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–Felicidades por tu coraje, hijo. Un joven como tú debe ser muy valiente para hacer lo que hiciste hoy en este círculo —quien dijo aquello a João Hanson fue lord Ivanhoe, uno de los héroes originales de la Cacería de Brujas, y uno de los caballeros más conocidos e importantes del mundo.
—El señor Hanson siempre entrenó con mucho ahínco para convertirse en un aprendiz de caballero, lord Ivanhoe —dijo Axel—. ¿Sabía que él fue el muchacho que sobrevivió al macabro incidente de la Casa de los Dulces?
—Vaya, mira nada más —el magistrado estaba en verdad sorprendido—. Eres un muchacho especial, señor Hanson.
—Muy honrado, lord. —João temblaba al hablar con alguien tan eminente como aquel héroe de guerra.
—Caballero Grimaldi —el magistrado llamó al caballero que había sido el gran testigo de la petición de João de aquel tribunal.
—Mi lord…
—Acaso conozcas la fama que respalda el coraje de este muchacho, ¿no es verdad?
—Aunque no la conociera, a lo largo del día no hubo modo de ignorarlo, señor.
—Pues hace tiempo pienso en adoptar un pupilo. Los años avanzan y temo que debo transmitir un poco de la experiencia aprendida, de modo que no se pierda, ¿comprendes?
João sintió que las piernas se le aflojaban aún más que antes de comenzar el combate mortal.
—Su excelencia tiene mucho que enseñarnos a todos nosotros —respondió el caballero Reinaldo Grimaldi.
—Pues parece que nuestro señor Hanson ya aprendió cuanto podía sobre lo básico de la escuela de aprendices. Creo que hasta mucho más de lo básico. A fin de cuentas, ¿cuántos muchachos has conocido antes de él que sobrevivieran a la trampa de una bruja y mataran a un espadachín experto antes de los dieciséis años?
—Sólo este, su excelencia.
—Bien, nunca estuve en la trampa de una bruja. Pero, como decía, creo que ha llegado la hora de que el señor Hanson avance una etapa. Me gustaría enseñarle algunas cosas que aprendí como caballero, pero, antes de eso, quisiera que se salga del entrenamiento de las escuelas y aprenda en la práctica la rutina de un escudero. Y me gustaría que aceptes mi pedido de tomar la tutela de este promisorio muchacho por el tiempo que considere adecuado, hasta que se encuentre listo para alzar vuelos más grandes. ¿Qué me dices, caballero?
Ariane abrió la boca y los ojos, apoyada en un hombro de João.
—Será un gran honor, señor —y el caballero se volvió hacia al adolescente—. João Hanson, ¿te gustaría convertirte en mi escudero?
—Con toda certeza, señor —dijo él, con la voz trémula.
—Sin embargo, me gustaría advertirte que la vida de escudero no posee la mitad de la pompa que la gente se imagina. Y que seré un tutor riguroso. Así que, si en verdad quieres seguir con esto, debes estar consciente de que puedo hacer que el próximo año sea el peor de tu vida.
—Deberá esforzarse para ello, señor.
Reinaldo e Ivanhoe rieron mucho con la respuesta. Por más que fueran a convertir la vida de ese muchacho en un verdadero círculo de Aramis durante el entrenamiento, a los dos les había gustado mucho el espíritu guerrero que habitaba en aquel adolescente.
—Está hecho entonces —dijo lord Ivanhoe—. João Hanson se volverá escudero del caballero Reinaldo Grimaldi hasta que solicite su tutela, y a lo largo de los meses su familia recibirá todos los beneficios que tal condición impone, incluyendo la ayuda en monedas de reinas. ¿Aprueba tal actitud y condiciones, príncipe Axel Terra Branford?
—Con toda la satisfacción que eso me produce, lord Ivanhoe.
João Hanson se puso de rodillas y comenzó a llorar.