La hambre, dolencias, guerra y victoria que tuvieron los españoles por defender sus personas y pueblos
Probó la tierra los españoles con muchas maneras de dolencias, de las cuales dos fueron perpetuas: bubas, que hasta entonces no sabían qué mal era, y mudanza de su color en amarillo, que parecían azafranados. Esta color piensan que les vino de comer culebras, lagartijas y otras muchas cosas malas y no acostumbradas, y las comieron por no tener otro. Y aun de los indios murieron más de cincuenta mil por hambre; ca no sembraron maíz, pensando que se irían los españoles no habiendo qué comer, porque luego conocieron su daño y perdición, como los vieron fortificados en la Isabela y en la fortaleza de Santo Tomé de Cibao. Desde aquella fortaleza salían a tomar vitualla y arrebataban mujeres, que les pegaron las bubas. Los ciguaios, que así se llaman los de aquella tierra, cercaron la fortaleza por vengar la injuria de sus mujeres e hijos, creyendo mataros, como había hecho la gente de Goacanagari a los del capitán Arana. Retiráronse del cerco, un mes después que lo pusieron, por venir al socorro Cristóbal Colón. Salió a ellos Alonso de Hojeda, que fue alcaide allí tras mosén Margarites, y mató muchos de ellos. Envió luego Colón al mismo Hojeda a tratar de paz con el cacique Coanabo, cúya era aquella tierra. El cual negoció tan bien, que lo trajo a la fortaleza, aunque estaban con él muchos embajadores de otros caciques ofreciéndole gente y bastimento para matar y echar de la isla los españoles. Cristóbal Colón lo tomó preso, porque había muerto más de veinte cristianos. Como fue preso Coanabo, juntó un su hermano cinco mil hombres, los más de ellos flecheros, para librarlo. Salióle al camino Alonso de Hojeda con cien españoles y algunos caballos que le dio Colón; y aunque venían en gentil concierto y peleó como valiente capitán, lo desbarató y prendió con muchos flecheros. Por esta victoria fueron españoles temidos y servidos en aquella provincia. Algunos dicen que la guerra que Hojeda tuvo con Coanabo fue estando ausente Cristóbal Colón y presente Bartolomé, su hermano; el cual venció después de esto a Guarionex y a otros catorce caciques juntos, que tenían más de quince mil hombres en campo, cerca de la villa de Bonao. Acometiólos de noche, tiempo en que ellos no usan pelear; y matando muchos, prendió quince caciques con el Guarionex, y a todos los soltó sobre palabra que le dieron de ser sus amigos y tributarios de los Reyes Católicos. Con este vencimiento y suelta que dio a los caciques fueron los españoles tenidos en gran estima y comenzaron a mandar los indios y a su gozar la tierra. [42]