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Snail Galford estaba en la proa del Jolly Rogers, el legendario barco que había sido propiedad de James Garfio, cuando uno de sus subordinados gritó:
—¡Barco a la vista!
El negro corrió hasta el muchacho y le quitó el catalejo, para comprobar por sí mismo. La nave que se aproximaba era un galeón, con la bandera comercial de Stallia ondeando en su mástil.
Liriel Gabbiani se paró junto a Snail Galford y preguntó, preocupada, pero inevitablemente irónica:
—¿Qué pretende hacer, capitán?
Snail bajó el catalejo y sonrió.
—Preparar el ataque.