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Su majestad.

—Capitana Bradamante.

El rey de Arzallum llegó presuroso al Salón Real, tras ser informado de que su capitana había interrogado a un hombre, que decía ser una persona que no debía estar allí, con una noticia que nadie deseaba recibir.

No era una casualidad, pues, la aprehensión de Anisio Branford.

—Su majestad, de acuerdo con mi evaluación personal, me parece que debería recibir al hombre y escuchar lo que tiene que decir. Intenté buscar señales de algún engaño, pues sólo una me habría bastado, pero juro que no las encontré.

—Capitana, en vista de tu competencia, no hay modo de actuar de otra manera, ni yo lo deseo —el rey se volvió hacia el siervo real en la entrada del Salón Real—. Anuncia al visitante.

El siervo se aclaró la garganta, con dificultad para decir lo que debía decir:

—Su majestad, el antiguo comandante de la armada naval militar de Arzallum y uno de los «originales» de la Cacería de Brujas, capitán Lemuel Gulliver.