Capítulo 2: Mira, mami: me iluminé

¿Qué es lo que se hace para alcanzar la iluminación? ¿Cuáles son los indicios que demuestran que lo estás logrando? ¿De qué modo cambia tu vida a medida que te vas iluminando?

No hay nada que tengas que hacer primero para lograr la iluminación.

Ya se encuentran todas las experiencias potenciales en tu interior. Puedes abrirte a ellas en cualquier momento, en forma instantánea, sólo estando allí.

Pero no hay apuro. La expansión total se encuentra siempre allí, más allá del tiempo, adentro y alrededor tuyo. Sólo necesitas abrir tu percepción al ritmo que te resulte seguro y confortable. Si el LSD es demasiado rápido para ti, anda más lento. Este es tu hogar. Todos pertenecemos al universo.

Nada se interpone en nuestro camino, pero la mayoría de nosotros tendemos a abrirnos en forma gradual, por etapas. Tendemos a ascender en ciclos de emoción: después de cada estallido eufórico de comprensión, podemos tropezar con un tipo nuevo y diferente de negatividad, que es lo que ahora debemos aprender a amar. Pero mientras más te elevas, más fácil resulta seguir.

La experiencia de conciencia total, de ser espacio, no significa el estar consciente en ese momento de cada detalle del universo, de toda posible relación entre entidades limitadas y apartadas. Ser espacio es una disposición a estar totalmente consciente de todo lo concebible. Significa que no presentamos resistencia, que no negamos ningún concepto o relación. Así, por tanto, para lograr la iluminación no necesitamos reunir ningún conjunto específico de ideas o experiencias, virtudes o sufrimientos. Todo lo que existe puede ser experimentado con una conciencia totalmente expandida.

Independientemente de la forma en que hayas limitado tu percepción, tu darte cuenta, eres un ser libre que se autodetermina. Ningún otro ser vivo, ni agrupación de seres vivos, puede controlar tu nivel de vibración. De modo que no hay nada en el universo —especialmente en su aspecto físico— que pueda oponerse a tu libre arbitrio.

Eso significa que el mundo físico no tiene absolutamente ningún poder sobre ti; no te tienta, no te pervierte, no te corrompe, no se interpone en el camino de tu iluminación, no te hace absolutamente nada.

eres el único causante de tu nivel de existencia. Tu condición interna nunca se halla programada. La experiencia de ser forzado o controlado, en contra de tu voluntad, puede presentarse sólo cuando te densificas, cuando contraes tu capacidad de darte cuenta.

Nuestra realidad, en cualquier nivel, está formada por aquellos seres conscientes y únicos que percibimos como vivos, y el proceso de la iluminación es la expansión de nuestra comprensión a otros seres, hasta que experimentamos todas las cosas como una interacción viva.

Mientras más rehuyamos el amar a otros seres, más tendremos que enfrentarnos al mundo «físico», más nos obsesionamos con la masa. Por otra parte, mientras más nos abrimos a nuestros hermanos y hermanas, menos sólido se nos presenta el mundo.

La iluminación es cualquier experiencia de expandir nuestra conciencia más allá de sus actuales límites. También podríamos decir que la iluminación perfecta consiste en percatarnos de que no tenemos límites y de que el universo entero está vivo.

La dificultad que presenta el escribir acerca de esto, así como la de todos los esfuerzos por transmitir, el modo de llegar a esto, proviene de la utilización de términos limitados para referirse al ir más allá de los límites. Estar iluminado es estar en un estado flexible de conciencia, con la mente abierta. La iluminación es el proceso mismo de expandirse, no el de llegar a un conjunto diferente de límites.

No existe forma correcta de considerar al mundo «después» de la iluminación. No existe obligación para nosotros de ser o no ser algo, siempre y cuando seamos una unidad en nuestros corazones y mentes. ¿Qué significa el estar unificado? Significa el estar dispuesto a concebir, a contener en nuestro interior, cualquier cosa que sea «lo otro» que alguna idea limitada. Significa saber que si destacamos algo positivo, creamos al mismo tiempo algo negativo. Cuando elegimos un ideal de conocimiento, debemos enfrentarnos a la ignorancia, que es «lo otro» respecto del conocimiento. Cuando enfatizamos un ideal de santidad, debemos vivir con el pecado que le acompaña y aceptar nuestra responsabilidad por haberlo creado.

Si nos negamos a hacerla, caemos en una contracción de conciencia; nos densificamos, nos transformamos en entidades de nivel-masa, nos encontramos encarnados en cuerpos físicos. Y no podemos controlar aquello que no reconocemos como nuestra creación; ésta entra forzosamente en nuestra atención, nos guste o no, de modo que vivimos en un mundo de pecado e ignorancia.

Sin embargo, si permanecemos constantemente abiertos y no-resistentes ante estas negatividades, no nos veremos forzados a quedarnos con ellas: si reconocemos que la fealdad está siempre en nuestro interior, seremos libres de crear la belleza. Si sabemos que la estupidez se encuentra siempre en nuestro interior, seremos libres de destacar la inteligencia.

El amor es la acción más elevada y sagrada, porque siempre contiene en su interior a todo aquello que no es amor; siempre incluye y busca incluir también al desamor.

Con cuánta frecuencia intentamos imaginar una secuencia de causa-y-efecto en nuestras experiencias, cuando lo que en verdad ocurre es una mera oscilación de condiciones que se alternan. Podemos elegir una tarea negativa, como la disciplina monástica, y luego sentirnos recompensados. O, recíprocamente, podemos perseguir un placer seductor para luego sentirnos engañados.

