Ahora es tiempo de que piensen sobre todo lo que oyeron desde el punto de vista de lo que es más importante, es decir, buscar el centro de gravedad en todas las diferentes ideas que estudiaron y tratar de hallar los puntos principales, porque, como en todo lo demás, hay puntos más importantes y menos importantes. Hay cosas auxiliares que les ayudan a entender los puntos principales, y hay puntos principales que determinan el todo. Ahora es tiempo de distinguir entre ellos.
Las cuestiones correctas, los problemas correctos son los que se refieren al ser y al cambio del ser, cómo hallar los lados débiles de nuestro ser y cómo luchar contra ellos. Debemos entender que, antes de adquirir conocimiento nuevo, debemos darnos cuenta de nuestras limitaciones y del hecho de que nuestras limitaciones son realmente limitaciones de nuestro ser. Nuestro conocimiento permanece en el mismo nivel. Crece en cierta dirección, pero este crecimiento es limitadísimo. Debemos ver en qué campo restringido vivimos, siempre engañándonos, siempre imaginando cosas que son diferentes de lo que somos. Pensamos que es facilísimo cambiar algo, pero solo cuando lo intentamos sinceramente nos damos cuenta cuán difícil, cuán casi imposible es. La idea del cambio del ser es la idea más importante de todas. Las teorías, los sistemas, los diagramas son solo una ayuda; ayudan a la concentración y a pensar bien, pero solo puede haber un solo objetivo real, y ése es cambiar nuestro ser, pues si queremos cambiar algo en lo que entendemos del mundo, debemos cambiar algo en nosotros mismos.
A este respecto, lo que es interesante, y lo que me gustaría expresar es la división de los hombres desde el punto de vista de la posibilidad de cambiar el ser. Tal división existe. Está particularmente conectada con la idea del Sendero o Camino. ¿Recuerdan que se dijo que, desde el momento en que uno se conecta con la influencia C, empieza la escalera, y que, solo cuando el hombre llega a la cima de ésta, se llega al Sendero o Camino? Se formula una pregunta sobre quién es capaz de subir esta escalera, ascenderla y llegar al Camino. El señor Gurdjieff respondió usando una palabra rusa que puede traducirse como «Amo de Casa». En la literatura india y budista éste es un tipo muy definido de hombre y un tipo de vida que puede llevar a uno hasta el cambio del ser. «Snataka» o «Amo de Casa» significa simplemente un hombre que lleva una vida corriente. Tal hombre puede tener dudas sobre el valor de las cosas corrientes: puede tener sueños sobre posibilidades de desarrollo: puede acudir a una escuela, después de una larga vida o al comienzo de la vida, y puede trabajar en una escuela. Solo de entre tales hombres provienen los que son capaces de subir por la escalera y alcanzar el Sendero.
Las otras personas se dividen en dos categorías: primera, los «vagabundos», y segunda, los «lunáticos». Los vagabundos no significan necesariamente personas pobres; pueden ser ricas y, sin embargo, ser «vagabundas» en su actitud para con la vida. Y un «lunático» no significa un hombre privado de la mente corriente: puede ser un estadista o un profesor.
Estas dos categorías no son buenas para una escuela y no se interesarán por ésta; los vagabundos, porque en realidad no se interesan por nada: los lunáticos, porque tienen valores falsos. De modo que, si intentan ascender la escalera, solo se caen y se rompen el cuello.
Primero es necesario entender estas categorías desde el punto de vista de la posibilidad de cambiar el ser, de la posibilidad del trabajo de la escuela. Esta división significa solo una cosa: que las personas no están exactamente en la misma posición en relación con las posibilidades del trabajo. Hay personas para las que existe la posibilidad de cambiar su ser; hay muchas personas para las que esto es prácticamente imposible, porque llevaron su ser a un estado tal que, en ellas, no hay punto de partida; y hay aún personas pertenecientes a una cuarta categoría que, por diferentes medios, ya han destruido toda posibilidad de cambiar su ser. Esta división no es paralela con ninguna otra división. Pertenecer a una de las tres primeras categorías no es permanente y puede ser cambiado, pero uno puede llegar al trabajo solo desde la primera categoría, no desde la segunda o la tercera: la cuarta categoría excluye todas las posibilidades. De modo que, aunque las personas nazcan con los mismos derechos, por así decirlo, pierden sus derechos muy fácilmente.
Cuando entiendan estas categorías, y las descubran en su propia experiencia, entre sus amistades, en la vida, en la literatura, entenderán esta cuarta categoría de personas. En condiciones corrientes, en tiempos corrientes, son tan solo delincuentes o lunáticos reales, nada más. Pero en ciertos períodos de la historia, tales personas desempeñan muy a menudo un papel principal: pueden adquirir poder y convertirse en gente importantísima. Pero, por el momento, debemos dejarlas y concentrarnos en las primeras tres categorías.
P. ¿Esta posibilidad de crecimiento del ser está conectada con la buena voluntad para obedecer ciertas leyes y principios?
R. No necesariamente. Hay diferentes caminos. En el camino del monje, por ejemplo, tiene que empezar con la obediencia. Hay otros caminos que no empiezan con la obediencia sino con estudiar y entender. Las leyes generales no pueden desobedecerse, porque hacen que usted las obedezca. Puede escapar de algunas de ellas solo a través del crecimiento del ser; no de otro modo.
P. ¿Entonces se desprende que las personas que tienen conexión con una escuela, por leve que sea, pertenecen a las que pueden cambiar su ser?
R. Ciertamente, si se interesan por la escuela y son sinceras en su actitud hacia la escuela, eso demuestra que pertenecen a los que pueden. Pero usted ve que, en cada uno de nosotros, hay rasgos de vagabundo y de lunático. Eso no significa que, si estamos conectados con una escuela, ya estamos libres de estos rasgos. Estos juegan un papel importante en nosotros y al estudiar al ser debemos descubrirlos: debemos saber de qué modo impiden nuestro trabajo, y debemos luchar con ellos. Esto es imposible sin una escuela. Como dije antes, los vagabundos pueden ser no solamente ricos; pueden estar muy bien establecidos en la vida y ser aún vagabundos. Los lunáticos pueden ser personas muy instruidas y ocupar en la vida una gran posición, y ser aún lunáticos.
P. ¿Uno de los rasgos de un lunático es que quiere ciertas cosas fuera de proporción con otras cosas, de modo tal que, en conjunto, eso será malo para él?
R. «Lunático» significa un hombre que corre siempre detrás de valores falsos, que no tiene discriminación correcta. Es siempre formativo. El pensamiento formativo es siempre defectuoso, y los lunáticos se consagran particularmente al pensamiento formativo: ésa es su principal afición en un sentido, u otro. Hay muchos modos diferentes de ser formativo.
P. ¿En uno mismo, el lado vagabundo es una suerte de irresponsabilidad que está preparada a lanzarlo todo por la borda?
R. Muy cierto. A veces, eso puede tomar formas muy poéticas: «En el mundo no hay valores», «Nada vale nada», «Todo es relativo»: ésas son las frases favoritas. Pero, en realidad, el vagabundo no es tan peligroso. El lunático es más peligroso, puesto que significa valores falsos y pensamiento formativo.
P. ¿Qué es lo que determina a qué categoría pertenece un hombre?
R. Cierta actitud hacia la vida, hacia la gente, y ciertas posibilidades que uno tiene. Es lo mismo para todas las otras tres categorías. La cuarta categoría es separada.
Sobre esta cuarta categoría, le daré tan solo unas pocas definiciones. En el sistema, esta categoría tiene un nombre especial, consistente en dos palabras turcas: «Hasnamuss». Una de las primeras cosas sobre un «Hasnamuss» es que nunca vacila en sacrificar a la gente o en crear una enorme cantidad de sufrimiento, tan solo por sus propias ambiciones personales. Cómo es creado un «Hasnamuss», es otra cuestión. Empieza con el pensamiento formativo, siendo un vagabundo y un lunático al mismo tiempo. Otra definición de un «Hasnamuss» es que está cristalizado en los hidrógenos equivocados. Esta categoría no puede interesarle prácticamente, porque no tiene nada que hacer con tales personas; pero se encuentra con los resultados de la existencia de ellas.
Como dije, para nosotros es importante entender las categorías segunda y tercera, porque en nosotros encontramos rasgos de ambas, especialmente de la tercera. A fin de luchar contra la segunda, que es el vagabundo, se necesitan la disciplina de la escuela y una disciplina interior general, porque en un vagabundo no hay disciplina… En un lunático puede haber una gran cantidad de disciplina, solo que de clase equivocada: toda formativa. De manera que la lucha con el pensamiento formativo es lucha contra lo lunático que hay en nosotros, y la creación de la disciplina y la autodisciplina es lucha contra el vagabundo que hay en nosotros.
En cuanto a las características de un hombre de la primera categoría, es la del amo de casa: para empezar, es un hombre práctico; no es formativo; debe tener cierta cantidad de disciplina, de otro modo no sería lo que es. De manera que el pensar y la autodisciplina son características de la primera categoría. Tal hombre tiene bastante de éstas para la vida corriente pero no bastante para el trabajo, de modo que en el trabajo estas dos características deberán aumentar y crecer. El amo de casa es un hombre normal, y un hombre normal, dadas las condiciones favorables, tiene la posibilidad de desarrollo.
P. ¿En todos existe la posibilidad del amo de casa?
R. No en todos. Ya dije que hay algunas personas que perdieron la capacidad para el pensamiento práctico o la capacidad para el desarrollo. En tal caso, son plenamente lunáticas o vagabundas, según lo que perdieron.
P. ¿Usted quiere decir de nacimiento?
R. Eso no lo sabemos. No podemos hablar de eso: solo podemos hablar de resultados. Sabemos que, en el trabajo, uno debe tener la capacidad para el pensamiento práctico y la actitud práctica, y uno debe tener suficiente autodisciplina para aceptar la disciplina de la escuela.
P. ¿Qué quiere decir con pensamiento práctico?
R. Tan solo lo que se llama pensamiento práctico en el lenguaje corriente, a saber, la capacidad de calcular las cosas en diferentes circunstancias. Esta misma capacidad puede aplicarse a las ideas del trabajo, a los principios de la escuela, a las reglas, a todo.
P. Parece que las personas de la categoría de los lunáticos o vagabundos están más allá de cualquier apreciación de la verdad que el amo de casa.
R. No hay garantía de eso. Como se presentan los hechos, pueden estar exactamente en el mismo nivel en relación con eso, pero su potencialidad es diferente. Como muchas otras cosas, las personas no difieren tal como se presentan las manifestaciones; no difieren una de otra entre personas mecánicas. Pero las posibilidades son diferentes. Uno puede volverse diferente, otro no puede; uno puede cambiar solamente si sucede un milagro, otro puede cambiar mediante sus propios esfuerzos y con cierta ayuda.
