Capítulo VIII

Debemos hablar del lugar del hombre en el mundo, porque de ahora en adelante deberemos estudiar siempre al hombre en conexión con su lugar, puesto que hay muchas cosas acerca de nosotros, acerca de lo que es posible para nosotros y lo que es imposible, que están conectadas con esto.

En la primera plática dije que debemos estudiar al hombre y, paralelamente con eso, debemos estudiar al mundo en el que el hombre vive, a fin de tratar de entender por qué el hombre es lo que es y por qué no puede ser diferente. No podemos encontrar respuestas a todas estas preguntas si estudiamos al hombre separadamente del mundo en el que vive. En cierto sentido, el hombre es análogo al universo; las mismas leyes operan en él y hallaremos que es más fácil entender alguna de estas leyes, estudiando al hombre, mientras otras leyes las podemos entender mejor, estudiando al universo.

Pero, primero que todo, debemos comprender las limitaciones de nuestra percepción y nuestro poder de pensamiento; de modo que este estudio incluye también el estudio de nuestras limitaciones. El sistema amplía muchísimo nuestro conocimiento, pero no puede obrar milagros. Si tratamos de pensar en el mundo aparte de nosotros mismos y verlo como es, incluso desde el punto de vista físico con la ayuda del telescopio o del microscopio, comprenderemos cuán limitadas son nuestras capacidades de percepción, pues están limitadas por el tamaño. Y nuestra capacidad para la visión mental es infinitamente más limitada. Aunque fuéramos a ponernos en contacto con la fuente del conocimiento pleno, tal como somos no podríamos tomarlo ni usarlo, pues, aunque podemos saber más de lo que corrientemente sabemos, en nosotros hay un límite definido, en nuestra mente. De modo que debemos conocer todas nuestras limitaciones y, entonces, cuando conozcamos el poder de nuestro instrumento, sabremos qué podemos conseguir. La primera idea del sistema es que, hasta cierto punto, podemos mejorar este instrumento para adquirir conocimiento: ésta es la idea del mejoramiento de sí.

Si recuerdan, dije que, desde el punto de vista de este sistema, solo el conocimiento del todo puede considerarse como conocimiento, pues el conocimiento de una parte, sin su relación con el todo, no es conocimiento sino ignorancia. Podemos tener este conocimiento, solo que no nos damos cuenta y, no entendemos que en relación con todo, el conocimiento empieza con el conocimiento del todo. Tomen, por ejemplo, esta caja de fósforos. Si la miro a través de una estrecha ranura solo veré una partecita de ella y nunca obtendré la idea de la caja de fósforos como un todo. Lo mismo ocurre con todas las cosas. Casi todo lo que llamamos conocimiento no es realmente conocimiento, porque es meramente conocimiento de una pequeña parte, sin conocer el lugar de esta parte en el todo.

Hay cierto libro de aforismos que dice: Conocer significa conocerlo todo. Conocer una parte de algo significa no conocer. No es difícil conocerlo todo, porque a fin de conocerlo todo uno tiene que conocer muy poco. Pero a fin de conocer este poco, uno tiene que conocer bastante. De modo que hemos de empezar con este «bastante», con la idea de llegar a este «muy poco» que es necesario para el conocimiento de todo.

El conocimiento de todo es posible con el uso de dos principios: el principio de la relatividad y el principio de la escala. Si hablamos sobre el mundo, es necesario conocerlo todo acerca del mundo, y podemos conocer todo lo que necesitamos conocer acerca de él si tomamos las cosas en diferentes escalas. Podemos conocer mucho más de lo que conocemos corrientemente si estudiamos las cosas conmensurables con nosotros y que tienen relación con nosotros en una escala, y cosas que están más alejadas de nosotros y que no tienen relación definida con nosotros, en otra escala, más pequeña, de un modo más abstracto. De esta manera, podemos obtener toda la cantidad necesaria de conocimiento sin aprender demasiado, y este conocimiento incluirá poquísimas cosas inútiles, porque si aprendemos todo indiscriminadamente, no conoceremos las cosas necesarias.

Por ejemplo, conocen su casa en una escala proporcionada a su cuerpo, pero la ciudad en que viven la conocen en una escala mucho más pequeña. Algunas partes las conocen bien, otras partes no tan bien, pero no hay parte de ella que conozcan tan bien como su propia casa. Y a Inglaterra la conocen en una escala más pequeña aún, Europa en una escala más pequeña todavía, y así sucesivamente.

Ahora les recordaré lo que dije en la primera plática con respecto al estudio del mundo y las dos leyes fundamentales que lo gobiernan, y puntualizaré lo que deben recordar y cómo deberán recordarlo. Estas leyes universales están realmente más allá de nuestra mente, de modo que, con todo el deseo de estudiarlas, no entenderán mucho más que palabras. Pero incluso esto es útil. Con la ayuda de estas palabras, podrán reconstruir sus criterios del universo y colocar al hombre en el lugar correcto en relación con los diferentes mundos.

Lo primero que hay que recordar es lo que dije sobre la Ley de los Tres: que todo en el mundo, todas las manifestaciones de la energía, todas las clases de acción, sea en el mundo o en la actividad humana, internas o externas, son siempre manifestaciones de tres fuerzas que existen en la naturaleza. Estas fuerzas se llaman activas, pasivas o neutralizadoras, o primera, segunda y tercera. Debe entenderse que no difieren una de la otra como la actividad y la pasividad difieren en nuestro entendimiento corriente de estos términos. Las fuerzas activas y pasivas son activas, pues una fuerza no puede ser pasiva. Pero hay cierta diferencia en su actividad, y esta diferencia constituye toda la variedad de fenómenos que existen en el mundo. Las tres fuerzas trabajan juntas, pero una de ellas predomina en cada combinación. Al mismo tiempo, cada fuerza que es ahora activa, puede volverse pasiva o neutralizadora en el momento siguiente, en otra tríada. Cuando tres fuerzas se encuentran juntas, suceden las cosas. Si no sobrevienen juntas, no ocurre nada.

Desde este punto de vista, la materia deberá tener también ciertas denominaciones definidas de acuerdo con la fuerza que trabaja a través de ella: ya sea orgánica o inorgánica, elemento químico o compuesto. Cuando la fuerza activa pasa a través de algún género de materia, se llama Carbono. Cuando la fuerza pasiva pasa a través de ella, se llama Oxígeno. Cuando la fuerza neutralizadora trabaja a través de ella, se llama Nitrógeno. Y cuando la materia es tomada sin relación con la fuerza que trabaja a través de ella, se llama Hidrógeno. Al principio, estos nombres han de tomarse simplemente como rótulos. Así, la Ley de los Tres introduce la relatividad en nuestra definición de la materia, pues en vez de un hierro tenemos cuatro hierros, en vez de un cobre tenemos cuatro cobres, etc. El padre, la madre, el hijo; carbono, oxigeno, nitrógeno. La familia es hidrógeno. El comienzo de una nueva familia es el hijo.

Al pensar corrientemente comprendemos la existencia de dos fuerzas: la acción y la resistencia, la electricidad positiva y negativa, etc. Pero, en este estado de la consciencia, no vemos que tres fuerzas están siempre presentes en cada acontecimiento, en cada fenómeno, y que solo una conjunción de tres fuerzas puede producir un acontecimiento. Dos fuerzas no pueden producir nada: solo girarán en torno una de la otra sin resultado alguno. Lleva largo tiempo empezar a ver tres fuerzas en las cosas: por alguna razón somos la tercera fuerza ciega, aunque podemos observarla en muchas reacciones químicas y fenómenos biológicos. Aunque entendamos plenamente que nada puede suceder sin la presencia de los tres elementos en total, en relación con nosotros nos inclinamos por olvidarlo o pasarlo por alto. Ni siquiera observamos plenamente dos fuerzas y, por lo general, esperamos que sucedan las cosas cuando solo está presente una fuerza. Después verán que, si quieren producir cierto efecto o cierta acción y falta una fuerza, no obtendrán resultado. En algunos casos puede existir la fuerza pasiva y entonces no ocurre nada, pues si no hay fuerza activa, no hay material. En otro caso, puede faltar la fuerza activa o neutralizadora, y nuevamente no pueden hacer nada.

Si tratan de encontrar manifestaciones de las fuerzas primera y segunda, a veces podrán hallar manifestaciones de la tercera. Eso requiere observación, y no puede demostrarse sino por ustedes mismos. En psicología, muchas cosas pueden explicarse por la necesidad de la tercera fuerza. Esto explica también por qué no podemos «hacer»: no podemos aportar la tercera fuerza. Y sin la tercera fuerza, no puede ocurrir la acción, u ocurre de manera distinta de la que nos propusiéramos que ocurriera.

