosas. Tiran con yerba de muchas maneras, simple y compuesta: simples son sangre de las culebras que llaman áspides, una yerba que parece sierra, goma de cierto árbol, las manzanas ponzoñosas que dije, de Santa Marta; la mala es hecha de la sangre, goma, yerba y manzanas que digo, y cabezas de hormigas venenosísimas. Para confeccionar esta mala yerba encierran alguna vieja, danle los materiales y leña con que lo cueza; ella los cuece dos y tres días, y hasta que se purifiquen; si la tal vieja muere del tufo o se desmaya reciamente, loan mucho la fuerza de la yerba; mas si no, derrámanla y castigan la mujer. Esta debe ser con que tiran los caribes y a la que remedio no hallan españoles; cualquier hombre que de la herida escapa, vive doloroso; no ha de beber ni trabajar, que no llore. Las flechas son de palo recio y tostado, de juncos muy duros, y creo que los que los traen acá para gotosos y vicios; pónenles por hierro pedernal y huesos de peces duros y enconados. Los instrumentos que tañen en guerra y bailes son flautas de hueso de venados, flautones de palo como la pantorrilla, caramillos de caña, atabales de madera muy pintados y de calabazas grandes, bocinas de caracol, sonajas de conchas y ostiones grandes. Puestos en guerra son crueles; comen los enemigos que matan y prenden, o esclavos que compran; si están flacos, engórdanlos en caponera, que así hacen en muchos cabos.