Capítulo 3: Cómo sentirse bien

Está bien pasarlo bien. Ese es uno de los mensajes más importantes que nos entrega la iluminación. Deberíamos, eso sí, intentar reconocer el nivel del más alto placer, el placer de Dios, por decido así, en todo lo que percibimos. Nadie que se encuentre en un nivel elevado de conciencia desea que alguno de nosotros sufra desdichas en la tierra.

Existe un paraíso adentro y alrededor tuyo en este mismo instante; y, para estar allí, no necesitas hacer ni un solo movimiento, ni siquiera levantar los ojos de esta página. Puedes abrirte a la perfección del diamante en todo lo que ves y sientes. Si no crees que esto pueda ocurrir con tanta facilidad, limítate entonces a ser amoroso en cada instante, y confía en que este estado vendrá a ti.

Nunca ocurre que alguien del nivel-espacio coloque barreras o pruebas en el camino del que intenta elevar su nivel espiritual. Podría parecerte que te están probando; pero, en realidad, siempre se te permite decidir por ti mismo, definir el universo que para ti es real.

Los seres más elevados están demasiado felices cuando te muestras lo bastante amoroso como para elevarte. Toda ayuda y oportunidad que pidas te será concedida, ya sea que la solicites tomando LSD o de cualquiera otra forma, como una simple plegaria o escribiéndole una carta a Santa Claus. Nunca se te pide que te atormentes o te frustres. No tienes que probar nada. No puedes probar nada: tus vibraciones siempre evidencian la verdad, no puedes falsearlas.

Y es fácil elevarse en las alas del amor. No importa cuán convincente sea tu percepción de cualquier nivel de la realidad, o cuán abrumadora, intrincada y compleja; estás, igualmente, contemplando sólo un fragmento de nuestra verdadera realidad: ser nosotros mismos, sin presentar resistencia, sin apego, amándolo todo.

También está bien pasar un buen momento en las relaciones sexuales. En verdad un orgasmo satisfactorio es, más bien, una realización espiritual que un logro técnico. La carne no se encuentra separada del espíritu. El cuerpo es una creación dichosa de muchos seres que vibran en otros niveles de conciencia. Un orgasmo profundo es una realización de amor en muchos niveles, incluyendo aquellos que muchos de nosotros consideramos «animales». El amor, entrar en el mismo espacio o en la misma vibración con otros, es el fundamento mismo de nuestro ser, y adquiere una infinidad de formas. Como en toda otra experiencia, siempre tenemos las experiencias sexuales que merecemos, dependiendo de nuestra amorosa benevolencia hacia nosotros mismos y hacia los demás.

El éxtasis del sexo puede ser considerado un espejo de nuestra disolución síquica en el espacio de nuestros divinos hermanos y hermanas en los niveles más elevados de expansión. Hacer el amor constituye una demostración del modo cómo las relaciones-espacio requieren que nos entreguemos al amor y absorbamos las diferencias, imperfecciones y hermosura de otros seres.

Si esto es así, ¿por qué se recomienda con tanta frecuencia el ascetismo como camino espiritual, y por qué a veces parece dar resultado? Como vimos en el capítulo anterior, es muy posible que cuando te empeñas en un solo sentido, resultes balanceado hacia un estado diferente al que estás buscando. Cuando insistas en obtener sólo placeres sensuales, serás lanzado a un estado donde te parecerá que el ascetismo es el camino más correcto —a menos que tu mente esté abierta—. Y si perseveras lo suficiente en el ascetismo, podrás ser lanzado a la felicidad y al éxtasis, como muchos santos nos lo han hecho saber.

También, si reclamas con la suficiente fuerza, te será permitido vislumbrar un estado de conciencia más alto. Si te niegas el alimento, el sexo, la comunicación o el sueño, estás, de alguna manera, informando a la central que tu estilo de vida no anda bien, y quizás se te permita un breve regreso al espacio para revisarlo. Pero aun cuando estos destellos son casi todo lo que la humanidad conoce actualmente del espacio, no son la luz total, a pesar de lo convincentes que puedan ser. Y estos destellos no ofrecen estabilidad, no son la forma más confortable de llegar a casa. No te será posible permanecer en niveles más altos si te elevas con un énfasis tan negativo.

Sin importar lo inteligentes que sean las racionalizaciones con que te consueles por regresar a la tierra, el ascetismo te traerá una y otra vez de vuelta al plano físico, hasta que ames lo suficiente como para elevarte a través de un camino positivo. Por cierto que el amor mismo es el camino positivo hacia el espacio. No hay sabiduría o santidad que sea excusa suficiente para no amarnos a nosotros mismos y a los demás.

Y también en las relaciones sexuales, el amor supera el efecto pendular, el yin-yang de los conceptos; y por fin tenemos una forma racional de explicar por qué el amor debe ser la motivación principal en el sexo. Pero el amor, en este sentido es mucho más amplio que la pasión romántica, y debe comenzar por el amor por sí mismo. Si amas todo lo que sientes y haces, incluyendo tus estados de ánimo áridos y vacíos, el placer seguirá volviendo a ti. Si el sexo no te resulta gratificante, sólo significa que en esta vida o en otra has insistido demasiado en el otro lado de la balanza. Es el acto de contraer tu percepción lo que hace que cualquier condición resulte compulsiva.

También es importante no juzgar a los demás por sus placeres carnales. Lo que le niegues a los demás también te será negado, por la simple razón de que estás siempre legislando para ti mismo: todas tus palabras y acciones definen el mundo en que deseas vivir. Una de las leyes que necesariamente rigen nuestras relaciones como seres iguales es ésta: lo que dices, se cumple; pero sólo para ti mismo y para los que estén de acuerdo contigo. Si afirmas que un hombre no debiera recibir ayuda si no la merece, es posible que su vida no resulte muy afectada, pero lo que dijiste será válido para ti: no recibirás ayuda que no merezcas. Si calificas de vulgares los placeres sexuales de otras personas, sus experiencias no se verán alteradas, pero tus placeres se te harán vulgares. Es precisamente tu poder ilimitado de controlar tu experiencia lo que te tranca. ¿Cuánta compasión y perdón deseas para ti? Dáselo a los demás. Lleva esto hasta el extremo: perdónales a todos los seres sus deudas kármicas para contigo. Concede a los demás la libertad, el amor, la conciencia que deseas para ti mismo.

La música nos muestra cómo mantener el placer y el éxtasis. Generalmente, tendemos a creer que un momento de comprensión eufórica es insostenible y que no podemos mantenerlo. Se nos escabulle, y volvemos a perseguirlo una y otra vez. Sucede así porque no estamos dispuestos a dejarlo ir, no estamos dispuestos a concebir que se aleje. Pero, si tomamos el ejemplo de la música: dejando ir una nota para oír la siguiente, nuestro deleite puede ser constante, aunque cambien las vibraciones.

Si «escuchamos» al mundo y permitimos que actúe sobre nosotros sin anteponer juicios o ideas del tipo esto-o-lo-otro, podremos aprender a percibir cada destello de placer como un tono dentro de la infinita armonía. La orquesta del mundo ejecuta las melodías familiares una y otra vez, y los ancianos también están ahí llevando el ritmo con los pies mientras los jóvenes bailan.