A veces vemos a la fuerza neutralizadora, solo que estamos equivocados sobre su naturaleza. Por ejemplo, a menudo la vemos como resultado, cuando en realidad existe antes de la primera y la segunda. Cometemos muchos errores acerca de las tres fuerzas, pero es muy útil pensar en esto.

P. ¿Las tres fuerzas son externas, fuera de uno mismo?

R. Están en usted y fuera de usted, en nuestra escala, en la escala planetaria, en la escala universal, en todas las escalas.

P. ¿Podría darnos un ejemplo de cómo trabajan?

R. Suponga que quiere estudiar algo. Tiene algún material, nuevas ideas, etc., pero al mismo tiempo tiene una resistencia a este estudio, porque algunos «yoes» lo quieren y algunos otros «yoes» no lo quieren. Representan a las fuerzas activa y pasiva. Suponga que este estudio produce alguna suerte de emoción en usted; esta emoción trabaja como fuerza neutralizadora, y entonces usted puede estudiar. Si no sobreviene la emoción, esos «yoes» que lo quieren y aquéllos que no lo quieren, continuarán discutiendo y no ocurrirá nada.

La Ley de los Tres explica muchas cosas que no pueden explicarse del modo corriente, porque habitualmente pensamos acerca de una fuerza sola. Muy raras veces tomamos en consideración la segunda fuerza, la resistencia, y nunca la tercera fuerza. Empero, en cualquier cálculo de las acciones es necesario tomar en cuenta las tres fuerzas.

P. ¿La tercera fuerza es una necesidad? De modo que muchas decisiones parecen estar planteadas por la necesidad.

R. Y muchas otras están planteadas por lo que no es necesario. Las personas pueden obrar siempre sin cosas necesarias, pero obrar sin cosas necesarias es mucho más difícil. De modo que usted no puede decir eso. Pero debe comprender que no puede hablar de la tercera fuerza sin que se dé la primera y la segunda.

P. ¿Podemos estudiar la Ley de los Tres para ver por qué nuestros esfuerzos tienen buen éxito?

R. A veces es muy útil. A veces podemos ver que, debido a que no conoce ni cumple la Ley de los Tres, la gente pierde todos los resultados de sus esfuerzos. O no calcula la resistencia o no calcula su tercera fuerza: ahora hablo de una tríada en la que está presente la tercera fuerza. Suceden fenómenos extrañísimos cuando la diferencia entre las fuerzas es demasiado grande: el resultado parece completamente diferente de lo esperado. Suponga qué quiere hacer cierta cosa, pero no calculó la resistencia. Su intención se encuentra con una resistencia fortísima, y el resultado, cuando sobreviene, es absolutamente diferente de lo querido.

En el trabajo puede ver dos fuerzas: las ideas del sistema y su resistencia, su sueño. En cada caso particular entra cierta tercera fuerza, y ayuda a un lado o a otro.

P. ¿Cuál es el valor práctico de estudiar las fuerzas?

R. Detrás de todas las cosas hay leyes cósmicas. Usted no puede entender por qué las cosas suceden de un modo u otro, a menos que tenga alguna idea de estas leyes.

P. Si usted toma los acontecimientos en lugar de la materia, ¿puede decir que son de diferente clase según la fuerza que trabaje a través de ellos?

R. Son diferentes según qué tríada trabaje. Por ejemplo, todos sabemos cómo la misma frase, las mismas palabras, pueden tener un significado enteramente diferente según quién lo dice. O incluso la misma persona puede decir las mismas palabras en diferentes tiempos y el significado será diferente.

Podemos hallar la enseñanza sobre las tres fuerzas o las tres gunas en la filosofía Sankhya, pero en la literatura existente se deterioró gravemente, pues hablan de cada guna o fuerza como permaneciendo siempre la misma, mientras desde el punto de vista del sistema, como dije, la actividad, la pasividad o el poder neutralizador de cada fuerza aparece solamente en relación con las otras dos fuerzas.

Puede haber siete combinaciones de fuerzas, una de ellas incomprensible para la mente humana, puesto que en esta tríada cada fuerza ocupa cada lugar.

Las tríadas se refieren a acontecimientos, de modo que si hablamos de cada acontecimiento por separado, sea grande o pequeño, hemos de entender a cuál tríada pertenece cada uno de ellos. Pero una sucesión de acontecimientos procede según la Ley de los Siete o la Ley de las Octavas. La Ley de los Siete debe entenderse y recordarse desde el punto de vista de los intervalos. Planteándolo sucintamente, la Ley de los Siete significa que ninguna fuerza trabaja jamás continuamente en la misma dirección: trabaja durante cierto tiempo, luego disminuye en intensidad y cambia su dirección o sufre un cambio interior. En cada octava (esto es, un período entre cierta cantidad de vibraciones y el doble o la mitad de esa cantidad) hay dos lugares en los que las vibraciones o, para ser más exacto, las manifestaciones de energía que siguen en el espacio o el tiempo, o en ambos, sufren cierto cambio, disminuyen y luego empiezan de nuevo. Si en esos lugares no entra un choque adicional, la octava cambia de dirección. Esta medida irregularidad en la tasa de vibraciones fue calculada y corporizada en cierta fórmula. Esta fórmula, que expresa una ley cósmica, se aplicó después a la música en la forma de la escala mayor. La Ley de los Siete muestra que ninguna fuerza puede desarrollarse en una sola dirección y muestra los lugares donde ocurren estos cambios o retardos.

P. ¿Eso se debe a obstáculos en los intervalos?

R. Se debe a los intervalos. Los obstáculos son normales; cada energía se desarrolla entre obstáculos.

P. ¿La línea siempre cambia en una sola dirección?

R. No, en cualquier dirección. Cuando las cosas «ocurren», uno jamás puede estar seguro de la dirección. Los hombres N.º 1, N.º 2 y N.º 3 nunca llegan donde quieren; eso solo puede ocurrir por accidente. Pensamos que cuando no llegamos donde queremos, es una excepción; no comprendemos que ésa es la ley. No podemos confiar en la posibilidad de proveer los choques correctos en los momentos correctos.

P. ¿Este proceso es infinito?

R. Usted no puede imaginar una fuerza que trabaje indefinidamente. Trabaja de acuerdo con la cantidad de energía que haya. Pero además, las octavas son diferentes; pueden ser descendentes o ascendentes. Una octava ascendente está entre cierta cantidad de vibraciones y el doble de esa cantidad. Una octava descendente está entre cierta cantidad de vibraciones y la mitad de esa cantidad. De modo que al hablar de una sucesión de acontecimientos, tenemos que conocer las octavas descendentes y ascendentes. Sin conocer si es una octava descendente o ascendente, es imposible entender esto, y esto es lo que ocurre en el pensamiento corriente, porque la gente estudia las octavas ascendentes y las toma como descendentes y viceversa.

P. ¿Podría dar un ejemplo de la gente que toma una octava descendente por una ascendente?

R. Suponga que encontramos salvajes; habitualmente pensamos que son primitivos, y que desde esta gente primitiva empieza a desarrollarse una civilización y una cultura. Pero no comprendemos que, en la mayoría de los casos, son descendientes de gente culturizada. Muy a menudo tomamos la degeneración por evolución.

Es más fácil observar la Ley de los Siete en las acciones humanas. Usted puede ver como cuando las personas empiezan a hacer algo (estudiar, trabajar), luego de algún tiempo, sin ninguna razón visible, sus esfuerzos disminuyen, el trabajo mengua, y si en un momento dado no se efectúa algún esfuerzo especial, la línea cambia su dirección. Hay un cambio pequeño pero real en la fuerza interior. Entonces, luego de algún tiempo, hay otra vez un aflojamiento, y nuevamente, si no hay un esfuerzo especial, cambia la dirección. Puede cambiar por completo e ir en una dirección diametralmente opuesta, que parece aún ser la misma cosa. Hay muchas fases de la actividad humana que responden a esta descripción. Empiezan en un sentido y, luego, imperceptiblemente, continúan en el sentido exactamente contrario. Si se conocen estos intervalos y si en estos intervalos se usa un método de crear cierto esfuerzo u ordenamiento especial, es posible evitar las rupturas en la octava. Todo marcha por octavas; ninguna vibración, ningún movimiento, ninguna actividad puede seguir en cualquier otro sentido. Las escalas varían, de modo que no podemos seguirlas, pero podemos ver sus resultados, los resultados de la Ley de los Siete. Hasta el trabajo físico interior del organismo está bajo esta ley.

Con ciertas clases de esfuerzo podemos producir estos semitonos faltantes, llenar los intervalos y, de este modo, cambiar el trabajo de nuestra máquina. Por ejemplo, veremos después cómo el esfuerzo para recordarse cambia muchas cosas en la química de nuestro organismo.