P. ¿Usted dijo que todos tenemos partes de vagabundo, de lunático y de amo de casa?
R. Trate de no pensar en eso en estos términos. Encuentre sus propias palabras: qué se significa con «amo de casa», qué se significa con «vagabundo», qué se significa con «lunático». Estas palabras no son una descripción, solo son una sugerencia en ciertas posibilidades.
P. Si a uno no le gusta la autodisciplina, ¿esto es una descripción?
R. No es una descripción; solo un rasgo. Primero que todo, el vagabundo no tiene valores; todo es lo mismo; para él no existen lo bueno ni lo malo; y debido a eso, o en conexión con eso, no tiene disciplina. El lunático valoriza lo que no tiene valor, y no valoriza lo que tiene valor. Éstas son las principales características, no es una descripción. El amo de casa tiene por lo menos ciertos valores desde los cuales puede empezar y cierta actitud práctica hacia las cosas. Sabe que si quiere comer, debe trabajar.
P. Respecto a la cuarta categoría del hombre, que ha destruido toda posibilidad de desarrollo, ¿esa situación surge en él debido a alguna forma de egoísmo extraordinario?
R. Sí, en la mayoría de los casos. Es útil conocer acerca de esta categoría solo porque a veces estas personas desempeñan un gran papel en la vida. Pero ya están allí: no podemos ayudarlas ni destruirlas.
Debemos pensar en nosotros mismos, en nuestra actitud, y principalmente en nuestro entendimiento. Porque si entendemos, ya es mejor; aceptamos a tales personas más fácilmente y conocemos sus modos.
P. ¿Las distinciones entre los hombres N.º 1, N.º 2, N.º 3 y N.º 4 son claras, o, como los vagabundos, los lunáticos, los amos de casa, somos un poco de cada uno?
R. Usted sabe que arruina absolutamente las ideas para usted cuando las toma de esta manera y las mezcla. Estas ideas son importantísimas. Primero, debe tomar una, muy separadamente, y tratar de entenderla. Luego, tome otra, y trate de entender ésa. La división de los hombres N.º 1, N.º 2, N.º 3 y sucesivos es una cosa y no guarda paralelismo con nada más. Esto lo debe estudiar como es: qué se significa con hombre N.º 1, con hombre N.º 2, con hombre N.º 3, cuáles son las diversas combinaciones de éstos, cómo se mezclan y demás.
Luego, tome esta segunda idea. A fin de entender lo que se significa con amo de casa, vagabundo, lunático y las ulteriores degradaciones, por así decirlo, cada uno debe ser tomado separadamente. No puede tomarlos todos juntos y charlar sobre ellos en un respiro. Esta división fue mencionada en conexión con la posibilidad de desarrollo. Debe darse cuenta de la enorme cantidad de personas que, por el estado de su ser, son incapaces de apreciar cualesquiera ideas reales.
P. ¿Un vagabundo podría alguna vez tener buen éxito exteriormente?
R. Esta palabra se usa para describir a las personas que, en el sentido corriente, se supone a menudo que están muy cerca de la posibilidad de desarrollo, aunque en realidad están muy lejos de ella: más lejos que la gente absolutamente corriente. Las personas pueden saber muchas palabras bellas, hablar muy fácilmente y, sin embargo, estar muy lejos de la posibilidad de desarrollo.
P. ¿Cuál es el significado de la idea representada por estas tres categorías?
R. Lo importante es que en cada uno de nosotros, aunque descubramos que tenemos algunas actitudes prácticas y ciertos valores, una parte importante de nosotros tampoco tiene valores o tiene valores falsos, como el vagabundo y el lunático.
P. ¿Qué nos puede ayudar a obtener más discriminación?
R. Divida en usted lo mecánico de lo consciente, vea cuán poco hay de lo consciente, cuán raramente trabaja, y cuán fuerte es lo mecánico: las actitudes mecánicas, las intenciones mecánicas, los pensamientos mecánicos, los deseos mecánicos.
P. ¿Cuál es el mejor modo de trabajar sobre el conocimiento de sí?
R. Recuerde que al comienzo dije que hay dos líneas por las que nuestro desarrollo puede y debe proceder. La primera es la línea del conocimiento. Esto es comprensible: debemos aumentar nuestro conocimiento, pues no sabemos bastante sobre nosotros ni sobre el universo. La segunda es la línea del ser, pues nuestro ser no es lo que debería ser, no solo en el sentido de que somos seres semidesarrollados de modo que nuestro nivel puede ser elevado, sino también en el sentido de que, en nosotros, ciertas cosas están sin desarrollar, incluso durante nuestro estado actual. Dije que los rasgos principales de nuestro ser son, por ejemplo, que no somos uno solo, que somos muchos; que no somos conscientes. Esto es inevitable, pero el hecho de que no nos demos cuenta de ello puede ser cambiado: podemos saberlo. Por ejemplo, podemos saber que, a cada momento, ni una sola acción, ni un solo pensamiento provienen del todo: sino solo de una pequeña parte de nosotros. Podemos volvernos conscientes de ello. El cambio del ser comienza, en la mayoría de los casos, con volvernos conscientes de algo de lo que antes no éramos conscientes. Pero el ser mismo puede crecer y desarrollarse; nuestro nivel del ser puede cambiar, y paralelamente con eso, crece nuestro conocimiento. El trabajo real es el trabajo sobre el ser, pero el conocimiento ayuda. Al mismo tiempo, el trabajo sobre el conocimiento es también importante, y entonces el ser ayuda, porque, en el estado en que estamos, ni siquiera podemos adquirir mucho conocimiento: será despedazado y dividido entre los diferentes «yoes». A veces, las personas trabajan durante varios años, adquieren información, pero no trabajan sobre su ser. Entonces abandonan, pero no pueden olvidar el conocimiento que adquirieron y éste trabaja en ellas; pero su ser no guarda correspondencia con ello y de ese modo su conocimiento se deforma.
Con respecto al conocimiento, debe entender también que en cada uno hay tres hombres: el hombre N.º 1, el hombre N.º 2 y el hombre N.º 3. Uno de ellos puede predominar, pero cada uno tiene a los tres en total. De modo que, incluso en nosotros, tenemos tres categorías de conocimiento. Parte de nuestro conocimiento es el del hombre N.º 1; parte es el del hombre N.º 2: y parte, el del hombre N.º 3. Cuando usted divida lo que cada uno de ellos sabe, verá cómo un hombre con fuerte predominio puede ser dominado por él.
Algunas escuelas empiezan, desde el principio, de un modo incorrecto, y desarrollan cualidades imaginarias, como visiones y cosas por el estilo, pues el trabajo sobre el ser necesita constante supervisión y conocimiento: de otro modo muchas cosas pueden ir mal: uno puede confundir a la imaginación con lo real, y si uno no trabaja sobre el ser del modo correcto, el propio trabajo puede tomar un giro equivocado. Esto es importantísimo entenderlo: siempre deberán existir estas dos líneas, una ayudando a la otra.
P. Usted dijo que uno de los rasgos de nuestro ser es que nunca somos uno solo. Con seguridad, en el caso de la identificación somos uno solo, no somos muchos: ¿pero quizá en un sentido equivocado?
R. Sí, pero es el uno solo de los muchos grupos de «yoes»: no es el todo. Y la identificación excluye prácticamente a todos los otros «yoes». Incluso en los momentos corrientes, si usted no está relativamente identificado, un «yo» puede estar haciendo algo y otros «yoes» pueden vigilar y mirar en la misma dirección, por lo menos cierta cantidad de ellos. Pero, en un estado de identificación, están completamente clausurados: un «yo» pequeño ocupa todo el campo. Ésta es una característica de nuestro ser, que un «yo» pequeño se llama «yo», significando la totalidad. He ahí porqué digo que siempre nos mentimos y mentimos a todos los demás cuando decimos «yo», porque éste no es «yo» sino una cosita que pretende ser el todo.
P. ¿En nosotros, qué es lo que hace los esfuerzos?
R. Nuevamente, uno de los «yoes» o un pequeño grupo de ellos. Nuestro objetivo es poder efectuar los esfuerzos correctos del estudio de sí y del desarrollo de sí con un grupo mayor de «yoes», de modo que este grupito de «yoes», que empieza con el estudio de sí, pueda crecer y, después de un tiempo, volverse suficientemente grande y fuerte para controlar a la totalidad y conservar la dirección. Pero, al comienzo, ha de ser educado en todo lo que llamamos el trabajo de la escuela mediante cierta clase de estudio. Si este grupito de «yoes» con el que usted empieza no crece, no tiene usted bastante fuerza como para seguir. Muchas personas empiezan este trabajo y luego lo dejan. Sobre eso no puede hacerse nada, y uno no puede decirlo de antemano. Luego de algún tiempo, verá por sí si tiene bastante energía e interés; porque el trabajo necesita energía y esfuerzo. Siendo pasivo, usted no podrá obtener ni conocimiento ni ser. Tiene que ser activo en relación con el trabajo.
Lo primero que hay que recordar y sobre lo que hay que pensar en conexión con el cambio del ser es el sueño y la posibilidad de despertar. En usted deberá descubrir ciertas ideas, ciertos pensamientos que le despierten.
P. ¿Hay ciertas ideas que siempre lo despertarán a uno, porque descubro algunas ideas que un día ayudan mucho, y otro día no?
R. Si, ciertamente, pero deberá descubrir cosas que le ayudan más frecuentemente, ciertos darse cuenta. Hay una gran diferencia entre el darse cuenta y las palabras. Una vez que usted se dio cuenta de algo, sabe que es cierto. Entonces, no deberá olvidarlo. La cuestión principal deberá ser cómo despertar. Darse cuenta que está dormido, que todos están dormidos. Entonces, darse cuenta que la única salida es despertar. Es necesario concentrarse en un solo hecho: el sueño y la posibilidad de despertar. Si piensa en eso y lo siente, entonces aparece la oportunidad. Hasta que llegue a darse cuenta de esto, no hay oportunidad realmente. Usted puede charlar sobre este sistema, sobre palabras, hidrógenos, cosmos y todo lo demás, del mismo modo que charla sobre otras cosas, y no sucederá nada.
P. Si uno se da cuenta de que está dormido…
R. «Si» es ya un sueño. Todos los sueños empiezan con «si». Trate de pensar sin el Sí, comprender esto es lo único. Es necesario hallar los modos de despertar, y antes deberá comprender qué es el sueño.
P. ¿Cómo habrá que aumentar la propia actitud emocional hacia las ideas del sistema?
R. Compare el sueño y el despertar. Todas las ideas del trabajo empiezan con la idea del sueño y la posibilidad del despertar. Todas las otras ideas, las ideas de la vida pueden ser hábiles, acabadas, pero son ideas de gente dormida. Estamos tan acostumbrados a estas ideas imaginarias que, después de algún tiempo, consideramos a las ideas del sistema en el mismo nivel que estas otras ideas que no conducen a ninguna parte. No sabemos qué nos puede deparar el mañana, pero habitualmente olvidamos esto. Si se da cuenta de esto, su actitud emocional aumentará por sí sola y usted será capaz de pensar sobre lo que es realmente importante.
