El trabajo, en sí mismo.

El trabajo, en sí mismo.

El trabajo, en sí mismo considerado, parece ser, en efecto, inenarrable, y quizá haya motivos profundos —e irrebasables— para que ello sea así, o sea para que el trabajo sea una parcela de la existencia particularmente inhumana. Ciertamente, hay muchas narraciones que transcurren total o parcialmente en lugares de trabajo, pero lo que estas narraciones relatan es algo que ocurre entre los personajes al margen de su mera actividad laboral, y no esa actividad en cuanto tal, porque su brutalidad o su monotonía parecen señalar un límite a la narratividad (¿cómo contar algo allí donde no hay nadie, donde cada uno deja de ser alguien?).

JOSÉ LUIS PARDO,

Nunca fue tan hermosa la basura