P. Si se descubre un intervalo en cierta acción, ¿es probable que ésta siga repitiéndose?

R. Si usted pudiese encontrar ejemplos, sería más fácil conversar. Para responder genéricamente: si no se hace nada, el intervalo aumentará con cada octava, en el mismo lugar.

P. Usted habló sobre las octavas del recuerdo de sí…

R. No exactamente. Dije que si usted trabaja, su trabajo puede formarse en octavas y tendrá intervalos. Si usted no sabe dónde llegan los intervalos, su trabajo cambiará. Pero no podemos hablar de octavas en relación con el recuerdo de sí, porque con nosotros solo comienza y toca a su fin. Si manejamos dos o tres notas, eso sería bueno. No hemos conseguido bastante energía inicial. Empero, debemos empezar y empezar otra vez hasta que formemos una octava. Tenemos que empezar de nuevo cada día: do, re; do, re, mi… Durante largo tiempo no podremos conseguir más que mi.

P. Si usted llega al mi, ¿qué sucede?

R. Entonces se detiene y retrocede. Durante largo tiempo, no pasará el intervalo. Pero luego de algún tiempo de estudio, usted podrá detectar los intervalos. Sabrá que en alguna parte de su línea de trabajo se aproxima un intervalo.

P. Para ver las octavas, ¿hay que tratar de seguir una secuencia de acontecimientos en uno mismo?

R. No una secuencia de acontecimientos, pero usted podrá ver los intervalos si empiezan a hacer algo, a aprender algo. Verá cómo una actividad sigue durante algún tiempo en una dirección particular y luego se desvía del curso original.

Ahora, teniendo todo esto en la mente, llegamos al estudio del universo a fin de determinar qué es el mundo para el hombre.

El hombre vive sobre la Tierra, pero la Tierra es uno de los planetas del sistema solar, de modo que el hombre también pertenece al mundo planetario. La Tierra ocupa cierto lugar en el sistema solar, de modo que podemos decir que nosotros también pertenecemos al Sol. El Sol es una de las estrellas de la Vía Láctea, de modo que, en un sentido, pertenecemos también a la Vía Láctea. Luego, la ciencia corriente entiende y admite la existencia de otras galaxias, similares o diferentes a nosotros, de modo que también pertenecemos al mundo de todas las galaxias consideradas juntas. Astronómicamente, no podemos ir más allá, pero filosóficamente, podemos concebir un estado de cosas en el que todo es uno, como una manzana es una sola. A este estado lo llamamos el Absoluto. De modo que todas las galaxias, nuestro sistema solar, los planetas, la Tierra y la Luna, que está en la esfera de influencia de la Tierra, están todos en el Absoluto.

El Absoluto crea realmente solo el mundo del orden siguiente a sí mismo y la Voluntad del Absoluto no se manifiesta más allá del Mundo N.º 3. A medida que la cantidad de leyes aumenta, éstas se tornan cada vez más mecánicas y complicadas, y la Voluntad del Absoluto no puede atravesar la mecanicidad intermedia y manifestarse en los mundos inferiores. Pero la pelota empieza a rodar, por así decirlo. Trate de pensar en eso: es muy importante.

P. ¿Por qué la Voluntad del Absoluto no lo llenará todo?

R. Hay cosas imposibles hasta para el Absoluto. Vea, pensamos que si el Absoluto es un estado de cosas al que pertenece el origen de todas las cosas, la Voluntad del Absoluto puede hacer algo. Empero, hay algunas cosas que el Absoluto no puede hacer, porque él empieza creando ciertas leyes; estas leyes crean otras leyes, y éstas otras leyes aún. El Absoluto crea solamente el primer orden de leyes. Si quiere manifestar su voluntad en nuestro nivel, tendrá que destruir todas estas leyes. Estamos rodeados y controlados por cantidades de leyes mecánicas; cuando empezamos a ver eso, comprendemos que, para la voluntad del Absoluto, es imposible entrar en nuestro nivel. A fin de hacer eso, el Absoluto tendría que destruir todos los mundos intermedios, puesto que todo depende de las leyes que los gobiernan. Un pequeño cambio significaría la destrucción de todo el Rayo de la Creación.

Esto lo podemos entender hasta cierto punto por analogía. Si tomamos al hombre como el Absoluto y tratamos de hallar los límites últimos que él puede alcanzar por su voluntad, hasta el conocimiento más superficial de la fisiología humana nos dará una respuesta a esta cuestión. La voluntad del hombre (tomándola como un concepto condicional) puede gobernar los movimientos de todo el cuerpo; de los miembros separados, de algunos órganos y de la respiración. Si un hombre concentra su atención en la punta de su nariz, empieza a sentirla. Mediante esta concentración, él puede provocar incluso una leve sensación en algunos tejidos. Pero de ningún modo puede manifestar su voluntad en relación con alguna separada célula de su cuerpo; las células son demasiado pequeñas para esto. La voluntad del hombre puede manifestarse solo en relación con los tejidos, en relación con las células no puede manifestarse más.

Si tomamos al hombre como análogo al Absoluto, los tejidos corresponderán al Mundo N.º 3, y las células al Mundo N.º 6.

O, para tomar otra analogía, si un arquitecto dibuja el plano de una casa y se lo da a los constructores y contratistas, aquél no puede interferir después con los albañiles, ni con la gente que vive en la casa una vez construida, si no le gusta el modo como aquélla se comporta.

Trate de entender que cada nivel aporta más leyes, independientemente de los otros niveles. El arquitecto ha confeccionado su plano y terminado con la casa. En este plano no entraron muchas cosas: el trabajo de los decoradores, la gente que vivirá en la casa, los gatos, perros, ratones, etc. Es cuestión de entender el principio. Muchas cosas entran en cada plano, independientemente del plan original.

En el Rayo de la Creación no hay nada nuevo, nada que usted no conozca, solo que los hechos están dispuestos de manera diferente. Para la solución de cualquier problema es necesario disponer su material de cierta manera, y la manera en que se realiza incluye en sí un entendimiento de cómo ha de resolverse este problema. De modo que el Rayo de la Creación es una suerte de enunciación del problema de cómo definir el lugar del hombre en el mundo. Esto significa no solo el lugar exacto del hombre sino también la relación de este lugar con tantos hitos como sea posible.

El Rayo de la Creación es una ayuda, un instrumento o método para un nuevo pensamiento. Conocemos la división del hombre en siete categorías, y todo lo demás ha de dividirse del mismo modo. El pensamiento corriente se divide en pensamiento N.º 1, N.º 2 y N.º 3. El pensamiento N.º 1 es principalmente imitativo; el pensamiento N.º 2 es más emocional, se basa en gustos y disgustos; el pensamiento N.º 3 es pensamiento teórico, lógico, lo cual es muy bueno en su lugar, pero, cuando se aplica a cosas que están más allá de su poder, se torna absolutamente incorrecto. Esto es todo lo que sabemos en la vida corriente. Desde el Rayo de la Creación empieza el pensamiento N.º 4, y esto debe usted tratar de entenderlo. El Rayo de la Creación no es otra teoría, como las demás teorías que usted conoce; es cierto reordenamiento del material que usted ya tiene. Y el pensamiento N.º 4 es el pensamiento que, poco a poco, se deshace de todas las contradicciones. En el pensamiento N.º 3, cualquiera sea la línea que tome, uno descubre de inmediato alguna otra teoría que refutará esa teoría particular. En el pensamiento N.º 4, no de repente sino gradualmente, uno llega a cierto entendimiento del hecho de que es posible pensar sin contradicciones, entender que las contradicciones no son realmente contradicciones.

El pensamiento corriente tiene muchas contradicciones. Por ejemplo, si tomamos el mundo, o pensamos que es una suerte de voluntad divina que lo crea y mantiene todo, o que las cosas tan solo suceden por sí mismas. Otro ejemplo del pensamiento corriente es la voluntad contra la mecanicidad, o la predestinación contra el accidente. Cuando estudie el Rayo de la Creación, usted verá que contiene todas estas cosas. Todos estos criterios son correctos en un sentido y el Rayo de la Creación los incluye a todos. Hay una teoría de que la mente humana que conocemos no puede inventar una mentira absoluta. No puede inventar algo que no tenga relación con la verdad. Todo lo que la mente humana puede inventar será una representación parcial de la verdad. Por ejemplo, si un hombre trata de dibujar un nuevo animal, tendrá que tomar partes de animales conocidos, porque ha de usar el material tomado de su observación real de la vida. El Rayo de la Creación le muestra cómo todas las contradictorias teorías sobre la predestinación o la libertad, el libre albedrío, la voluntad divina, la mecanicidad, etc., pueden conciliarse en un solo sistema, como en su totalidad, estos criterios, cada uno de los cuales muestra una faceta de la verdad, no se contradicen entre sí. En un lugar una cosa es correcta, en otro lugar otra cosa es correcta, pero cada una, si se aplica al todo, está equivocada. Después verá que ciertas cosas no pueden aplicarse al todo porque el todo no es uno solo: es demasiado variado, tiene demasiados rostros. El Rayo de la Creación muestra también eso.