Trate de pensar sobre la importancia relativa de las cosas. Es muy necesario entender cómo enfocar este problema. ¿Cómo puede usted pensar sobre la importancia de algo si no tiene material de comparación? Deberá tener diferentes cosas para comparar, Trate de comparar las ideas y los principios del trabajo con las cosas de la vida.
P. Parece que las dos son enteramente diferentes.
R. No le ayudará si dice que son diferentes. Queremos descubrir por nosotros mismos y no con fines académicos qué es más importante y qué es menos importante, de modo que ése no es el modo de empezar. Nunca conseguirá la proporción correcta, el material correcto para la comparación si empieza de este modo. Piense y verá.
P. Mi dificultad es que acepto intelectualmente que algo es importante y provechoso, y que otra cosa es sin importancia y no provechosa, pero no lo siento.
R. El darse cuenta procurará sentimiento emocional. Eso deberá comprenderse más a menudo, deberá conectarse con más cosas. Tan solo trate de que las ideas que ha oído pasen más o menos a través de su cabeza. Descubra cuál de ellas le atrae más. Algunas siguen siendo para usted tan solo palabras; respecto a otras tiene observaciones o experiencias prácticas. Eso ayudará.
P. Se dijo que tenemos que excluir todo lo innecesario a fin de progresar. Lo encuentro muy difícil.
R. Pienso que éste es el objetivo en todo. Si está haciendo algo con cierto propósito definido, entonces, ciertamente, cuantas menos cosas innecesarias haga, más cerca llegará de su objetivo. Por ejemplo, si se apresura para tomar un tren y al mismo tiempo quiere demorarse con su diario, perderá su tren y no leerá el diario. Es mejor llevar el diario con usted y leerlo en el tren. Pero excluirlo todo es imposible, y no se requieren cosas imposibles. Sin embargo, subsiste el principio de que tenemos tantas cosas innecesarias, que consideramos obligatorias, que podemos reducirlas un poco.
P. ¿Es habitual que uno se interese menos por la vida cuando uno se vuelve más consciente?
R. Depende de lo que entienda por vida, porque esta expresión puede tener muchas interpretaciones diferentes. Uno puede interesarse por un aspecto de la vida que es absolutamente incompatible con otros intereses, o uno puede interesarse por un aspecto de la vida que puede conectarse con estos otros intereses.
P. El deseo parece ser esencial para volverse consciente, ¿pero el deseo no puede convertirse en un obstáculo para la consciencia?
R. El deseo es una cosa complicada: es realmente una combinación de toda una serie de pensamientos, sentimientos, incluso temores. El deseo de ser consciente llega cuando usted teme a la mecanicidad. Primero uno debe darse cuenta que es una máquina, y luego tener miedo de ésta. Entonces, aparecerá el deseo.
P. Últimamente he tenido un sentimiento más bien depresivo en el sentido de que, a pesar del trabajo, parezco aún espantosamente mecánico.
R. Ciertamente, somos mecánicos y nada podemos hacer sobre ello ahora hasta que nos conozcamos mejor, no solo en general, sino también personal, individualmente, pues hay muchas cosas generales comunes a todos, y hay muchos rasgos individuales. Primero estudiamos las cosas generales, luego las individuales; y cuando nos conozcamos, entenderemos dónde empezar. Ahora estamos tan solo tratando de hacer cosas elementales, más para el estudio de sí que para resultados reales.
P. ¿Cómo puede uno curar los períodos de indiferencia, cuando las ideas del sistema no tienen fuerza?
R. Todo se desplaza en olas: hacia arriba y hacia abajo. Es necesario adquirir bastante memoria y bastante elevación, por así decirlo, a fin de que, en los momentos de depresión, uno no pierda el hilo, no olvide lo que ha sido.
P. ¿Pero qué se pondrá en el lugar del sentimiento de depresión que sobreviene cuando desaparecen las ilusiones?
R. La depresión puede deberse a otras ilusiones que toman el lugar de las desaparecidas. Las primeras ilusiones estaban llenas de esperanza y las otras ilusiones pueden estar llenas de desesperación, eso es todo.
P. ¿Cómo podemos fortalecer y fijar los momentos en los que se siente emoción y queremos trabajar y usar esto en los momentos en que no queremos trabajar?
R. Tratando de conectar estos momentos. Cuando usted se halla en este estado de querer trabajar, recuerde otros momentos en que estaba en el mismo estado y realice un vinculo mental entre ellos.
P. ¿Pero traerá consigo el incentivo para trabajar?
R. En este sistema, el incentivo proviene de darse cuenta de su situación actual y de la posibilidad de cambio. O puede ser incluso más simple. El incentivo para trabajar puede procurarlo el darse cuenta de que es posible saber más de lo que ahora sabe. Lo segundo se refiere al conocimiento y lo primero al ser. En realidad debemos tener a ambos, y todo esto deberá ser verificado. Muy pronto, después que usted empiece a trabajar, se da cuenta que empieza a adquirir cierto conocimiento que abre nuevas posibilidades de entender. Nadie puede escapar a esto si realmente trata de trabajar. Y después de algún tiempo, uno advertirá cambios en uno mismo, que no puede describir, pero que producen actitudes muy diferentes. Esto es inevitable, de modo que te da a uno una valorización clara y un entendimiento claro de que está obteniendo algo y desplazándose hacia alguna parte, en vez de estar quieto.
P. ¿Cómo puede uno fortalecer las decisiones?
R. Eso depende de la decisión. Lo primero es saber qué es más importante y qué es menos importante. Si aprende a distinguir esto, la decisión no será difícil. Debe aprender a discriminar entre mecanicidad y consciencia en nuestro nivel. Las cosas que están conectadas con el trabajo pueden ser conscientes. Las cosas conectadas con la conveniencia, la ganancia, el placer, el provecho, son mecánicas. Luego hay otro aspecto. Si el resultado de la decisión es realmente importante y está conectado con su trabajo, usted tiene derecho a pedir consejo. En tal caso, deberá tratar particularmente de no decidir solo.
P. Pienso que mi actitud para el trabajo necesita una completa revisión. El sistema es solo de importancia para un «yo»: los otros no quieren aprender o cambiar. ¿Hay algún modo en el que yo pueda ser ayudado a querer trabajar?
R. ¿Pero quién hará esto si un solo «yo» está interesado y los otros no? Usted habla como si usted fuera algo diferente de estos «yoes». Un «yo» puede decidir, pero llegará otro y no sabrá nada de eso. Ésta es la situación y usted deberá hacer lo más que pueda. Nadie puede ayudarle a querer trabajar, usted mismo debe querer, pero si no hace lo que puede, perderá y trabajará cada vez menos. Si trata de recordarse o detener sus pensamientos tres o cuatro veces por día, esto le dará muy pronto energía, solo que deberá ser regular. ¿Cómo podemos aumentar nuestro poder para trabajar? Solo trabajando, no hay otro modo. Si aprende a efectuar pequeños esfuerzos, tendrá resultados pequeños, y si efectúa esfuerzos mayores, obtendrá resultados mayores.
P. ¿Cómo se puede estar más seguro de que hay una ventaja concreta en volverse más consciente y menos mecánico?
R. Deberá decidir por usted mismo; encuentre razones para eso. Primero, trate de entender qué significaría ser más consciente y menos mecánico; luego, decida. Solo entonces eso tendrá un peso real. Si respondo, será mi opinión. Hay cosas que uno debe decidir por sí; solo entonces podrán tener un significado real y demostrar un entendimiento real.
No sabemos qué significa volverse consciente. Pero tampoco conocemos nuestro estado actual, porque vivimos en las ilusiones. Si estuviéramos libres de ilusiones, se posibilitaría un fuerte impulso para salir de este estado y cambiar. Uno no puede describir plenamente qué significa este estado, y es mejor no intentarlo, pues la imaginación está siempre lista para trabajar en nosotros y engañarnos. Mejor, estudie el estado actual. Si lo hace, no pierde nada; pues no tenemos nada que perder.
P. A veces pienso que no tengo sentido de la proporción. ¿Cómo puedo tratar de remediar eso?
R. ¡Pero eso es el todo! Éste es el objetivo de todo el trabajo. Todo lo que tenemos que hacer es tener un sentido real de la proporción. Pero no puede tenerlo antes de que trabaje, de modo que es necesario trabajar y, entonces, como resultado del trabajo, tendrá un mejor sentido de la proporción.
P. Pienso que la máxima dificultad es encontrar un puente entre nuestra vida corriente y el trabajo serio en el sistema. ¿Cuál es el puente?
R. No hay necesidad de buscar un puente, porque este sistema da la posibilidad de empezar el trabajo de inmediato, tan solo como usted es. Al mismo tiempo, cuando empiece a pensar sobre los resultados posibles del trabajo y sobre lo que sucede sin trabajo alguno, usted verá que son absolutamente diferentes. En un caso, todo sucede y, en otro caso, ha de ser consciente a fin de actuar de acuerdo con lo que usted sabe. Entre éstos no hay puente; ¿qué puente puede haber entre la locura y la cordura?
P. ¿El cambio del ser libera a uno de los acontecimientos externos?
R. Eso deberá averiguarlo mediante experiencia. Cuanto más se una en sí mismo y cuanto más consciente esté, menos dependerá de las circunstancias. Los entenderá mejor, hallará mejor su camino, y de esa manera se volverá más libre. En cuanto a qué sucede después, eso deberá ser experimentado en etapas ulteriores. Es inútil hablar de eso teóricamente.
Ahora puede juzgar, por todo lo que digo, que estoy tratando de traerlo a cosas prácticas.
P. Recordarse es mucho más difícil en algunas circunstancias de la vida. ¿Uno debe evitarlas?
R. Es un error pensar que las circunstancias de la vida, esto es, las circunstancias externas, pueden cambiar o afectar algo. Esto es una ilusión. En cuanto a si evitarlas o no: trate de evitarlas, y trate de considerarlas como un papel que tiene que representar. Sin embargo, si se las arregla para evitarlas, descubrirá que nada cambió; puede haber excepciones, pero el balance general sigue siendo habitualmente el mismo.
P. Si somos toda debilidad y no fuerza, ¿de qué fuente extraemos tal fuerza como la que se necesita hasta para empezar el trabajo sobre nosotros mismos?