Nunca observamos la situación con la perspectiva suficiente como para darnos cuenta de que sólo estamos oscilando como un péndulo y muchos de nosotros insistimos en concebirnos a nosotros mismos sólo como bondadosos, buenos y sabios: intentamos ser péndulos que oscilan sólo hacia un lado.

El remedio para esta confusión consiste en ser amoroso, en experimentar la vida sin resistencia mental, hasta que nos elevamos por sobre la masa y la energía, al nivel espacio. En ese nivel, donde el amor es constante y nuestra conciencia se encuentra abierta, comprenderemos más fácilmente el milagro en virtud del cual contenemos contradicciones, opuestos y paradojas. Seremos libres de vivenciar lo que elijamos, porque no negaremos la realidad de que siempre contenemos «lo otro» que lo elegido. El karma no es «pagar por» todo lo que hiciste en el pasado. Es sólo que, al elevar tu nivel de vibración, puedes encontrarte con el tipo de experiencias de las que te apartaste en el pasado, o bien, puedes tropezar con «lo otro» de aquella cosa en la cual te encuentras ahora empecinado. Si tratas de cerrar tu mente, bajarás a un nivel inferior de vibración. Pero si observas tranquilamente los sucesos que no deseas, los absorbes mentalmente, y te amas a ti mismo por rechazarlos, seguirás elevándote. Podría decirse que, por un momento, debes considerar tu espacio negativo desde tu expansión.

Al enfrentar y amar cada nuevo fenómeno perturbador, comenzarás a darte cuenta de que ni un poco del mal amenazante que te complicaba la vida ha desaparecido de la faz de la tierra. Pero tus sentimientos compulsivos de desaliento y desamparo sí habrán desaparecido, aprenderás a rodear o a atravesar las vibraciones turbulentas; y, con el tiempo, no te toparás más con ellas. Aprenderás a modificar tus emociones y experiencias al comprender la relación que tienen con tu nivel de conciencia.

Por ejemplo, si tus sentimientos se desvanecen después de una profunda experiencia amorosa con alguien (posibilidad altamente probable si estabas volado en ese momento), podrás comprender lo ocurrido como el desvanecimiento de la vivencia de compartir el mismo espacio, ahora que ambos están vibrando nuevamente en un nivel inferior. Cuando llegas a saber eso, y a saber que la depresión puede desaparecer tan fácilmente como apareció, es menos probable que tomes grandes decisiones o te pongas a discutir con motivo de lo que ocurrió. Puedes relajar tu mente y verlo pasar.

Muchos de nosotros estamos experimentando con frecuencia altas temporales y ráfagas de iluminación, especialmente usando alucinógenos. Si las cosas se ponen raras después de estos momentos de euforia, no es necesario que te inquietes. Puede ser una seña de que sigues elevándote.

Mientras tanto, debiéramos darnos cuenta que tendemos a regresar al nivel de vibración en el cual nos sentimos estables, algo con «lo que podemos vivir». Lo que debe ser modificado es el nivel de estabilidad, ahí donde nos sentimos cómodos vibrando en el mismo nivel que los demás. Y esto puede hacerse sólo a través de una actitud mental de no resistencia, un amor que se expande constantemente.

Es totalmente natural, en la búsqueda de la iluminación o en el simple intento de ser más feliz, el observar las experiencias cotidianas buscando indicios de algún resultado. Por cierto que tu vida cotidiana no es más que la expresión de tu condición espiritual. Tu vida cambiará a medida que seas más amoroso, pero este cambio no se dará en formas que puedas predecir con exactitud. Lo que ocurre no es tan importante como la forma en que reaccionas frente a lo que ocurre.

Existe una actitud positiva que podemos asumir frente a cualquier meta: está bien si ocurre, está bien si no ocurre. Mucho antes de hallarte en situación de escoger confiablemente para el futuro, puedes encontrarte con que ya no te interesa tanto predecir. No te importará dejar ir una hermosa experiencia, porque el amor hará que la siguiente resulte igualmente satisfactoria.

De igual modo, no hay muchos consejos específicos que dar acerca de la forma como desarrollar una existencia iluminada sobre la Tierra, y me siento algo reticente a formular predicciones brillantes en cuanto a lo que es posible. Como hemos visto, tan pronto como estamos totalmente dispuestos a crear una condición determinada, ésta se transforma en algo diferente si nuestras mentes se encuentran bloqueadas frente a las alternativas. En nuestro nivel-masa, ese algo «diferente» tiende frecuentemente a resultar desagradable, y tan pronto como intentemos evitar nuestros sentimientos al respecto, nos encontraremos estancados en esa situación. Esa es una forma de explicar el motivo por el cual los sucesos ideales y hermosos se desvanecen de nuestras vidas y los malos y tristes permanecen: lo mismo se aplica al predecir un futuro halagüeño.

Pero sin importar cuán vago y difícil de manejar nos parezca este proceso, el amor lo superará. Puede predecirse con seguridad que, a medida que ames más, a ti mismo y a los demás, comenzarás a ver, en el transcurso de esta vida, a cada persona y objeto como una forma perfecta, tal como son ahora. Sentirás un exquisito placer a cada instante. Y puesto que —en realidad— la belleza se encuentra en el ojo del espectador, tus vibraciones serán también hermosas.