En la actualidad, el estudio del Rayo de la Creación y de las leyes universales no es aún conocimiento: es solo lenguaje; pero con la ayuda de este lenguaje, podremos hablar sobre muchas cosas diferentes para las que el lenguaje corriente carece de palabras, expresiones, conexiones entre las cosas. Al estudiar este nuevo lenguaje, usted entiende la relación de las cosas entre sí, porque aquél lo liga todo junto: todo lo que conocemos o debemos conocer o todo aquello por lo que estemos interesados en conocer en el mundo. El valor de este lenguaje es que, al usar algún término de él, usted explica no solo qué es este objeto y qué lugar ocupa en su ambiente inmediato, sino que también muestra su lugar en todo el universo.

Tomar el Rayo de la Creación como una sucesión de acontecimientos, puede considerarse como una octava. Es una octava descendente en el sentido de expansión y diferenciación. El primer intervalo en esta octava lo llena la Voluntad del Absoluto. A fin de llenar el segundo intervalo, entre los planetas y la Tierra, fue creado cósmicamente un instrumento especial. Este instrumento es la vida orgánica sobre la Tierra. La vida orgánica sobre la Tierra desempeña un papel importantísimo en el Rayo de la Creación pues garantiza la transmisión de energías y hace posible el crecimiento del Rayo. El punto creciente del Rayo es la Luna. La idea es que, eventualmente, la Luna se parecerá a la Tierra, y la Tierra se parecerá al Sol; entonces aparecerá otra luna, y de ese modo el crecimiento continuará hasta cierto punto. Pero esto está más bien más allá de nosotros.

La vida orgánica es una suerte de aparato receptor para captar y transmitir las influencias provenientes de los planetas del sistema solar. Al mismo tiempo, como sirviendo de medio de comunicación entre la Tierra y los planetas, la vida orgánica alimenta a la Luna. Todo lo que vive, sirve a los fines de la Tierra; todo lo que muere, alimenta a la Luna. Esto suena extraño al principio, pero cuando entendamos las leyes que gobiernan la vida orgánica, comprenderemos que se basa en una ley muy dura, la ley de que una clase de seres vivientes se come a la otra clase. Esto no solo hace que la vida orgánica se autosustente sino que también la capacita para que alimente a la Luna y sirva como transmisora de energías. De esa manera, la vida orgánica sirve a muchos fines: los de los mundos mayores, los planetas, la Tierra y la Luna.

Surge la pregunta: ¿Cómo podemos probarlo? Podemos hallar ciertas pruebas después, por analogía con el hombre, porque el hombre está construido sobre los mismos principios que el Rayo de la Creación. Hay muchas cosas que no podemos probar de modo objetivo, pero puede ser que encontremos las pruebas estudiándonos.

P. ¿Al morir, por qué el alma va a la Luna?

R. La Luna tiene hambre.

P. ¿La Tierra no tiene hambre también?

R. Toda la superficie de la Tierra, su composición y estructura, dependen de la vida orgánica. La tierra recibe al cuerpo, pues eso es lo que quiere. Depende del gusto y del apetito. La Luna quiere una cosa, la Tierra otra. Es una idea interesantísima. Después veremos más claramente cómo las cosas están conectadas, cómo una cosa hace crecer otra. Ciertas materias pasan a la Luna de esa manera que, de lo contrario, no podrían llegar a ella. E ingresan en una forma ya digerida.

P. ¿Qué es la Tierra? ¿Está viva? ¿Dónde comienzan la vida orgánica y la Tierra?

R. La vida orgánica es una cosa absolutamente definida: animales, plantas, hombres y todos los microorganismos. En cuanto a la Tierra, es ciertamente un ser viviente, solo que en una escala absolutamente diferente. En la naturaleza, nada está muerto. Solo algunos hombres están muertos.

P. ¿Cuál es la forma de comunicación entre la vida orgánica y la Tierra?

R. Hay muchas formas de comunicación. «Cuando usted inhala aire, por ejemplo, esto es comunicación».

Estamos aquí, en la Tierra, como parte de la vida orgánica. La vida orgánica está bajo ciertas influencias provenientes de todos los planetas y, puesto que somos parte de ella, estas influencias también nos afectan. También estamos bajo ciertas influencias provenientes del Sol, de la Vía Láctea y, tal vez, bajo las influencias de Todos los Mundos, aunque, naturalmente, las influencias de Todos los Mundos en un hombre individual son pequeñísimas. No conocemos mucho sobre las influencias provenientes de la Luna, pero sabemos que ésta desempeña importantísimo papel en la vida orgánica y, sin entender cómo todo está conectado y de qué modo la vida del hombre sobre la Tierra está conectada con los planetas y el Sol, no podemos entender la posición del hombre y su vida actual como es. Por ejemplo, sin este diagrama es imposible entender que el hombre vive en un lugar malísimo del universo, y que muchas cosas que consideramos injustas, contra las que nos rebelamos y tratamos de luchar, son realmente el resultado de esta posición de la vida orgánica sobre la Tierra. Si estuviéramos en la Luna, eso sería peor todavía; no habría posibilidad de desarrollo. En la Tierra hay posibilidad de desarrollo: podemos desarrollar en nosotros ciertas partes.

Como individuos, nos llegan poquísimas influencias planetarias. Por lo general, las influencias planetarias solo las sienten las personas en masa; de manera que éstas son responsables de las guerras, revoluciones y cosas por el estilo. Un hombre individual está muy poco bajo las influencias planetarias, porque la parte que puede ser afectada por ellas no está desarrollada. Esta parte no desarrollada es la esencia.

Hasta cierto punto, el hombre está bajo la influencia del Sol, y puede estar bajo influencias muy superiores si desarrolla centros superiores y se conecta con éstos. De modo que el desarrollo significa pasar de una clase a otra clase de influencias. En la actualidad, estamos más particularmente bajo la influencia de la Luna. Tenemos que volvernos cada vez más conscientes para llegar a estar bajo las influencias superiores.

P. ¿De qué modo estamos bajo la influencia de la Luna?

R. La Luna desempeña un papel importantísimo en nuestra vida, o más bien en la vida orgánica sobre la Tierra. La Luna controla todos nuestros movimientos. Si muevo mi brazo, es la Luna la que lo hace, porque sin la influencia de la Luna eso no puede ocurrir. La Luna es como el péndulo de un reloj antiguo, y la vida orgánica es como el mecanismo del reloj que este péndulo mantiene en marcha. La acción de la Luna sobre nuestra vida es puramente mecánica. Actúa por puro peso, y recibe energías superiores que poco a poco la hacen vivir. Si usted recuerda las cuatro clases de energía: la energía mecánica, la energía vital, la energía psíquica y la energía consciente, entonces la luna actúa con la energía mecánica, como un enorme electroimán, que atrae la materia del alma. Cuando recibe esta materia, su temperatura cambia. La Luna se halla en un estado muy lento, mucho más lento que la Tierra.

Toda nuestra mecanicidad depende de la Luna. Somos como marionetas movidas por cables, pero podemos estar más libres o menos libres de la Luna. Cuando entendamos eso, entenderemos que el modo de volverse más libre es no identificándose ni considerando, luchando contra las emociones negativas, etc. En la actualidad, no podemos dar un paso sin la energía de la Luna; los cables no pueden ser cortados de repente, pues entonces las marionetas simplemente se desplomarían. Es necesario aprender primero a moverse. Todas las personas dormidas están bajo la influencia de la Luna. No tienen resistencia, pero si el hombre se desarrolla, puede cortar gradualmente algunos cables que son indeseables y puede abrirse a las influencias superiores. De este modo, puede volverse libre de la Luna, si no plenamente, al menos considerablemente más de lo que es ahora.

P. ¿Las influencias inferiores provienen de la Luna?

R. Las influencias más mecánicas. Si el hombre está completamente bajo la influencia de la Luna, es una máquina.

P. ¿Quiere decir que la Luna nos afecta física y psicológicamente?

R. La influencia física es diferente; esto es normal. Es incorrecto cuando la Luna empieza a afectar nuestra mente y nuestras emociones. Eso sucede solamente cuando el hombre está desligado de las influencias superiores; pero nada puede desligarlo de ellas, salvo él mismo.

P. ¿Podría decirnos más sobre esa idea de alimentar la Luna?

R. Primero debo formularle una pregunta: ¿qué significa esta idea para usted? ¿Cuál es el principio principal que ve en ella?

