Qué cosa son grados
Antiguamente contaban y medían la tierra y el mundo por estadios y pasos y pies, según en Plinio, Strabón y otros escritores se lee. Empero, después que Ptolomeo inventó los grados, a ciento y cincuenta años que Cristo murió, se dejó aquella cuenta. Repartió Ptolomeo todo el cuerpo y bulto que hacen la tierra y la mar en trescientos y sesenta grados de largura y en otros tantos de anchura, que, como es redondo, es tan ancho cuanto largo; y dio a cada grado setenta millas, que hacen diez y siete leguas y media castellanas; de manera que boja el orbe de la tierra camino derecho, por cualquiera de las cuatro partes que lo midan, seis mil y doscientas leguas. Es tan cierta esta cuenta y medida, que todos lo usan y alaban. Y tanto es más de loar quien la inventó, cuanto tuvieron por dificultoso Job y el Eclesiástico que nadie hallase la medida y anchura de la tierra. Llaman grados de longura a los que se cuentan de sol a sol, que es por la Equinoccial, que va de Oriente a Poniente por medio del orbe y bola de la tierra; los cuales no se puede bien tomar, por no haber en el cielo señal estante y fija por aquella parte a que tener ojo; ca el sol, aunque es clarísima señal, muda cada día, como dicen, hitos, y nunca jamás va por el camino que otra vez anduvo, según el parecer de muchos astrólogos; ni hay número de los que se han desvelado y gastado en buscar ingenios y manera de tomar los grados de longitud sin errar, como se toman los de la anchura y altura, empero aun [19] ninguno la ha hallado. Grados de altura o anchura dicen a los que se toman y cuentan del norte, los cuales salen cierta y puntualmente, por razón de estar quedo el mismo norte, que es el blanco a quien encaran. Por estos grados, pues, señalaré yo la tierra, que son verdaderos y que se reparten en cuatro partes iguales. Del norte a la Equinoccial hay noventa; de la Equinoccial al sur hay otros noventa; del sur a la Equinoccial hay otros noventa grados, y de ella al norte, otros tantos. Empero, ninguna relación ni claridad tenemos de las tierras que hay en tan grandísimas distancias de mundo y tierra, como debe haber debajo del sur, que es el otro eje del cielo de cuya vista carecemos; ca sí hay hiperbóreos, habrá también hipernocios, como dijo Herodoto, que serán vecinos del sur, y quizá son los que viven en la tierra del estrecho de Magallanes, que sigue la vía del otro polo, la cual aún no se sabe. Y así, digo que hasta que alguno rodee la tierra por bajo de ambos polos, como la rodeó Juan Sebastián del Cano por debajo la Equinoccial, no quedará enteramente sabida ni andada su redondez y grandeza.