R. Tenemos cierta fuerza. Si fuéramos solo debilidad, no podríamos hacer nada; si no tuviéramos fuerza en absoluto, no nos interesaría el trabajo. Si nos damos cuenta de nuestra situación, ya tenemos cierta fuerza, y el conocimiento nuevo aumenta esta fuerza. De modo que tenemos bastante como para empezar. Después, la fuerza proviene del conocimiento nuevo, de los esfuerzos nuevos.
P. Encuentro muy difícil trabajar del modo correcto, porque no veo qué clase de esfuerzo está bien en una ocasión y no en otra.
R. Tratar de recordarse es siempre correcto, si puede obligarse a Intentarlo. Cualquier cosa que haga, trate tan solo de darse cuenta que la está haciendo, o que no está haciendo algo que tiene que hacer. Si intenta esto persistentemente, le dará resultados. El esfuerzo para recordarse es lo principal, porque sin esto, nada más tiene valor alguno; esto deberá ser la base de todo. Solo de este modo podrá usted pasar del estado mecánico a un estado más consciente.
P. Aún no puedo ver de qué modo recordarse es distinto de pensar en uno mismo.
R. Pensar en usted es otra cosa. Si quiere recordarse, lo mejor es no pensar en usted. Mientras piense en usted, no se recordará. Es difícil explicar la diferencia con palabras. Es como si pensase en usted sobre una base y tratase de recordarse sobre otra base. Usted se da cuenta que no se recuerda, que no está consciente, y obligándose a recordar esta ausencia de la consciencia, usted empieza a recordarse. No puedo explicarlo mejor. Usted no obtiene el método correcto de repente, pero si lo intenta durante algún tiempo, encontrará alguna línea particular de pensamiento que le ayudará. Entonces descubrirá que si piensa en algunas cosas particulares de cierta manera, eso le hará recordarse. Y éste es el primer paso hacia la consciencia.
P. No sé si me recuerdo o no en ciertos momentos.
R. Es suficiente saber que no lo hace. Atrape un momento en el que esté particularmente lejos de recordarse: en este momento se recordará.
P. ¿Si me digo: «Me recordaré»?…
R. No pasa nada; no puede empezar de ese modo. O piensa en algo que lo produzca, o se da cuenta que no se recuerda.
P. Ahora veo, en este momento, que no me recuerdo, pero eso no va más allá.
R. Profundice más. No es necesario nada más. Dése cuenta cada vez más, cada vez más profundamente, que ni usted ni los demás recuerdan, que nadie se recuerda. Esto le conducirá a eso, mejor que todo lo demás. Nuestra dificultad en recordarnos depende principalmente de la falta de darnos cuenta de que no nos recordamos. Después pueden entrar muchas otras cosas en esto, pero si trata de tenerlas todas de inmediato, no tendrá nada. Trate de observar cómo pasa su tiempo. Digamos que está en el teatro o que está aquí, o que va a ver a sus amigos; entonces, cuando llega a su casa, se pregunta si estuvo consciente de sí, y descubrirá que no lo estuvo. O si está en un ómnibus, pregúntese, al salir, qué sucedió en el trayecto.
Verá que nunca se recordó naturalmente; usted debe hacer que usted mismo lo haga.
P. ¿Entonces, cómo se producen las vislumbres accidentales del recuerdo de sí?
R. Puede ser un trabajo intenso de los centros, particularmente cuando una función mira a la otra. Cuando un centro está observando a otro centro, las impresiones pueden ser bastante fuertes o bastante conflictivas, o bastante auxiliadoras, como provocar el recuerdo de sí. Usted puede crear intencionalmente muchas cosas de esa índole, pues no puede confiar en que se haga consciente de sí por accidente.
P. Pienso que no basta con que se asegure que conoceremos al estado de recuerdo de sí por su gusto especial, y quiero saber cómo podemos reconocerlo intelectualmente, sin riesgo de interferencia por parte de la emoción o del pensamiento subjetivo.
R. La emoción no significa interferencia. La función intelectual puede llevarle solo hasta cierta etapa; más allá, usted tiene que viajar sobre la emoción. Sobre la consciencia de si, que es un estado superior de consciencia, nadie puede decir que es una experiencia definidamente posible o fácil, pues significa cambio del ser; de modo que es difícil decirle a un hombre mecánico cómo se sentirá y mirará las cosas cuando se vuelva más consciente. Él está dormido. ¿Cómo podrá uno decir qué sentirá o hará cuando despierte?
No podemos dar el primer paso hacia los estados superiores porque hay muchas cosas a las que no queremos renunciar. Cada uno de nosotros sabe perfectamente bien a qué ha de renunciar, pero no quiere hacerlo. Pero, en relación con el recuerdo de sí, esto es mucho más simple; si uno ensaya todos los medios posibles, advertirá una diferencia entre el propio estado y el estado de un hombre que no trata de recordarse.
P. Cuando ensayo el recuerdo de sí, a veces mi idea del tiempo cambia. ¿Es una ilusión?
R. Es muy posible, pero en relación con el recuerdo de sí no debemos pensar en resultados adicionales, en resultados laterales. Solo debemos pensar en el hecho claro de que no nos recordamos, lo cual significa que estamos dormidos, y que queremos recordarnos, lo cual significa que estamos despiertos. Quizá cambien el sentimiento subjetivo del tiempo y muchas otras cosas, pero esto no es importante. Lo importante es el hecho de que estamos dormidos: y el esfuerzo por despertar es importante.
P. ¿Cómo puedo estructurar una dirección real, un objetivo más vigoroso?
R. Otra vez lo mismo: construyéndose; usted puede ser más fuerte que usted mismo.
P. Pero somos la suma total de diferentes «yoes». ¿Cómo se puede saber en qué «yo» confiar?
R. No se puede saber: ése es nuestro estado. Hemos de tratar lo que somos hasta que cambiemos, pero trabajamos con la idea del cambio posible, y cuanto más nos demos cuenta del estado desesperado en que nos hallamos, más energía tendremos para hacer esfuerzos a fin de cambiar.
P. Si bien descubro que es demasiado fácil entender cuán mecánico soy en la mayoría de los sentidos, hallo difícil conciliar mi incoherencia con respecto a esta idea. ¿Esto es el resultado de entender imperfectamente el símil?
R. No. Vea, es fácil entender la mecanicidad con la mente. Pero recordarlo siempre, verlo en los hechos, en las cosas, ver cómo todo sucede, es siempre dificilísimo. Lleva tiempo.
P. ¿Por qué se pueden ver algunos errores recurrentes, pero no se los puede detener hasta que alguien se los señale a uno?
R. Ni siquiera eso ayudará. Usted podrá seguir haciéndolo todos los días, hasta que encuentre la causa. Tal vez esto dependa de alguna otra cosa, y ésta, a su vez, de otra cosa, y así sucesivamente. Para todo lo que usted quiera cambiar, deberá encontrar el comienzo. Pero ahora no hablamos del cambio, solo hablamos del estudio. El cambio viene más adelante. Naturalmente, si usted encuentra que algo es muy evidente, deberá tratar de cambiarlo, pero esto es comúnmente para la observación de sí, porque si algo sucede de modo mecánico, usted ni siquiera podrá observarlo.
P. ¿La idea fundamentalísima del sistema es el cambio de uno mismo?
R. Primero, es necesario saber qué cambiar. Lo más fundamental es conocerse, aunque, como oyó desde el mismo comienzo, si ciertas cosas no cambian, usted no podrá conocerse, pues en nuestro estado corriente tenemos un fortísimo antagonismo hacia cualquier cambio o cualquier clase de trabajo. Las personas que solo quieren conocer y no se ponen de acuerdo con el cambio, jamás aprenden a conocerse, así como las personas que solo quieren estudiar intelectualmente el sistema no obtienen nada y, en la mayoría de los casos, se marchan muy pronto. Pero conocerse es un proceso largo. Primero, debemos estudiar.
P. ¿No deberemos esperar resultado alguno de nuestro trabajo?
R. ¿De qué sirve trabajar sin resultados? Pero usted no podrá esperarlos demasiado rápidamente, no podrá esperar resultados inmediatos. Planta un brotecito en la tierra y no podrá esperar un gran árbol al año siguiente. El crecimiento es un proceso.
P. Hace un tiempo, usted dijo que antes de poder conocerse, uno deberá verse. ¿Verse significa una combinación de observación de sí y recuerdo de sí?
R. No, tan solo tener un cuadro correcto de uno mismo. Antes de conseguir eso, usted no podrá empezar ningún trabajo serio, solo podrá estudiar, y hasta eso será fraccionario.
P. Es muy difícil asegurar que uno se está diciendo la verdad.
R. Sí, he ahí por qué dije que primero hay que verse, no conocer. Tenemos muchos cuadros de nosotros mismos; debemos verlos, uno tras otro, y luego compararlos. Pero a primera vista no podremos decir cuál es el correcto. Eso solo lo podrá verificar la experiencia repetida. Esto es lo que, en el primer grupo de San Petersburgo, se llamó tomarse instantáneas como preparación para verse.
P. ¿La experiencia repetida no podrá estar también equivocada?
R. Sí, podemos engañarnos incluso en eso. Pero cuando entra el elemento emocional (la conciencia), ésa será la verificación.
P. ¿Cómo se toman esas instantáneas mentales?
R. Sin cámara. Vea cómo mira, cómo la gente lo ve en uno u otro conjunto de circunstancias. Tiene que hacerlo usted mismo, aunque a veces sea útil preguntar a los demás sobre la impresión que tienen de usted, porque todos tienen un cuadro equivocado respecto de sí mismo. Todos se paran frente a un espejo y, en vez de verse, ven a los demás. Si usted hace eso, obtendrá una idea de sus roles. Los roles están frecuentemente divididos por los amortiguadores, de modo que no podemos mirar de un rol a otro.
P. ¿Verse significa ver los propios defectos y también lo que ha de hacerse con éstos?
R. A veces, puede ser así. Pero usted está tratando nuevamente de tener una definición y una explicación, y yo hablo sobre una práctica real, no sobre definirla ni traducirla en palabras. Quiero decir ver realmente. Suponga que habla de cierto cuadro que nunca vio y del cual solo ha oído. Podrá saber de este cuadro todo lo que es posible saber, pero si no lo vio, primero deberá verlo usted mismo y verificar todo lo que oyó. Verse no significa ver siempre. Usted se podrá ver durante un tiempo; luego cesará de ver.
No se puede hablar seriamente a una persona hasta que ésta empiece a verse, o por lo menos se dé cuenta de que no se ve y que es necesario hacerlo.
P. Una vez, usted dijo que es necesario ser serio en relación con el trabajo. ¿Qué significa ser serio?
R. Primero, es necesario dividir dos cosas: ser serio y tomar las cosas seriamente. Al pensar en esto, la gente piensa habitualmente en cómo tomar las cosas seriamente, y en qué cosas, pero nunca en lo que significa ser serio. Le diré lo que significa. Ser serio significa no tomar nada seriamente: con excepción de las cosas que usted conoce con certidumbre que son importantes en relación con lo que usted quiere. Esto parece demasiado menudo, pero, cuando lo aplique en la práctica, verá que es la única solución y lo más necesario.