P. No entiendo el primer principio de ella.

R. Vea, puede mirarla desde diferentes lados, aunque oiga de ella por primera vez. Cuando vea el principio correcto, entonces todo se aclara. Cuando por primera vez oí hablar de ella, ciertamente me pareció muy extraño, pero al mismo tiempo vi que el principio detrás de ella era que todo está conectado, que las cosas no existen separadamente, que, de cierto modo, la vida orgánica conecta a la Tierra y la Luna.

P. ¿La Luna causa realmente catástrofes humanas, requiriendo cierto alimento para su propio ser?

R. La Luna no causa catástrofes; somos nosotros los culpables: de nada vale tratar de acusar a la Luna. Suponga que descuidamos reparar una pared y ésta se cae; ¿de quién es la culpa? Se cae debido a leyes físicas, pero, al mismo tiempo, la culpa no puede ser de las leyes físicas. Si las influencias cósmicas caen sobre un suelo correcto, no hay catástrofes, así como una pared no se cae si la reparamos. Pero, por supuesto, puede haber grandes catástrofes que no son afectadas por nuestra actitud.

P. ¿Por qué es que los planetas afectan al hombre en la masa y no al hombre individual?

R. Porque la parte del hombre que puede ser afectada es muy pequeña y sin desarrollar o demasiado cubierta por la personalidad. La personalidad refleja todas estas influencias, y el hombre está bajo la ley del accidente. Si el hombre viviera en su esencia, estaría bajo las influencias planetarias o, en otras palabras, bajo la ley del hado. Si esto fuese para su beneficio o no es otra cuestión; puede ser mejor en un caso y peor en otro, pero por lo general, mejor. Los rayos planetarios no pueden penetrar en la personalidad.

Las personas en la masa son afectadas por las influencias planetarias en ciertas partes de aquéllas que están siempre allí. La mayoría de las personas de una multitud son hombres N.º 1, esto es, hombres que viven en los centros instintivos y motores. Y el principal poder motor del hombre N.º 1 es la imitación y la imaginación. Cuando las personas están bajo el poder de la imitación y la imaginación, aceptan muy fácilmente las influencias mecánicas; empiezan a imitarse entre sí, de modo que esto produce un gran efecto.

Cuando las personas viven como parte de la masa, nadie puede ayudarlas; están tan entremezcladas que usted no puede separar un átomo del otro. En el nivel de la masa, son todos los mismos. Las personas solo pueden esperar encontrarse con influencias favorables cuando se elevan de la masa, no antes. Las influencias que afectan a la masa son solo desfavorables; son influencias que la mantienen abajo. Hay influencias favorables que ayudan a los individuos a salir, pero solo pueden ayudar a los hombres que están un poco por encima de la masa. Podemos esperar ayuda, pero solo en cierto nivel; ¿pues de qué valdrían nuestros esfuerzos si alguien pudiera tomarnos por las orejas y arrastrarnos hacia arriba? Si nos volvemos conscientes, es lo mismo que tener voluntad en un nivel superior; y si podemos «hacer», podemos aislarnos de muchas de estas influencias planetarias que afectan a la masa.

P. ¿Nuestro objetivo es desarrollarnos de modo que, como individuos, podamos llegar a estar bajo las influencias planetarias?

R. Eso no será influencia planetaria, estará de acuerdo con su tipo. Los hombres individuales son diferentes según su esencia. La esencia o el tipo de hombre es el resultado de las influencias planetarias. Los planetas nos convierten en lo que somos. Las diferentes combinaciones de influencias planetarias forman las diferentes esencias.

P. Usted dijo que llegamos a estar bajo las leyes cósmicas hasta el punto que las guerras son causadas por las influencias planetarias. ¿Eso es el destino?

R. Cuando respondo sobre lo que significa el destino, tomo solamente lo que realmente puede llamarse destino, pero para muchas personas el destino es mucho más extenso. Cuando los absorbe algún gran movimiento, como los movimientos políticos, las guerras, las revoluciones, para ellos esto se convierte en destino.

Debe entenderse porqué hablamos de influencias planetarias, por qué se las menciona y en relación con qué. La idea principal es que las influencias planetarias pueden ser muy diferentes. Nuestro estado atrae y rechaza a las influencias planetarias. No podemos saber qué son, solo podemos conocer nuestro estado. Si usted se recuerda, puede atraer buenas influencias planetarias; si usted es mecánico, atrae influencias malas.

P. ¿Las muchas leyes bajo cuya influencia estamos, producen en nosotros a los diferentes «yoes»?

R. Si, muchísimos. Las fuerzas pasan a través del hombre y éste toma esto como sus propios deseos, simpatías, atracciones. Pero solo se trata de fuerzas que pasan a través de él en todas direcciones. Empezando desde el Mundo N.º 3, las fuerzas llegan al hombre y pueden producir acciones, actitudes, o pueden ser rechazadas. Solo podemos estudiar los efectos que las fuerzas produzcan. Nos interesamos en todo desde el punto de vista de nuestro beneficio, el resto no nos interesa. Las fuerzas superiores o las influencias superiores son normales, cósmicas; pero podemos abrirnos para recibirlas o cerrarnos respecto a ellas. Si estamos dormidos, estamos más cerrados a ellas, y cuanto más dormidos estemos, más cerrados estamos. Si estamos despiertos, nos abrimos a las influencias superiores.

P. Usted dijo que estamos bajo la ley del accidente. ¿De qué fuente de influencia proviene esta ley? ¿Podemos estar libres de ella?

R. El accidente tiene muchas manifestaciones diferentes. Las formas más simples empiezan a desaparecer muy rápidamente si estamos más despiertos. Pero usted no puede tomar esto literalmente: esta ley es grandísima y multilateral. Es una cuestión de grado. Solo en el Absoluto las cosas son absolutas. Para nosotros esto es una larga escalera y en cada escalón uno es más libre. Si está debajo, usted no puede hablar de lo que sucederá cuando esté en la cima. Solo puede decir: «Si empiezo a trabajar para librarme de la ley del accidente, ¿mi vida será menos caótica?». Ciertamente, si usted tiene un objetivo permanente, estará libre de los objetivos accidentales. Olvídese de los milagros. Cada línea de esfuerzo aportará resultados en esa línea, aunque hay conexiones.

P. ¿Cómo puede uno desembarazarse de las malas influencias?

R. Antes que siquiera podamos pensar en «hacer», debemos tratar de entender qué son estas influencias. Éste es un error constante que todos cometen siempre al pensar que pueden «hacer». No podemos «hacer», pero si sabemos, podemos cambiar algo.

P. Puesto que no hemos desarrollado nuestros centros superiores, ¿cómo recibimos las influencias provenientes de los mundos superiores?

R. Nuestro estado corriente es relativo; en nuestros mejores momentos, somos receptivos a las influencias superiores. Éstas nos llegan a través de los centros. Aunque no estamos conectados permanentemente con los centros superiores, influyen en nosotros si no están sepultados demasiado profundamente, y algo logra alcanzarnos a través de ellos.

P. ¿Cuál es la finalidad de la existencia del hombre?

R. El hombre, e incluso la humanidad, no existe separadamente, sino como parte del todo de la vida orgánica. La Tierra necesita vida orgánica en conjunto: hombres, animales, plantas. El Rayo de la Creación es una rama que crece, y esta comunicación es necesaria a fin de que la rama pueda crecer más. Todo está conectado, nada está separado, y las cosas más pequeñas, si existen, sirven a algo mayor. La vida orgánica sirve a los fines planetarios, no existe por sí misma. Un hombre individual es una célula altamente especializada en aquélla, pero, en esa escala, una célula individual no existe: es demasiado pequeña. Nuestros puntos de vista corrientes son muy ingenuos y antropocéntricos: todo gira en torno del hombre. Pero el hombre es una cosa muy insignificante, parte de una máquina grandísima. La vida orgánica es una unidad cósmica particular, y el hombre es una unidad en esta gran masa de vida orgánica. Tiene la posibilidad de ulterior desarrollo, pero este desarrollo depende del esfuerzo y entendimiento propios del hombre. Entra en el designio cósmico que cierta cantidad de hombres se desarrollen, pero no todos, pues eso contrariaría otro designio cósmico. Evidentemente, la humanidad debe estar en la Tierra y debe llevar esta vida y sufrir. Pero cierta cantidad de hombres pueden escapar, esto también entra en el designio cósmico.

De modo que, individualmente, no somos importantes para el universo. Ni siquiera podemos hablar de la humanidad en relación con el universo: solo podemos hablar de la vida orgánica. Como dije, somos parte de la vida orgánica, y la vida orgánica desempeña cierto papel en el sistema solar, pero es una cosa grandísima, comparada con nosotros. Estamos acostumbrados a pensar individualmente en nosotros, pero muy pronto perdemos esta ilusión. Es útil pensar sobre diferentes escalas; tome una cosa en una escala equivocada y perderá su camino.

