Prefacio

Cuando el alumno esté preparado,

el maestro vendrá.

ESTE ANTIGUO PROVERBIO CHINO describe una idea básica en el pensamiento oriental: la conexión entre la psique humana y los acontecimientos externos, entre el mundo interior y el mundo exterior. La sincronicidad, definida por Carl Gustav Jung como una «coincidencia significativa», es uno de los modos en que esta conexión se expresa en nuestras vidas diarias. El pensamiento oriental ha estudiado la conexión fundamental entre nosotros y los demás, entre nosotros y el universo, la realidad esencial; a la que se le ha dado el nombre de «Tao». Para aquellos que han experimentado el poder de los acontecimientos, sueños y encuentros que parecen entrañar un sentimiento que trasciende su apariencia, puede ser una ventana hacia un universo más vasto y completo que el mundo del razonamiento lógico y los hechos concretos.

Puesto que la interconexión y la totalidad son mis temas, la estructura de este libro no es lineal. En cambio, será un trayecto circular alrededor del tema —o, para emplear la alambricada palabra de Jung, una «circunambulación», que revelará aspectos que pueden ser aclarados, iluminando uno en cada ocasión—, al igual que la sonda Pioneer orbitó alrededor de Venus haciendo una serie de fotografías. Los capítulos son como esas fotografías; casa uno de ellos muestra un aspecto de la sincronicidad y del Tao desde una perspectiva diferente.

Mi propia iniciación al Tao fue a través de la experiencia personal. Lo explicaré más adelante. Para aquellos que encuentran el sentido principalmente en las ideas, presentaré las elucidades que evolucionaron a partir de mi experiencia —el concepto de que la sincronicidad es equivalente al Tao, y las razones por las que los occidentales hemos tenido problemas a la hora de aprehender el concepto oriental de realidad subyacente—. Puede que otros resuciten el recuerdo de haber tenido una experiencia con el Tao, a partir de la cual la idea podrá ser captada intuitivamente.

Mi conocimiento de los conceptos junguianos de sincronicidad, los arquetipos del inconsciente colectivo y el sí mismo se desarrollaron a la par que mi carrera en psiquiatría. El conocimiento de la teoría junguiana es útil para abarcar el significado completo de la sincronicidad; sin embargo, este también puede llegar a través de los ejemplos y descripciones que ofrecemos en los capítulos centrales.

Podemos comprender inmediatamente la sincronicidad cuando observamos cómo opera en nuestra vida cotidiana. Quiero compartir con vosotros los métodos que he desarrollado para observar y ahondar en el posible significado de un acontecimiento sincronístico, y para comprender cómo cada acontecimiento sincronístico puede ponernos en relación con algo propio de nosotros mismos, así como revelar nuestra conexión con los demás.

Además de conferir un sentido a los hechos cotidianos, el concepto de sincronicidad puede procurarnos nuevas perspectivas respecto a ciertas ideas. Por ejemplo, el I Ching es un método oracular en el que un interrogante produce deliberadamente una «lectura» por medio de la sincronicidad, que entonces guía las acciones o actitudes apropiadas a ese momento y situación. La sincronicidad arroja luz en la investigación parapsicológica, que acredita la existencia de vínculos entre nosotros y los demás, entre nosotros y los objetos.

Gran parte del valor de la sincronicidad reside en su capacidad de adherirnos a un sentido dado, un principio intuitivamente conocido en nuestra vida, a partir del cual podemos encontrar un «sendero del corazón», un Tao, un modo de vivir en armonía con el universo. La sincronicidad puede aportarnos la confirmación de que estamos en el camino adecuado, así como hacernos conscientes de que no lo estamos.

Finalmente, en el nivel más profundo, la sincronicidad puede abrirnos al conocimiento de que formamos parte de algo mucho más grande que nosotros mismos, y a un sentido de totalidad en el arquetipo del sí mismo, expresado metafóricamente en la leyenda del Santo Grial, en el concepto del reino de Dios, o en la disolución en el Tao.