sa noche de marzo, en otra habitación de aquella casa.
El final de Serendipity le encanta. La película relata cómo el destino puede jugar con las personas hasta un punto en que dos desconocidos se enamoren y tras años separados se vuelvan a encontrar y sigan enamorados. Es la segunda película que Mario y Diana ven juntos esa noche. No han salido de la habitación a pesar de todo lo que parece que ha sucedido. Ellos han tenido su fiesta particular y lo han pasado mejor que la mayoría de invitados que ahora regresan a sus casas vomitando la comida del cumpleaños por los efectos del alcohol.
Los dos están en la cama, tumbados. Estar tantas horas sentados en las sillas era un castigo, así que, cuando La vida es bella terminó, los dos acordaron echarse en el colchón y ver la película desde allí.
—Qué bonita —comenta Diana, que no la había visto aún.
—Sí. Es una de las pelis de este tipo que más me gustan.
—Ay.
La chica sorbe por la nariz y su amigo se le queda mirando.
—¿Estás llorando?
—¡Qué va! He cogido frío.
—Seguro. No me puedo creer que la fría y dura Diana llore viendo Serendipity.
—Oye, que no estoy llorando. Y cuidado con lo que dices por ahí, no vayas a arruinar mi reputación.
El chico sonríe. Poco a poco va encontrando a la verdadera Diana. Y, sin duda, le gusta muchísimo más que la que aparenta ser.
—No te preocupes, no diré nada.
Son más de las doce de la noche. No llueve. Abajo ya no se oye ningún ruido. No debe quedar demasiada gente y la que queda o está borracha o liándose con alguien.
—Mario, ¿puedo quedarme a dormir en tu habitación?
—¿Qué?
—Hey, no te pienses mal, salido. Solo a dormir, no quiero desvirgarte.
—¡Gilipollas! —grita, y se lanza sobre ella.
Diana comienza a reírse escandalosamente. Le está haciendo cosquillas.
—¡Para, para! ¡Por favor!
El chico le hace caso y se detiene. Los dos jadean por el esfuerzo y se vuelven a tumbar uno al lado del otro.
—Está bien. Puedes quedarte a dormir aquí. Seremos como Dawson y Joey.
—¿Quiénes?
—Dawson Leery y Joey Potter, los protagonistas de Dawson crece.
—No tengo ni idea de quiénes son esos.
—Uff, tú no has tenido infancia.
La chica se pone de rodillas sobre la cama y amenaza a su amigo con la almohada.
—Claro que he tenido. Pero no veía la tele, sino que me dedicaba a jugar con otros niños.
—O a maltratarlos.
—¡Qué capullo!
Diana golpea repetidamente a Mario con la almohada hasta que este logra arrebatársela.
—Bueno, paz —dice la chica, tapándose con una manta.
—Claro, ahora que te he quitado la almohada quieres paz.
—Shhhh.
—¿Por qué me mandas callar?
—Tengo sueño.
Diana cierra los ojos y apoya la cabeza en el hombro de Mario.
—¿Me vas a usar de almohada?
—Shhhh.
—Vale. Me callo.
El chico no dice nada más. Se tapa con la parte de la manta que Diana no está utilizando y también cierra los ojos.
Es la primera noche que Mario pasa con una chica. Y aunque siempre pensó que Paula sería su Joey particular, desde ese instante la protagonista pasó a ser una actriz secundaria de la historia.