P. ¿Usted dijo que existía el designio que algunos de nosotros se desarrollaran?

R. Esto, hasta donde podemos verlo, se halla bajo la misma ley que, por ejemplo, los accidentes callejeros. Es bien sabido que en toda gran ciudad el tráfico matará cierta cantidad de personas. Quién será matado, no está determinado, no es necesario que sea una u otra persona, sino cierta cantidad. Del mismo modo, cierta cantidad de personas puede tener una oportunidad de escape: pero en este caso, sobre esto no existe el debe. Ésta es la diferencia.

P. ¿Recibimos la posibilidad o debemos crearla contra las circunstancias?

R. Recibimos la posibilidad. Toda persona normal tiene esta posibilidad. El resto depende de nosotros. Individualmente, los hombres solo existen para ellos mismos. Pero incluso para ellos mismos no sirven a ninguna finalidad útil. Si un hombre crece y se vuelve diferente, puede volverse importante individualmente de algún modo, aunque no podemos saberlo con seguridad. Pero esto solo puede referirse a un hombre de desarrollo superior, no a un hombre mecánico.

P. ¿Por qué el Sol, los planetas y la Luna quieren comunicarse?

R. Todo es una sola cosa; solo que a nosotros las cosas nos parecen separadas; en realidad están todas ligadas, juntas, como las diferentes partes del cuerpo. Esto se parece a la circulación de la sangre en un organismo, o al fluir de la savia en una rama que crece. He aquí por qué es necesaria la comunicación.

P. ¿Bajo cuántas leyes vive un hombre?

R. No lo sabemos. Solo podemos hablar de la Tierra, que está bajo cuarenta y ocho leyes, pero no podemos usar la misma escala en relación con el hombre. Usted solo puede decir aproximadamente que la vida orgánica está en la misma relación con la Tierra que la Luna, y por tanto está bajo noventa y seis leyes. Pero éste es solo el principio. El hombre está bajo muchas más leyes.

P. ¿Podría dar un ejemplo de las cuarenta y ocho leyes?

R. Ésta no es una cuestión de catálogo sino de entender qué significa la idea. El hombre no está bajo un solo tipo de ley, sino bajo muchos tipos diferentes. Primero que todo, el hombre, como toda criatura sobre la Tierra, vive bajo leyes físicas, lo cual significa que solo puede vivir dentro de ciertos límites de temperatura. Luego, debe haber una cantidad particular de humedad en el aire, y el aire debe ser de una especial consistencia química para que el hombre respire. El hombre está también limitado a cierta clase de comida que pueda digerir. Estas cosas son todas leyes para el hombre. Luego, llegando a leyes muy simples, está, por ejemplo, nuestra ignorancia. No nos conocemos: ésta es una ley. Si empezamos a conocernos, nos libramos de una ley. Como dije, no podemos confeccionar un catálogo con ellas, pues algunas no tienen nombres, pero algunas las conocemos. Por ejemplo, sabemos que todos los hombres viven bajo la ley de la identificación: ésta es otra ley. Los que comienzan a recordarse, empiezan a librarse de la ley de identificación. De modo que, a fin de librarse de las leyes, primero es necesario hallar una ley de la que uno pueda librarse, y librarse de ella. Luego, cuando uno se libró de esta ley, uno puede hallar otra. De este modo, uno se libera a sí mismo, y así sucesivamente. Éste es el modo práctico de estudiar las leyes.

P. Hay tantas leyes que no podemos dejar de obedecer, por ejemplo, la necesidad de dormir tantas horas cada noche. ¿Éste es un modo de entender en qué medida un hombre es una máquina?

R. No, absolutamente no, porque esta ley del sueño es una ley cósmica. El hombre está hecho de esta manera; muchas leyes cósmicas mantienen este ordenamiento. Pero hay leyes que nos estorban por todos lados y nos mantienen en sujeción, y que no son necesarias para nada: no hay lado beneficioso ni necesidad cósmica. Estamos bajo demasiadas leyes innecesarias, y principalmente bajo nuestra propia mecanicidad. Esto es lo que particularmente nos mantiene abajo. Por ejemplo, vivimos bajo la ley de las emociones negativas: no es una ley necesaria; podemos vivir mucho más felizmente sin emociones negativas, aunque la gente no cree en eso.

P. ¿Quiere decir que debemos estar sujetos a todas estas leyes?

R. No podemos caer, o no caemos, bajo ellas; ellas no nos piden: estamos encadenados. Nos gobiernan, controlan y dirigen.

P. ¿Podemos librarnos?

R. Podemos… sobre condiciones. Aquí entran los Caminos. Los cuatro Caminos son los caminos de la liberación respecto de las leyes innecesarias. Sin escuelas, uno no puede saber de qué leyes puede librarse, ni encontrar el medio para librarse de ellas. La idea es que estamos bajo demasiadas leyes mecánicas. Eventualmente, podemos librarnos de algunas de ellas, sujetándonos a otras leyes. El único modo de librarse del poder de una ley es ponerse bajo otra ley. Pero ésta es solo una idea general. A usted le pueden mostrar el camino, pero el que debe trabajar es usted.

P. La aceptación de nuevas leyes en una escuela, ¿no conduce a palabras y a una nueva cosecha de academicismo?

R. El resultado del trabajo sobre uno mismo no es la creación de leyes nuevas sino la liberación respecto de leyes innecesarias. La disciplina, necesaria para el período de estudio, es solo un medio, no un fin. En el estudio de uno mismo, el entender es necesario, y ser consciente. No puede escaparse con palabras. Esto es exactamente lo que es imposible.

P. ¿La posibilidad de alcanzar el «yo» permanente depende de la cantidad de leyes a las que uno está sujeto?

R. Sí. Trate de hallar una analogía de lo que significa estar bajo más leyes y menos leyes. Suponga que un hombre lleva una vida corriente; entonces, hay conscripción e ingresa en el servicio militar. Mientras está en el ejército, se halla bajo más leyes; cuando termina su periodo de servicio militar, se halla bajo menos leyes. Luego suponga que mientras está en el ejército comete un delito y es enviado a prisión. Entonces, está bajo las leyes de la prisión más las leyes militares, las leyes de su país, las leyes físicas y biológicas, etc. Ésta es la clase de analogía que debemos encontrar para entender la idea. Por ejemplo, si un hombre es bueno, está bajo cierta cantidad de leyes; si es malo, está bajo más leyes.

P. ¿No en la realidad?

R. Sí, ciertamente; tiene que obedecer a su médico o ir al hospital y estar bajo las leyes del hospital.

P. ¿Qué designio hay si tengo un dolor de muelas?

R. No veo ninguno.

P. ¿Esto no es parte del designio cósmico?

R. No, no hay designio. Usted no puede hablar de designio sin escala y relatividad. Es imposible que el mismo designio se aplique sobre una escala grande y sobre una escala pequeña.

P. La naturaleza parece ser muy injusta y muy cruel con el hombre.

R. ¿Por qué la llama naturaleza? Un terremoto es también la naturaleza. Pero, por el momento, aplicamos la palabra «naturaleza» a la vida orgánica. Evidentemente, ésta fue creada como es porque no hubo otro modo. Si esto no nos gusta, podemos estudiar métodos sobre cómo escapar. Individualmente, somos demasiado pequeños como para que cualquier fuerza superior nos conozca. Por ello, ¿quién es justo o injusto? Operamos con ideas imaginarias. En un pequeño círculo limitado, en definidas condiciones limitadas, puede haber justicia e injusticia. Pero en una escala mayor, esta idea pierde su significado. Hay muchas ideas como ésa que tienen cierto significado en una pequeña escala, pero pierden todo significado en una escala mayor. Al mismo tiempo, esta idea de la justicia es interesante porque las personas pierden gran cantidad de energía en este punto. Podemos detener ese desperdicio, pero no podemos corregir las cosas en el mundo. Toda la vida, desde el principio hasta el fin, es una injusticia. Por ejemplo, tenemos que morir: esto es muy injusto. Dividimos las cosas en justas e injustas, ¿y qué derecho tenemos? Toda la vida orgánica se basa en la injusticia; en una granja que se autosustenta criando gatos y ratas. Los gatos se comen a las ratas y las ratas se comen a los gatos. ¿Qué es la justicia entre gatos y ratas? Esto es la vida. No es nada bello. Nuestro objetivo es salir; no nos compete sentir indignación, eso es simplemente pérdida de energía. Pero no debemos pretender que los hechos sean diferentes de lo que son.

