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–Tuve una visión —dijo Ariane—. Una poco agradable.
—¿Y qué había en esa «visión»? —preguntó la reina, indecisa aún respecto a creer o no.
—Estaba Radamisto, el que luchó con Axel en la final del Puño de Hierro.
—¿Y? —la animó la reina, percibiendo el recelo.
—Y estaba el rey Anisio.
Tanto la reina como madame Viotti demostraron su sorpresa. Y Ariane Narin comenzó a relatar algo que ninguna de las dos en verdad jamás podría haber imaginado.