Vea, las personas que no son podrán tomarse seriamente desde este punto de vista. En un momento están serias; en otro momento, lo olvidan todo: en un tercer momento, tratan nuevamente de encontrar algo; en el momento siguiente, están muy satisfechas con lo que tienen. Esto significa que no son: no existen. Primero deberán existir.
P. Usted dijo que ciertas emociones negativas hacen imposible el trabajo serio. ¿Eso significa que deberán ser absolutamente exterminadas antes que uno empiece? ¿Y qué quiere decir usted con trabajo serio?
R. Con trabajo serio quiero decir no solamente estudio sino también cambio. Primero, usted debe estudiar ciertas cosas; luego, usted trabaja para cambiarlas. Pero, puesto que ni siquiera el estudio puede proseguir sin cierto cambio, porque estos dos procesos de estudio y cambio no están plenamente divididos, un estudio más serio que el del simple comienzo puede llamarse ya trabajo serio. Con ciertas emociones negativas el trabajo serio es prácticamente imposible, porque arruinarán todos los resultados: un lado de usted trabajará, y otro lo arruinará. De modo que, si usted empieza este trabajo sin vencer ciertas emociones negativas, después de algún tiempo puede encontrarse en un estado peor que antes. Varias veces ocurrió que las personas tornaron imposible para si la continuación del trabajo porque deseaban conservar sus emociones negativas. Hubo momentos en que se dieron cuenta de ello, pero no hicieron suficientes esfuerzos a tiempo, y después las emociones negativas se volvieron más fuertes.
P. ¿Qué provoca que la gente haga esfuerzos?
R. Dos cosas provocan que la gente haga esfuerzos: si la gente quiere obtener algo, o si quiere librarse de algo. Solo que, en condiciones corrientes, sin conocimiento, la gente no sabe de qué quiere librarse ni qué puede ganar.
P. ¿Habrá que tener una prolongada ejercitación?
R. Todo tiene su propio término de vida, y si uno espera demasiado tiempo, eso se vuelve inútil y solo pueden sobrevenir malos resultados. Cada tanto aparecen atajos, pero si los perdemos, luego de un tiempo cesan de aparecer. Es necesario recordar todo lo que dije, en diferentes ocasiones, sobre el esfuerzo, porque el esfuerzo es la base del trabajo. Todo lo que podemos ganar es proporcional al esfuerzo; cuanto más esfuerzo hagamos, más podremos esperar. Queremos cosas grandísimas, no nos damos cuenta qué cosas enormes queremos. Al principio, los esfuerzos son pequeños, solo porque en la vida corriente no hacemos esfuerzos; en la vida todo se hace para evitar el trabajo, de modo que es difícil darse cuenta y aceptar la necesidad del esfuerzo. Todos nuestros modos de pensar y hacer tienen la tendencia de evitarlo a toda costa.
P. Con respecto al cambio del ser: solo con el esfuerzo parece posible hacer algo diferente. Por tanto, es un círculo vicioso, puesto que uno no puede hacer nada diferente, porque el propio ser no ha cambiado.
R. No, esto es en la vida, no en la escuela. Es diferente en cualquier sistema o en cualquier clase de escuela. En la vida corriente, uno no puede cambiar nada: damos un paso a la derecha y un paso a la izquierda, y la situación sigue siendo la misma. Pero, si uno trabaja bajo las condiciones de la escuela, no es lo mismo. Si uno trabaja rápidamente, el cambio será rápido; si uno trabaja muy poco, el cambio será proporcional. No podrá comprar una gran casa por unos pocos centavos: usted tiene que pagar lo que cuesta. Tan solo piense en esto de esta manera: ¿cuánto paga y cuánto cambio espera? Hemos charlado bastante y podemos entender bastante. Debemos ver cuánto pagamos y entonces veremos cuánto podremos obtener. No podemos esperar más. ¿Eso está claro? ¿Cuántos esfuerzos reales hacemos? Si nos engañamos, no podremos saberlo, pero si no nos engañamos, podremos ver cuánto podremos esperar.
El esfuerzo por sí solo no ayuda, porque usted no sabe en qué dirección hacer el esfuerzo. He ahí por qué la escuela es necesaria. El hombre, como es, puede aprender muchas cosas si estas cosas se le muestran y explican, pero por sí mismo, si obtiene estas cosas, las obtendrá mal y cometerá errores, o simplemente no las obtendrá. Si esto no fuera así, la escuela no sería necesaria: por lo menos, algunas personas podrían conseguir estas cosas por sí mismas. Pero no pueden; nadie puede.
P. ¿Entonces, uno no puede obtener mucho de los libros?
R. Puede obtener algunas ideas, pero una persona obtendrá una cosa y perderá otras diez. De hecho, hay libros en los que están escritos secretos profundísimos, pero las personas podrán leerlos sin obtener jamás estos secretos. Esto es segurísimo. Además, esto está conectado con la idea fundamental de que entender no solo depende del conocimiento sino también del ser. He ahí por qué uno necesita una escuela. En la escuela, usted no puede engañarse, y en la escuela puede explicársele por qué usted no puede entender. Esto significa que en usted hay algo que tiene que vencer a fin de entender más. No nos vemos, pero con ayuda, con estudio, podemos ver mucho más. Hay diferentes grados de visión.
P. ¿Seguramente, si uno se formula una resolución?…
R. Ésa es solo una palabra. Si usted fuera más fuerte, sería capaz de formular resoluciones. Como usted es, podrá formular tantas resoluciones como guste y continuará charlando sobre resoluciones. Lo principal es nuestra debilidad en todo. Podemos tener bellos planes; podemos decir que sabemos lo que queremos; podemos incluso tener un objetivo, pero no podemos «hacer» nada. He aquí porqué tenemos que aprender. Tenemos que aprender cómo hacer cosas pequeñas primero, paso a paso. Debemos empezar con pequeños esfuerzos. Si no hacernos pequeños esfuerzos, seguiremos siendo los mismos: en un momento allí, en otro momento no allí.
Pero sí hacemos pequeños esfuerzos y los recordamos, eso dará una línea, una dirección.
P. ¿Cuál es el mejor modo de hacer esfuerzos en el momento en que uno siente el deseo de cambiar?
R. Es necesario saber en qué sentido usted quiere decir cambiar. Tampoco el esfuerzo puede describirse. Cuando uno entiende su propia situación: entonces las contradicciones internas y muchas otras cosas le dan un impulso suficiente para hacer esfuerzos. De modo que, darse cuenta del sueño, de las divisiones interiores, de los amortiguadores, de lo negativo y lo desagradable de tales cosas, es lo que le dará a uno el impulso.
P. Si pienso que he cambiado un poco desde que asistí a estas pláticas, ¿eso sería imaginación?
R. No. Ciertamente usted ha cambiado, porque empieza a entender ciertas cosas que antes no podría haber entendido. Pero quizá no baste. Cada cosa menuda que aprenda cambia algo, pero tal vez sea necesario más cambio. Vea, eso es siempre un gran cambio en comparación con cómo habrían sido las cosas sin esto: pero el cambio no puede ser bastante grande desde el punto de vista de adquirir más cambio, o de obtener algo más, porque el cambio no llega por si solo. Llega como resultado de un esfuerzo definido, en una dirección definida. La necesidad del esfuerzo siempre subsiste. El estudio es imposible sin cierta lucha, porque hay muchas cosas mecánicas que siguen en nosotros, que no pueden usarse en el proceso de adquirir control.
P. ¿Dónde está la marca que muestre que hemos cambiado o no?
R. Sobre eso pueden decirse muchas cosas. Es algo difícil de hacer, pero si usted pudiera imaginar lo que le sucedería si no estuviese conectado con alguna clase de trabajo, esto respondería su pregunta; si usted se pudiese comparar con usted mismo como sería.
P. ¿No se desarrollarían cada vez más «yoes» a medida que se lucha por cambiar?
R. Usted tiene todavía muchos «yoes»; no desaparecerán, pero será capaz de controlarlos y ordenarlos en cierto sentido.
P. Se nos ha dicho que es útil luchar con los hábitos mecánicos, pero también se sugirió que no es prudente tratar de alterar las cosas. ¿Esto puede explicarse más?
R. Lo que dije sobre no tratar de alterar las cosas se refería a personas que están en condiciones corrientes de vida, sin escuela, sin disciplina, sin métodos de trabajo. Dije entonces que en la vida corriente las personas no pueden cambiar nada en sí mismas, porque, al cambiar una cosa, cambian inconscientemente otra. Sin saber cómo hacerlo, es absolutamente inútil. Pero en el trabajo, particularmente después de algún tiempo, este peligro no existe más, porque al hacer todo lo que se le aconseja, uno evita esta posibilidad de cambio equivocado, puesto que el cambio equivocado sucede siempre en una de las funciones inútiles. Si uno cambia algo en el sentido corriente, empieza a mentir más, o a identificarse más, o a expresar más emociones negativas, porque estas cosas son afectadas más fácilmente. Pero en el trabajo tenemos muchas salvaguardas, sobre todo el recuerdo de sí, que detendrá otra cosa mecánica, ocupando el lugar de la cosa mecánica que usted destruya. Además, debe entender que, a fin de cambiar algo, es necesario saber cómo están conectadas las cosas y cómo hacerlo, y uno no puede hacerlo, a menos que se le explique cómo empezar, Hay puntos definidos en los que uno puede empezar y, a fin de cambiar algo realmente, uno deberá seguir el camino que se le muestra. Por ejemplo, es necesario cambiar nuestro modo equivocado de pensar, hacer que nuestro pensar sea menos formativo. Pero, primero debemos encontrar ejemplos del pensar formativo. Entonces podremos luchar con la expresión de las emociones negativas, con la consideración, con la imaginación: todos éstos son modos de luchar con los hábitos. Al mismo tiempo, usted también podrá luchar con otros hábitos, pero su lucha solo servirá para la observación de sí, porque no podrá cambiarlos. Solo podrá cambiarlos a través de los canales que se indican. Para luchar con los hábitos directamente y obtener resultados correctos es necesario más conocimiento: usted aún no sabe bastante. Pero eso no perjudicará porque este esfuerzo será equilibrado por el recuerdo de sí.
P. ¿Por qué nadie ha descubierto por sí los puntos desde los cuales ha de empezar?
R. Porque un «yo» descubre algo, pero, en ese momento, otro «yo» se interesa por otra cosa y toma toda la energía; entonces, mientras el segundo «yo» trabaja, llega un tercer «yo», y así sucesivamente. El hombre está corriendo siempre en diferentes direcciones. No nos damos cuenta cuán importante es esto.