P. ¿Usted va a poner al hombre en el mismo sitio que el resto de la vida orgánica?

R. No hay diferencia, solo que algunas otras unidades están plenamente desarrolladas, y el hombre está solo semidesarrollado.

P. ¿Cómo es que el hombre, que es tan solo una manifestación de la vida orgánica, ha de escoger el tener una oportunidad de ulterior desarrollo?

R. No pienso que esta sea una cuestión de elección, pienso que esta cuestión necesita un enfoque absolutamente diferente. Desde este punto de vista, toda la vida orgánica puede considerarse como un largo trabajo de experimentación con la idea de producir un ser que evolucione por sí. Si el hombre puede alcanzar un estado superior es porque está hecho de ese modo: está creado para ser autoevolucionante. Los otros seres son solo experimentos para desarrollar diferentes rasgos, no poseen todas las cualidades que el hombre posee.

El hombre es una máquina, pero hay diferentes máquinas, y las máquinas pueden ser fabricadas con una finalidad especial. Si la máquina es usada para la finalidad por la que fue fabricada, está en el sitio correcto, pero si es fabricada para una finalidad y usada para otra, está en un sitio incorrecto. El hombre es una máquina especial, fabricada para cierta finalidad; se le convierte en recipiente de ciertas influencias superiores provenientes de los mundos N.º 3, N.º 6 y N.º 12 y porque puede recibir estas influencias de los mundos superiores, puede volverse independiente del mundo que le rodea.

P. ¿Cómo puede el hombre escapar de su situación?

R. Puede escapar de algunas leyes. En los diferentes niveles, las cosas están bajo diferentes leyes.

P. ¿Entonces, el hombre en un estado superior de consciencia está sujeto a menos leyes que nosotros?

R. Ciertamente, porque la mayoría de las leyes que tenemos que obedecer son el resultado de nuestro sueño y nuestra inconsciencia. Cada paso que damos para volvernos más conscientes nos pone más libres. Suponga que un hombre se contenta con la vida mecánica; entonces, se segrega de las influencias superiores y recibe solo las influencias que comienzan con el mundo N.º 24. Ciertamente, entonces está en peor situación que un hombre que recibe influencias de mundos superiores. Las leyes o influencias de los mundos N.º 3 y N.º 6 solo pueden llegar a través del centro mental superior, y las influencias del mundo N.º 12, a través del centro emocional superior.

Además, debe entender que muchas influencias pueden recibirse mecánicamente, pero muchas otras necesitan esfuerzo. O sea, las influencias no permanecen como son en el hombre: se transforman en él. Todo depende de cómo se transforman.

P. ¿Los hombres son responsables de lo que hacen y los animales no son responsables?

R. Los hombres N.º 1, N.º 2 y N.º 3 son menos responsables; los hombres N.º 4 y así sucesivamente, son más responsables; la responsabilidad crece. Un animal no tiene nada que perder, pero el hombre sí. Cuando el hombre empezó a crecer, tiene que pagar por todo error que cometa. Si uno no tiene control, no tiene responsabilidad, pero si tiene siquiera una pequeña posibilidad de control, una posibilidad de estar más despierto o menos despierto, como en nuestro caso, uno ya es responsable.

P. Eso implica justicia.

R. No, nadie puede llamarlo justicia si tuvo que pagar por sus errores. La mayoría de la gente piensa que la justicia es obtener lo que queremos y no lo que merecemos. La justicia debe significar alguna coordinación entre las acciones y los resultados de las acciones. Esto ciertamente no existe, y no puede existir, bajo la ley del accidente: y vivimos bajo la ley del accidente. Cuando conocemos las principales leyes, entendemos que vivimos en un mal lugar, en un lugar realmente malo. Pero no podemos vivir en ningún otro, de modo que debemos ver qué podemos hacer aquí. Solo que no debemos imaginar que las cosas son mejores de lo que son.

La cuestión de la justicia y la injusticia es un tema muy bueno para pensar, porque las personas gastan mucha energía en este problema. Usan palabras pero no se dan cuenta por qué llaman justa a una cosa e injusta a otra. Empero, una cosa está siempre conectada con otra, una cosa sigue inevitablemente de otra. Nuestra presunción es que debe haber justicia en cada escala. Trate de explicar qué es justo y qué es injusto. ¿Cómo puede saberlo? Las personas son máquinas. ¿Cómo pueden ser justas las máquinas? Ésta no es una cualidad que pertenezca a las máquinas. Si son responsables, como el hombre N.º5, entonces usted puede hablar de justicia e injusticia; pero si actúan de la manera con que las condiciones y las circunstancias las forman, ¿qué puede usted esperar? Muy a menudo, nuestra idea de la injusticia se basa en un criterio muy estrecho. No comparamos las cosas ni vemos que ése es el orden natural de las cosas. No podemos hablar de injusticia mientras pensemos en ella como una excepción. Cuando la vemos como la regla, podemos pensar cómo escapar de ella. No puede haber justicia en nuestro estado actual, no puede haber justicia en prisión. Lo único que uno puede pensar seriamente cuando comprende que está en prisión es cómo escapar, no sentarse y llorar por la injusticia en prisión. Las personas son máquinas, son empujadas en cierto sentido y ruedan, y cuando golpean una pared, se detienen y, luego, empiezan a rodar hacia atrás. La justicia, como muchas otras cosas, depende del lugar. Empecemos colocándola desde el punto de vista del sistema. Empezamos con la división de la humanidad en diferentes círculos. Ahora podemos ver dónde surge el malentendido acerca de la justicia. La justicia empieza realmente en el segundo círculo, cuando las personas empiezan a entenderse mejor entre ellas; y hay más justicia en el círculo interior, y más aún en el círculo más interior. En el círculo exterior, la justicia solo puede ser accidental, como todo lo demás. La justicia, como muchas otras cosas reales e imaginarias, como la emoción positiva, el conocimiento de ciertas cosas como la vida futura, el entendimiento entre las personas, etc., que queremos encontrar aquí en el círculo exterior, existen, si es que existen, solo en los círculos interiores, y aquí son imposibles.

P. ¿Las cosas permanecerán como son, a menos que cada uno sea consciente?

R. Las cosas permanecerán como son, pero podemos escapar. Requiere mucho conocimiento saber de qué podemos escapar y de qué no podemos escapar. Pero la primera lección que debemos aprender, lo primero que nos impide escapar, es que ni siquiera comprendemos la necesidad de conocer nuestra posición. Quienquiera la conozca, ya está en una posición mejor.

P. Si el hombre es análogo a los mundos, ¿podemos entender cuáles son las tres leyes del hombre?

R. Sí que podemos. Si tomamos el Mundo N.º 6, vemos que hay seis órdenes de leyes, tres del mundo de arriba y tres propias de aquél. De modo que podemos decir que las leyes pertenecientes al Mundo N.º 6 son la mitad de la totalidad de las leyes bajo las cuales existe. Ahora, tomemos el Mundo N.º 12. Tres leyes propias de éste suman una mitad, igual a las otras nueve leyes que suman la otra mitad; y así sucesivamente, hasta que llegamos al hombre. Tres leyes propias del hombre suman una mitad de la cantidad total de leyes bajo las cuales el hombre vive. Por esto, usted verá que cuanto más sutiles son las fuerzas, menos llega de ellas al hombre.

P. ¿Por qué representan la mitad?

R. Porque ocupan la mitad del lugar, e incluso pueden ocupar la totalidad y otras fuerzas tal vez no trabajen para nada. Todo depende de qué influencias estén abiertas: superiores o inferiores.

P. ¿Usted dijo que la vida orgánica está gobernada por noventa y seis leyes, lo mismo que la Luna?

R. El mismo número, pero una manifestación absolutamente diferente. La vida orgánica no es similar a la Luna. La Luna es un cuerpo cósmico, la vida orgánica es una película sobre la superficie de la Tierra. La cantidad de leyes solo muestra la relación de una unidad dada con el resto, pero no su ser y consistencia.

P. ¿Usted dijo que los planetas afectan a las situaciones: guerras, etc.?

R. Sí. pueden crear guerras. Todo el sistema solar es una unidad, de modo que en él todo está conectado con causas cósmicas y todo afecta a la vida en la Tierra. Las causas de las cosas que ocurren en la Tierra están a menudo fuera de la Tierra. Pero cuando hay causas que pueden producir guerras, eso depende del estado de la humanidad en un lugar y tiempo dados. Las personas pueden mostrar más o menos resistencias. Si las personas, en cierto tiempo en un país dado, están en un estado mejor, muestran más resistencia.

