33. Contacto

—Hola, Frank. Habla Dave. Tengo un mensaje muy importante para ti. Doy por sentado que ahora estás en tu suite de la Torre África. Si es así, por favor identifícate dando el nombre de nuestro instructor de mecánica orbital. Aguardaré sesenta segundos y, si no hay respuesta, volveré a intentar dentro de una hora exacta.

Ese minuto apenas si fue lo suficientemente largo como para que Poole se recuperase de la conmoción. Sintió un breve acceso de deleite, así como de asombro, antes de que predominara otra emoción: contento como estaba de volver a oír a Bowman, esa frase «un mensaje muy importante» sonaba claramente ominoso.

«Por lo menos fue una suerte», se dijo Poole, «que me haya llamado por uno de los pocos nombres que puedo recordar». Sin embargo, ¿quién podría olvidar a un escocés con un dejo tan fuerte de Glasgow, que dominarlo les había tomado una semana? Pero había sido un brillante expositor… una vez que se entendía lo que estaba diciendo.

—Doctor Gregory McVitty.

—Aceptado. Ahora conecta el receptor de tu casquete cerebral, por favor. Descargar el mensaje tardará tres minutos. No intentes vigilarlo: estoy usando compresión de diez a uno. Esperaré dos minutos antes de empezar.

«¿Cómo se las arregla para hacer esto?», se preguntó Poole. Júpiter / Lucifer ahora estaba a cincuenta minutos luz de distancia, así que el mensaje debía de haber partido hacía casi una hora. Debió de haberlo enviado con un agente con inteligencia en un paquete adecuadamente dirigido en el haz Ganimedes-Tierra, pero habría sido una proeza trivial para Halman, con los recursos que aparentemente podía aprovechar dentro del monolito.

La luz indicadora del casquete cerebral estaba titilando: estaba llegando el mensaje.

Con la compresión que Halman estaba empleando, a Poole le tomaría media hora absorber el mensaje en tiempo real. Pero sólo necesitó diez minutos para saber que su estilo pacífico de vida había llegado a un brusco final.