P. No veo cómo uno va a llegar a alguna parte, a menos que trate de ir contra los hábitos y de cambiar la propia vida cotidiana.
R. Sí, ciertamente, uno ha de hacer algo respecto a eso. La cuestión es qué deberá uno cambiar. La gente trata siempre de cambiar las cosas que no son importantes, y lo que es importante se descuida y descarta hasta mañana.
P. ¿Hay algunos hábitos buenos?
R. Los hábitos de los centros motor e instintivo pueden ser hábitos buenos. Los hábitos de los centros intelectual o emocional nunca pueden ser útiles.
P. ¿Todos los hábitos son formas de identificación?
R. Algunos hábitos son absolutamente corrientes e inofensivos, pero si usted les empieza a poner obstáculos en su camino, eso le dará buen material para la observación de sí y podrá distinguir a la identificación cuando entra. Esta lucha introduce fricción, y sin fricción, usted no se advertiría, viviría como si estuviera en una niebla densa, sin notarlo. Pero el segundo paso depende de su decisión: usted simplemente podrá irritarse por esta fricción, o podrá usarla.
P. ¿En nuestro actual estado de consciencia, hemos de hacer tan poco como sea posible?
R. Debemos estudiarnos. Nada podremos hacer hasta que conozcamos: primero, debemos conocer qué somos y qué hacer. Pero en estas pláticas ya les he dado algunas cosas que pueden hacer.
Uno puede estudiarse como es. Es muy importante estudiar eso. Y, lo repito nuevamente, desde los primeros pasos mismos, uno debe tratar de cambiar ciertas cosas, porque en nuestro estado de caos ni siquiera podemos estudiarnos. Hemos de introducir algún orden. Queremos hacer un inventario de nuestra casa, de modo que empezamos a documentar lo que hay en ella; pero suponga que mientras lo estamos haciendo, otras personas de la casa desplazan los muebles, o que los muebles se desplazan por sí solos. Esto es lo que realmente sucede: se desplazan los muebles, de modo que usted no los puede fijar en un lugar definido.
El conocimiento de la escuela es conocimiento adquirido a través de los centros superiores. De modo que es un método absolutamente diferente. Se nos dan ciertos principios y ciertas divisiones que corrientemente no se conocen, y si empezamos a estudiarnos desde este punto de vista, descubriremos muchas cosas nuevas. Cuando esté totalmente seguro de estas divisiones y de estos principios, entonces, observándose sobre esta base, usted descubre cosas que no puede descubrir sin conocer aquéllos. Con la mente corriente solo vemos vagamente las cosas y se vuelven confusas: no podemos distinguir una de otra, de modo que las mezclamos. Pero si se nos dice cómo hacerlo, podemos dividirlas incluso con nuestra mente corriente.
P. ¿De modo que la observación del hombre N.º 1, N.º 2 y N.º 3 es más complicada, más indirecta, pero no necesariamente equivocada?
R. La observación puede ser correctísima, pero, si el hombre no sabe cómo dividir sus observaciones, no podrá arribar a resultados correctos. Muchísimo se basa en las divisiones correctas.
P. ¿Es bueno empezar, primero, haciendo observaciones de una división?
R. No, no puede hacer eso, porque no puede saber qué puede usted hacer mejor en un momento dado. De modo que haga lo que descubra que puede hacer mejor. Por ejemplo, puede decidir observar la función intelectual y, en lugar de ello, puede encontrarse en un estado emocional. No podrá hacer una cosa, y luego otra, y después otra, hasta que tenga control. Y el control es el último en llegar.
P. ¿De la observación de los demás y de uno mismo ha de derivarse un beneficio muy considerable?
R. Sí, pero hay momentos peligrosos. Si uno es capaz de aplicarse lo que descubre en los demás, entonces puede estar bien, pero, por regla general, uno piensa que los demás son una cosa, y uno mismo, una cosa diferente. En ese caso, uno puede ver cosas en los demás y jamás aplicarlas a uno mismo.
P. Parece que la observación de sí y el recuerdo de sí se vuelven más difíciles bajo condiciones de fatiga corporal o cuando uno no se siente bien. ¿Cómo puede vencerse esta dependencia?
R. Las condiciones de nuestro cuerpo son las condiciones bajo las cuales vivimos, de modo que hemos de observar y recordar o no recordarnos en estas condiciones, si nos proponemos hacerlo. No podemos empezar con condiciones cambiantes.
P. ¿Seguramente, la observación es como la introspección: todo lo vuelve hacia adentro?
R. No, la introspección es lo mismo que la imaginación, es incontrolada. Es inútil y nada aporta. Pero al observar, usted sabe qué está haciendo y por qué lo está haciendo, qué quiere alcanzar, qué quiere saber. No es introspección, es estudiar una máquina complicadísima. En realidad, es mecánica, no psicología. La psicología viene después.
P. ¿Cómo es que uno puede observarse y seguir cometiendo todavía las mismas tontas travesuras?
R. Porque no hay una sola persona, sino muchas. Una persona mira, y otra prosigue con sus travesuras. Si en un caso puede ver en usted diferentes personas, eso es bueno. Si puede verlas en varios casos, las cosas empiezan a tornarse incómodas. Si las puede ver siempre, ése es el comienzo del trabajo.
P. He observado que soy muy innatural. ¿Estar un poco más despierto significa que uno es entonces más natural?
R. No necesariamente, porque las personas, como son en la vida corriente, están en un estado muy malo, de modo que a fin de volverse eventualmente naturales, primero tienen que volverse innaturales. Usted no puede esperar volverse natural de inmediato. Eso sería posible si empezásemos en el nivel correcto, pero empezamos debajo del nivel.
P. ¿Por qué es que, si uno pierde contacto con el sistema, todos los obstáculos surgen en su peor forma? ¿Uno es más negativo, efectúa charlas más inútiles, etc?
R. Debido al trabajo, uno obtiene una suerte de control nuevo y, al mismo tiempo, pierde el control mecánico. De modo que, si uno pierde contacto con el trabajo, pierde este pequeñísimo control consciente y ya ha perdido el control mecánico. Como resultado, uno está peor fuera.
P. ¿Por qué en mí hay más resistencia a trabajar en el sentido del sistema que hacia otras clases de trabajo?
R. Porque las otras clases de trabajo son mecánicas y la resistencia mecánica es menor a la acción mecánica. Pero si usted toma una acción originalmente consciente, ésta se encuentra con toda la resistencia posible.
P. ¿Algún choque profundo que ocurra en la vida, puede ser favorable al propio trabajo?
R. Si, pero tales choques no pueden reemplazar al trabajo. Todo lo que puede adquirirse en la línea del desarrollo de la consciencia podrá adquirirse solamente mediante esfuerzo. Un choque no puede reemplazar al esfuerzo: puede actuar sobre los centros pero no sobre la consciencia. La consciencia no se desarrolla ni crece por sí misma, Un choque puede abrir, durante breve tiempo, los centros superiores y conectar a uno con ellos por un momento. Puede concentrar, durante cierto tiempo, toda la energía de nuestro cuerpo que está dispersa por doquier, y juntarla. Entonces usted puede despertar por un momento, pero por regla general, después se queda dormido más profundamente. Hasta puede perder la consciencia o estar después en un estado muy bajo. De modo que ningún choque puede aumentar la cantidad de consciencia; esto es importantísimo entenderlo. La gente mezcla habitualmente la idea de consciencia y funciones. Ambas deben desarrollarse, pero el desarrollo de una no produce el desarrollo de las otras.
P. ¿Qué quiere decir con desarrollo de las funciones?
R. Si los centros están equilibrados y adquieren velocidad suficiente, se conectan con los centros superiores. Éste es el modo más fácil de entender esto, pero puede haber otras descripciones. En este estado de consciencia, solo podemos ser conscientes del trabajo de los centros inferiores: en la consciencia de sí no podemos ser conscientes de más. Pero primero debemos empezar la limpieza.
P. Entiendo que ningún esfuerzo para ser consciente se pierde jamás, y a pesar de eso, por ser negativos, perdemos la energía que creamos. ¿Cómo pueden ser ciertas ambas cosas?
R. Éste es un gran error, pues es absolutamente contra los principios del trabajo decir que ningún esfuerzo puede desperdiciarse. Las personas pueden hacer esfuerzos toda su vida y todos pueden desperdiciarse si los hacen de modo equivocado. Tome cualquier escuela equivocada con alguna clase de idea retorcida. Las personas pertenecientes a tal escuela pueden hacer una enorme cantidad de esfuerzos y todos ellos pueden perderse. Hasta del modo correcto, uno puede hacer esfuerzos durante algún tiempo, y luego, si se detiene, todos esos esfuerzos se perderán. De modo que los esfuerzos pueden perderse si no los sigue una actitud correcta y otros esfuerzos.
P. ¿Qué explica el sentido de urgencia creado en uno mismo en un estado mejor?
R. Al principio es el centro magnético, pues se da cuenta oscuramente de la irrealidad de los conceptos, intenciones y posibilidades corrientes. Luego, cuando uno empieza a estudiar, en cierto momento el darse cuenta del sueño se vuelve emocional y gana fuerza. La falta de entendimiento significa falta de emoción. Solo el centro formativo puede trabajar sin emoción. Cada darse cuenta correcto se vuelve emocional. Uno de nuestros obstáculos es que somos demasiado torpes, no bastante emocionales. El intelecto es una máquina muy débil. He aquí por qué el centro emocional debe estar libre de emociones negativas, porque, de otro modo usamos toda su energía en ellas y no podemos hacer nada.
P. ¿Cualquier energía es Deducida por la observación de sí?
R. Ciertamente. Toda clase de trabajo produce energía, solo que algunas clases producen una cantidad pequeña, de modo que es necesario hacer esfuerzos consecutivos durante largo tiempo para producir energía suficiente. A veces, un esfuerzo puede parecer muy pequeño y ser en realidad muy grande, y a veces un esfuerzo muy grande puede ser muy pequeño.
P. ¿Cómo puedo aprender a sentir más? ¡Vivo tanto en mi cabeza! Consigo demasiado poco de la vida y hay una barrera entre mí y el sistema.
R. Éste es el problema de todos, porque si las personas pudieran sentir más, muchas cosas serían más fáciles para ellas. Pero, durante largo tiempo, han estado creando inconscientemente tantos artificios protectores contra el sentimiento que actualmente no puede existir ninguno. Es necesario encontrar un comienzo; sin un comienzo, nada es posible. Usted debe empezar en alguna parte; hay cosas que son más difíciles y otras que son menos difíciles. Lo que usted realmente necesita es más observación y cierta clase de pensar sobre usted mismo o sobre alguna otra cosa. Si persiste en este pensar, puede tornarlo a usted emocional: solo que usted deberá descubrir por sí mismo qué es; es imposible dar un artificio general, apropiado para todos. Cada persona tiene algunos puntos que la llevan más cerca de un estado emocional; es necesario encontrarlos. Por ahora uno ha de empezar de este modo, cualquier cosa sea la que después suceda.
