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–¿Él está…? —preguntó Axel a su entrenador. Había visto cómo Gonta fue noqueado hacía unos minutos, pero no conocía el resultado, o no quería creer qué tan grave era.

—Muerto —respondió Melioso.

Silencio.

—Pero no pienses mucho en un guerrero que ya no está más aquí —continuó el entrenador—. Ni en el hombre que lo mató en el cuadrilátero.

Axel era todo silencio.

—Debes pensar primero en sobrevivir para llegar a él.

Axel aún era todo silencio.

Al fondo, el guerrero Ruggiero abrió los ojos y salió de su postura meditativa.