P. Antes de llegar al trabajo yo estaba lleno de entusiasmos. Veo que muchos de ellos se basaban en la imaginación, pero ahora casi no tengo sentimiento en absoluto.
R. Como acabo de decir, éste es uno de nuestros máximos problemas: cómo hacerse más emocional; porque no podemos ir lejos con solo el intelecto. Lo único es el esfuerzo:
Pero el hecho de que ésta sea una pregunta que la gente formula (o si no la formula, siente este problema) demuestra que la gente no hace bastante esfuerzo.
P. Usted dice que se necesita más esfuerzo. ¿Quiere decir esfuerzo para sentir emoción o esfuerzo para trabajar?
R. Simplemente, esfuerzo para trabajar. Usted no puede hacer un esfuerzo para sentirse emocional, ningún esfuerzo le ayudará en eso: pero usted puede hacer esfuerzos. Si está haciendo algo, puede hacerlo sin esfuerzo, tratando de hacer tan poco como sea posible, o usted puede poner mucho esfuerzo en ello. La emoción solo puede aparecer como resultado de cierta presión. En condiciones corrientes, en la vida corriente, eso solo sucede; algo sucede y lo lleva a un estado emocional. La cuestión es cómo producir la emoción, cómo hacernos emocionales. Y digo que en nuestro estado actual hay una sola cosa: esfuerzo. Pero no esfuerzo para producir emoción. No hay tal esfuerzo. Pero el esfuerzo muy fuerte y continuo en cualquier trabajo que usted realice le hará más emocional después de algún tiempo: no de inmediato, ciertamente. Cierto período de esfuerzos, en diferentes líneas, es seguro que aumentará sus emociones.
P. ¿Por qué ha de ser tan difícil hacer esfuerzos?
R. Los esfuerzos pueden parecer difíciles porque no estamos preparados en nuestra mente; no pensamos correctamente acerca de ellos. Ni siquiera aceptamos mentalmente que es necesario hacer esfuerzos. Eso crea la máxima dificultad. La necesidad de hacer esfuerzos llega como un choque, como una cosa nueva.
P. Mediante esfuerzo no puedo llegar a un estado que a veces sobreviene accidentalmente.
R. Usted dice que sobreviene accidentalmente. Si es lo que significo, sobreviene como resultado de sus esfuerzos, solo que no sobreviene al momento. Pero si usted no hubiera hecho esfuerzos, no sobrevendría accidentalmente, de modo que no es realmente accidental. Cuantos más esfuerzos haga usted, más tendrá estos momentos accidentales de recordarse, de entender, de ser emocional. Todo es resultado del esfuerzo. Solo que, en este caso, no podemos conectar la causa y el efecto. La razón de que no podemos conectarlos se debe probablemente a muchas cosas pequeñas, como la identificación, la imaginación, y cosas por el estilo. Pero la causa está allí y en cierto momento aportará un resultado. Jamás debemos esperar resultados inmediatos. Es necesario trabajar durante largo tiempo para crear niveles normales permanentes, a fin de tener resultados inmediatos, e incluso eso, sobreviene solamente en estados muy emocionales. Si mediante la voluntad, o el deseo, o la intención, pudiéramos volvernos más emocionales, muchas cosas serían diferentes. Pero no podemos. Somos muy bajos emocionalmente y he ahí por qué la mayor parte del trabajo que ahora hacemos, aunque realmente lo hagamos, no puede tener resultados inmediatos. Pero ningún esfuerzo correcto se pierde, siempre queda algo; solo que deberá ser seguido por otros esfuerzos mayores. De modo que la primera cuestión es cómo volvernos más emocionales, y eso no podemos hacerlo, salvo indirectamente, haciendo esfuerzos.
La segunda cuestión es cómo usar los estados emocionales cuando llegan, y para eso es que debemos prepararnos, puesto que es posible. Los estados emocionales llegan y los perdemos en la identificación y cosas por el estilo. Pero podríamos usarlos.
P. Cuando sobrevienen los estados emocionales, ¿el único modo de prolongarlos es recordarse?
R. Dije usarlos. Ciertamente, si usted se recuerda, verá muchos modos de usar este estado cuando sobreviene; es cuestión de observación. Eso le dará un poder diferente de pensar, un poder diferente de entender. Esto no se puede describir porque debe ser una experiencia personal.
P. ¿Las emociones pueden usarse para ver más objetivamente?
R. Sí que pueden usarse, cuando usted tiene el control de ellas. Las emociones pueden usarse, como definidos instrumentos para adquirir conocimiento, solo si usted puede controlarlas. ¿Y qué significa el control? Significa no admitir la identificación ni la consideración. El control es el segundo paso, el estudio es el primer paso.
Hablamos de las emociones, pero muchas de ellas solo las conocemos por el nombre. Están tan mezcladas con otras cosas, nos identificamos tanto con ellas que no nos damos cuenta de todo lo que podemos obtener de ellas si pudiéramos llevarlas en el sentido correcto. Todas las que llamamos emociones (la ira, el temor, el tedio) pueden cambiar de arriba abajo totalmente, y entonces encontraremos que tienen un sabor muy diferente. Todas las emociones pueden ser útiles, son una especie de ventanas, o de sentidos adicionales. Solo que ahora no podemos usarlas, salvo para crear nuevas ilusiones: pero si las usáramos para ver las cosas como son, aprenderíamos muchas cosas nuevas.
P. ¿Cómo pueden ayudar la ira o el odio?
R. Volviendo eso contra usted. Odiese, descubra en usted qué odiar. Cuando uno se enoja con uno mismo puede ver muchas cosas.
P. ¿Entonces, eso significa autocrítica?
R. Más que eso; la crítica es simplemente intelectual, pero esto es sentimiento. Toda actividad intelectual es material preparatorio, y luego el centro emocional empezará a trabajar con este material. El centro intelectual no puede, por sí mismo, ayudar al despertar. Solo el trabajo sobre el centro emocional puede hacer esto, y solo podemos despertar a través de las emociones desagradables: todavía no se inventó el despertar a través de las emociones agradables. Lo más desagradable es ir contra uno mismo, contra los propios criterios, convicciones, inclinaciones. Despertar no es para quienes tienen miedo de las cosas desagradables, es solo para quienes desean despertar y se dan cuenta de lo que significa estar dormido y de que es necesaria mucha ayuda, una gran cantidad de sacudidas. Éste es el punto real: cómo procurarse una sacudida perpetua y cómo estar de acuerdo con ella.
P. Hasta cierto punto, parece posible ejercitar los centros pensantes y motor, pero ¿puede usted decir cómo podríamos ejercitar al centro emocional?
R. Podemos empezar de dos modos: primero, como ya lo dije con frecuencia, no expresando las emociones desagradables. Tenemos la prueba de que es posible, porque vemos que no lo hacemos por miedo. Por ejemplo, un soldado no expresa sus sentimientos desagradables ante su oficial, porque sabe que si lo hace, su castigo será severo. De modo que si es posible reprimirse mecánicamente, es posible hacerlo conscientemente. Podemos actuar sobre nuestras emociones separando a la mente de las emociones. La mente no solo puede ser ejercitada sino también enseñada para que esté al lado y mire las emociones. Entonces, luego de un tiempo, el centro emocional empieza a darse cuenta que de nada vale continuar si la mente no sigue.
Entonces, por regla general, cada uno tiene unas cinco o seis clases de emoción para ciertas ocasiones. De modo que cada uno puede saber de antemano qué sucederá; el repertorio es muy limitado, de modo que podemos y debemos estudiarnos desde este punto de vista. Es realmente mucho más fácil de lo que pensamos, y es absolutamente posible prever por anticipado las cosas que sucederán. Si nos hablamos seriamente durante media hora, podemos detener nuestras emociones, porque conocemos todas las asociaciones que las producirán. Eso no sería fácil si nuestro repertorio de emociones fuera ilimitado; pero las emociones para mañana son muy limitadas; usted sabe muy bien que sería difícil pensar en una nueva. Pero deberá conocer muy bien todas las asociaciones, y deberá conocer los caminos por los que las emociones llegan corrientemente.
Esto es lo más difícil; el centro emocional es el más fuerte que tenemos. La razón quiere detener a la emoción, pero es débil, y la emoción es fuerte. Uno solo puede detenerla de un modo indirecto, y no en el momento.
P. ¿Es malo intentarlo?
R. No, es bueno; luego, poco a poco, puede averiguar cómo detenerla, pues eso solo puede hacerse mediante habilidad. El único modo es crear nuevas actitudes opuestas a las emociones que usted quiere detener. Entonces, a la larga, la actitud puede mostrarse más fuerte que la emoción.
De modo que hay dos medios para detener a la emoción: primero, siendo conscientes, y segundo, creando actitudes correctas. Pero para cada caso particular es necesaria una actitud diferente, de manera que es un trabajo largo. No solo somos máquinas, ya somos máquinas averiadas. A fin de reparar la máquina, es necesario trabajar arduamente.
P. ¿Qué actitud protectora sugiere usted contra las emociones negativas?
R. Como dije, primero: tratar de recordarse. Si es consciente de todo lo que prosigue en usted, podrá pararlas cuando son aún pequeñas. Cuando son grandes, no podrá. Entonces, al observarse, encontrará cosas que lo convierten en más dormido, en más mecánico. Deberá separarlas de las cosas que pueden ser útiles.
P. Esto es respecto de uno mismo. ¿Pero cómo protegerse de las emociones negativas de los demás?
R. Nuestra identificación nos procura las emociones negativas de los demás; nos torna susceptibles a ellas. Si tiene un caso definido, podrá visualizar la posibilidad de no identificarse, y verá que será menos susceptible. Pero incluso mejor que visualizarla, ensáyela en un hecho real. La relación de la identificación con las emociones negativas no es una teoría, puede ser verificada fácilmente. La identificación es más fácil de entender que las emociones; hay centenares de emociones negativas diferentes, pero la identificación es siempre la misma. El primer paso hacia la no identificación es la observación de sí. Uno puede vigilar las impresiones en el momento en que ingresan. La identificación trabaja en el caso de la atracción y del rechazo.
P. Ahora veo a la mecanicidad hasta un grado mayor y esto parece involucrarme en una identificación mayor, y en un temor, y en un sentido de estar atrapado.
R. Si usted, con temor, se refiere a la mecanicidad en usted, este temor puede tener una finalidad útil, porque ya conoce bastante sobre ella, cómo luchar con ella, cómo dejarla al descubierto.
P. He estado tratando de detener la expresión de las emociones negativas a fin de luchar con la mecanicidad, pero estos esfuerzos paran muy rápidamente y la necesidad de despertar queda olvidada.
R. Esto se debe a que usted lo intenta sobre las emociones pequeñas. Si trata de no expresar las emociones serias, se mantendrá despierto más tiempo. Si recordara luchar con la expresión de las emociones realmente fuertes, en el momento correcto vería la diferencia.
P. Me confunde la cuestión de expresar las emociones: si sentir una emoción positiva está más allá de la experiencia humana corriente, y se nos dice que no expresemos las emociones negativas, ¿esto significa que no hemos de expresar ninguna emoción?
R. No, es necesario navegar entre las dos. Debemos ser tan emocionales como sea posible, pues perdemos muchas percepciones, ideas, entendimientos, porque en el momento no somos emocionales. Muchas percepciones llegan a través de la emoción. No tenemos emociones positivas, pero podemos decir que tenemos emociones negativas y emociones agradables y desagradables que no son negativas.
P. ¿Positivo significa no negativo?
R. Sí, y además, mucho más. Una emoción que no puede volverse negativa da enorme entendimiento, tiene un enorme valor cognoscitivo. Conecta las cosas que no pueden conectarse en un estado corriente. En las religiones se aconseja y recomienda tener emociones positivas, pero aquéllas no dicen cómo conseguirlas. Expresan: «Ten fe, ten amor». ¿Cómo? Cristo dice: «Amad a vuestros enemigos». No es para nosotros; ni siquiera podemos amar a nuestros amigos. Es lo mismo que decirle a un ciego: «(¡Usted debe ver!)». Un ciego no puede ver; de lo contrario, no sería un ciego. Eso es lo que significa una emoción positiva.
P. ¿Cómo podemos aprender a amar a nuestros enemigos?
R. Primero, aprenda a amarse: no se ama bastante; ama a su falsa personalidad, no a usted mismo.
Es difícil entender el Nuevo Testamento o los escritos budistas, pues son notas tomadas en una escuela. Una línea de estos escritos se refiere a un nivel, y otra línea a otro nivel.
P. ¿Tiene un nombre para una emoción que no sea negativa?
R. Puede ser placer o sufrimiento. Pero ambos pueden volverse negativos, pues la tendencia está allí; cada emoción puede volverse negativa o dar nacimiento a otras emociones negativas.
P. ¿El centro instintivo no es un buen substituto del centro emocional? Por ejemplo, el amor por los animales y los niños pequeños…
R. No podemos hablar de animales cuando hablamos sobre el hombre. Las emociones instintivas negativas tienen su lugar y sus propias causas normales, pero el centro emocional toma los resultados de aquéllas y substituye las causas imaginarias. Es interesantísimo ver la falta de simetría entre las emociones agradables y desagradables. Las emociones agradables no pueden crecer mucho, son limitadas. Las emociones desagradables pueden crecer. Pero esto se refiere solamente a nuestro estado actual de consciencia; en otro estado, la simetría se restablece, pues allí también pueden crecer las emociones agradables. Por supuesto, no podemos verificar esto hasta que nos hallemos en otro estado de consciencia. ¿Por qué pueden crecer las emociones desagradables? Porque no hay límites para el estado anormal de la máquina. Pero los placeres están limitados por nuestros poderes de percepción. Éste es uno de los lados desagradables de nuestra situación.
P. Pienso que estamos tan acostumbrados a juzgar por los resultados que mi dificultad es que no puedo juzgar si logré algo o no cuando hago esfuerzos en el trabajo.
R. Lo entiendo perfectamente. Pero vea, es demasiado temprano para hablar sobre resultados. Tiempo llegará, tal vez muy pronto, en el que empezaremos a ver algunos resultados, pero no todavía. En condiciones corrientes, juzgamos por los resultados. Si estudiamos un idioma, sabemos que, después de algún tiempo, podremos leer frases breves; luego, pequeños párrafos; después, relatos cortos. Pero, si usted toma el lado psicológico del trabajo, ha de efectuar esfuerzos para observar, esfuerzos para recordarse, y al principio no verá resultados visibles. Luego, después de algún tiempo, verá algunos resultados, pero no podrá regatear acerca de ello.
P. ¿Pero cómo puedo decir si he establecido algo para mí, que me llevará más lejos?
R. Solo usted puede responder eso. Depende de usted: de cuánto entienda, de cuán preparado esté. Un día hay una situación, otro día otra situación. Un día uno trabajó, al otro día uno puede cometer un pequeño error que le haga perder todos los resultados de este trabajo. Nuevamente, al día siguiente uno puede trabajar. Uno está cambiando todo el tiempo, de modo que, hasta cierta etapa definida, es imposible decirlo.
P. ¿En qué etapa es que el hombre no puede perder nada?
R. Es tan lejana que es inútil discutir esto. Nosotros podemos perderlo todo. Pero, hasta esta capacidad de no perder llega paso a paso. En cierta etapa el hombre no puede perder una cosa, luego, más adelante, no puede perder otra cosa, y así sucesivamente. Eso llega poco a poco.
P. Quiero saber cómo aumentar mi valoración del trabajo.
R. Es imposible responder esta pregunta, porque solo usted puede saber cómo aumentar su valoración del trabajo. Deberá pensar; deberá comparar las ideas corrientes con estas ideas; deberá tratar de descubrir en qué sentido estas ideas le ayudan. Todo lo que hacemos en el trabajo tiende a aumentar la valoración, de modo que trate de no perder nada de lo que recibe, porque todas las ideas tienen su objetivo. Cada principio aumentará su valuación del trabajo, no podrá disminuirla. Pero, para esto, no puede haber un método especial.
P. Me pregunto si, en la medida en que uno desea las cosas de la vida, en esa misma proporción se reduce el propio deseo de trabajar.
R. No necesariamente. Hay muchas cosas de la vida que podemos tener y, sin embargo, trabajamos. Es absolutamente erróneo pensar que son siempre contradictorias; aunque puedan ser contradictorias. Uno puede desear cosas de la vida, como hacer imposible el trabajo en uno u otro sentido. De modo que uno debe aprender a escoger entre los deseos, pues algunas cosas son incompatibles. Es formativo dividir las cosas en «cosas de la vida» y «cosas del trabajo» y ponerlo todo junto, como usted lo hace. Debe dividir mejor, ver mejor.
P. ¿Hay algún medio para distinguir entre las cosas importantes y las no importantes? Toda mi vida está llena de preocupación sobre lo próximo que voy a hacer, y pierdo de vista la idea general del sistema.
R. Solo la experiencia puede mostrarle eso, y una actitud sincera. Si es sincero, o trata de ser sincero, y al mismo tiempo trata de observar estas cosas, después de algún tiempo verá que la dificultad de distinguir se empequeñece cada vez más, y verá que no es importante. Uno no puede describir qué es importante y qué no lo es, porque eso es subjetivo; en un momento una cosa es importante, en otro momento, otra cosa. Además, aquí entran las personalidades: lo que es importante para una personalidad, puede no ser importante para otra.
Una de las primeras cosas para recordar es sobre las diferentes personalidades que hay en usted y, particularmente cuando usted se halla en un estado emocional, no pensar en el «yo». Las personalidades basadas en gustos y disgustos son todas equivocadas; uno debe empezar siempre con la personalidad basada en el centro magnético. Entonces, usted podrá ver a las otras personalidades, si lo contradicen o no. Esta idea de las diferentes personalidades, la idea de que usted no es uno solo, que es muchos, deberá conectarse siempre con el recuerdo de sí.
P. Nunca he podido obtener evidencia alguna de que alguien haya logrado recordarse.
R. Usted no verá la evidencia. Si todos los demás fuesen capaces de recordarse y usted no, eso no le ayudaría.
P. Sí que me ayudaría, porque los demás tendrían más información.
R. Para ellos, no para usted. Usted deberá demostrarse eso. Nadie podrá demostrarlo por usted.
P. Por qué trabajamos en nosotros, ¿esto no significa que ganaremos la consciencia superior?
R. No, eso puede insumir un tiempo muy prolongado. Queremos adquirir el control de los estados superiores de consciencia, pero antes de eso el sistema habla de adquirir el control sobre las facultades corrientes, sobre los pensamientos, sobre las emociones, y al adquirir este control, debemos eliminar ciertas cosas y crear la posibilidad de recordarse. De modo que, primero, debemos adquirir control sobre las cosas simples, corrientes. Solo entonces podremos esperar más. En este sistema hay pasos graduales, uno no puede saltar.
P. Descubro que estoy impedido de pensar prácticamente sobre las ideas del sistema por una actitud destructiva que empieza mediante el intento de hallar dificultades y objeciones. ¿Cuál es el mejor método para debilitar esta actitud?
R. Mediante el estudio. De hecho, esto es interesante como observación, porque muchas personas, no necesariamente solo las que están en el trabajo, viven únicamente de objeciones. Cuando no encuentran una objeción, no sienten que estén trabajando, ni pensando, ni nada.
Por las preguntas que las personas formulan, advierto que no entienden cómo sobrevienen las cosas nuevas. La dificultad es que estamos demasiado acostumbrados a pensar en absolutos; todo o nada. Pero es necesario entender que todo lo nuevo sobreviene primero en destellos. Llega y luego desaparece, llega otra vez y desaparece nuevamente. Solo que, después de cierto tiempo, estos destellos se vuelven más prolongados, y luego más prolongados todavía.
P. ¿Por qué medios podemos prolongar estos destellos?
R. Repitiendo las causas que los produjeron. No quiero darle un ejemplo porque conducirá a la imaginación. Todo lo que diré es que, por ejemplo, mediante ciertos esfuerzos de recordarse, uno podrá ver cosas que ahora no puede ver. Nuestros ojos no son tan limitados como pensamos; hay muchas cosas que ellos pueden ver pero que no se notan.
P. ¿Cuáles son nuestras máximas dificultades?
R. La ausencia de entendimiento y la lentitud de entendimiento, porque el entendimiento generalmente se produce con dos años de atraso. Otro principio del que ya hablé y que debe recordarse es que el trabajo no espera, no permanece el mismo. Un año tiene ciertos requerimientos, al año siguiente se requiere algo más, y así sigue. Y generalmente sucede que las personas están listas para los requerimientos de hace dos años. Las personas que deseen continuar deberán elevar su nivel normal; y esto no deberá hacerse ante sugerencia mía: deben pensar por sí mismos en qué sentido y en qué forma ha de elevarse el nivel normal. Deben pensar sobre los pormenores: las cosas que, para empezar, fueron solo aconsejadas, deben ahora convertirse en reglas para ustedes (pero no en el sentido de «reglas de escuela», usando la palabra «escuela» en su significado corriente). Debe entenderse la necesidad. Hemos llegado a la etapa en que debemos ser serios, y esto significa autolimitación, limitar la falsa personalidad. La libertad del «yo» depende de la limitación de la falsa personalidad: ambos no pueden ser libres juntos, uno u otra deberá ser sacrificado.