P. ¿La Tierra afecta a la Luna y también a los otros planetas?

R. Sí, pero solo nos interesa lo que afecta a la vida orgánica y, a través de la vida orgánica, a nosotros mismos.

P. ¿Cómo podemos probar las declaraciones arbitrarias sobre el rol de la vida orgánica y sobre la Luna que es la más joven en el Rayo?

R. No hay declaraciones arbitrarias: todo proviene del sistema. No es mi sistema, yo no lo inventé. Tan solo como teoría no presenta interés: solo es interesante si comprendemos que proviene de una mente superior. Empecé con el lado psicológico para darle una posibilidad de adquirir una valoración de estas ideas. Si la consiguió, será paciente con este lado.

P. ¿Estamos trabajando contra la naturaleza? A menudo tengo la idea de que, hasta cierto punto, sí lo estamos.

R. Estamos trabajando contra la naturaleza, pero la naturaleza es un término relativo. En estos círculos concéntricos de mundos dentro de mundos, si usted trabaja contra la naturaleza, lo hace contra un círculo concéntrico, pero eso no puede ser contra otro círculo. Todo no es una sola naturaleza; usted no puede trabajar contra la naturaleza fuera de la naturaleza; si usted va fuera de una naturaleza, está dentro de otra naturaleza.

P. ¿Sobre qué prueba se basa la presunción de que el hombre puede rebelarse contra su lugar en el universo y que ésta no es otra ilusión?

R. Pero el hombre no puede. El hombre no puede apartarse de la Tierra, pero puede estar bajo diferentes leyes, mientras permanece en la misma posición y en la misma Tierra. Puede estar bajo un conjunto de leyes y otro conjunto de leyes, y es posible observar esto si sabemos qué significa. Podemos observar personas que viven bajo diferentes conjuntos de leyes en la vida corriente y cuando lo probamos siquiera de pequeña manera, podemos entender fácilmente que esto puede ir más allá. Usted debe pensar lo que significa vivir bajo leyes diferentes. Incluso, tal como somos, tenemos cierta elección, tal vez no una elección plena, pero podemos cambiar muchas cosas tan solo escogiendo correctamente.

P. ¿Debe tenerse una gran cantidad de conocimiento antes de poderse escoger entre las influencias?

R. Ésta es una pregunta importantísima, porque no es cuestión de conocimiento sino de ser. El hombre vive bajo influencias provenientes de diferentes partes del universo. En un estado, una clase de influencia es la que vence; en otro estado, otra clase. En la vida del mismo hombre, éste un día puede estar bajo una clase de influencia, y otro día bajo otra.

P. ¿Nos colocamos bajo las mismas leyes debido a nuestra falsa personalidad?

R. Muy ciertamente, bajo muchas leyes mecánicas, absolutamente inútiles.

P. ¿Cuál es el valor de estudiar las tablas y diagramas?

R. Cuando usted empezó a estudiar el sistema, debió haber tenido muchos interrogantes y pensamientos sobre el mundo, sobre la relación de las diferentes cosas, y sobre usted mismo, en el mundo. Los diagramas y el estudio de las leyes le dan un nuevo punto de vista; usted tuvo un pensamiento de las cosas en un sentido, y ahora, a través de los diagramas y principios, empieza a pensar en otro sentido.

P. ¿Este conocimiento teórico de la cosmología ayudará a entender a crecer?

R. No es teórico, es muy práctico, y ciertamente ayudará a entender a crecer, porque para ello formará una base firme. El Rayo de la Creación es un sistema de eliminación, de simplificación: concluye con todo el conocimiento que no es práctico. Con la ayuda del Rayo de la Creación eliminamos del universo todo lo que no tiene relación personal con nosotros, todo lo que no puede entenderse prácticamente. Como dije, al estudiar el Rayo de la Creación, usamos el principio de la escala. Esto se aplica a nuestra percepción de las cosas; empero, desde otro punto de vista, también se refiere a las cosas en sí mismas. Esto es lo que deberá entenderse: no solo es subjetivo, porque las cosas, en las diferentes escalas, están bajo diferentes leyes.

Además, todas las grandes ideas como el Rayo de la Creación y las leyes fundamentales del universo son necesarias porque mantienen nuestro pensamiento en los canales correctos. No permiten que aquél se disperse sin resultado alguno, de modo que también ayudan a recordarse. Si usted las desecha, si trata solamente de recordarse y excluir a todas las otras ideas, no sobrevendrá.

Ahora debemos hablar de las materias con que esta hecho el universo. Todas las materias del mundo, que nos rodean, como el alimento que comemos, el agua que bebemos, el aire que respiramos, las piedras de nuestras casas, nuestros propios cuerpos, están impregnados por todas las materias existentes en el universo. No hay necesidad de estudiar ni analizar al Sol a fin de hallar la materia solar: esta materia está en nosotros, es el resultado de la división de nuestros átomos. Del mismo modo, tenemos en nosotros materia de todos los otros mundos. En este sentido, el hombre es ciertamente un universo en miniatura: tiene en él todas las materias que componen al universo: las mismas fuerzas, las mismas leyes que gobiernan la vida de todo el mundo actúan en él. Por tanto, como dije, estudiando al hombre, estudiamos al universo, y viceversa.

Pero solo puede trazarse un pleno paralelismo entre el hombre y el universo si tomamos al hombre en el sentido completo del vocablo, esto es, un hombre cuyos poderes y posibilidades inherentes están desarrollados. Un hombre subdesarrollado, un hombre que no completó su evolución, no puede tomarse como un cuadro completo del mundo: es un mundo inconcluso.

Como se dijo antes, las leyes son por doquier las mismas, en todos los planos. Estas mismas leyes, que se manifiestan en diferentes mundos, esto es, en diferentes condiciones, producen fenómenos diferentes. El estudio de la relación de las leyes con los planos en los que se manifiestan nos trae al estudio de la relatividad.

Si tomamos al Rayo de la Creación, debemos recordar que los mundos están conectados entre sí y se afectan uno al otro de acuerdo con la Ley de los Tres. En otras palabras, los primeros tres mundos, tomados juntos, producen el fenómeno que influye sobre los mundos siguientes, y así sucesivamente. En los primeros tres mundos, el Absoluto es el conductor de la fuerza activa, el Mundo N.º 3 el conductor de la fuerza pasiva, y el Mundo N.º 6 el conductor de la fuerza neutralizadora. En otras palabras, el Absoluto es Carbono, el Mundo N.º 3 es Oxígeno, y el Mundo N.º 6 es Nitrógeno.

Si colocamos a las tres fuerzas en una secuencia, según el orden en que se unen, obtendremos el orden 1, 2, 3; pero las materias que sirven como conductoras de estas fuerzas, según su densidad estarán en este orden: carbono, nitrógeno, oxígeno. De modo que cuando las materias están en este orden, se producen los fenómenos. Pero para la creación subsiguiente, para la formación de la próxima tríada, el nitrógeno debe, por así decirlo, retornar una vez más al tercer lugar, al orden 1, 2, 3 y de este modo se convierte en el carbono de la próxima tríada, pues la segunda tríada proviene de la fuerza neutralizadora de la primera tríada que se vuelve activa. Este cambio de lugar de las materias en la tríada es una especie de danza cósmica que produce la acción.

Tratemos ahora de ver cómo las fuerzas que emergen del Absoluto, a fin de manifestarse en el Mundo N.º 3, deberán primero pasar a través del Mundo N.º 6. Una analogía nos muestra con absoluta claridad la necesidad de esta dirección de la fuerza. Como dije, la voluntad del hombre puede influir sobre un fragmento de tejido en ciertas partes de su cuerpo. Pero un tejido está compuesto por células. A fin de afectar al tejido, la voluntad del hombre deberá primero influir sobre las células que componen el fragmento dado de tejido. El tejido es un mundo diferente de las células, pero, al mismo tiempo, los tejidos no existen aparte de las células, pues están compuestos por células.

El Mundo N.º 3 es un mundo separado del Mundo N.º 6, y, al mismo tiempo, está compuesto por Mundos N.º 6, esto es, por mundos semejantes a nuestra Vía Láctea. De modo que para influir sobre una parte del Mundo N.º 3 (Todos los Mundos), el Absoluto deberá influir primero sobre cierta cantidad de Mundos (Todos los Soles), de los cuales el Mundo N.º 3 está compuesto.

Así, en el pasaje de las fuerzas, los Mundos N.º 1, N.º 3 y N.º 6 están, al principio, en el orden 1, 6, 3 y luego, para un ulterior pasaje de las fuerzas, deben reasumir nuevamente el orden 1, 3, 6. En la próxima tríada, la Vía Láctea es carbono, el sol, oxígeno; y los planetas, nitrógeno. Puesto que el nitrógeno está entre el carbono y el oxígeno, la fuerza proveniente de la Vía Láctea, esto es, de las estrellas, deberá primero pasar a través de los planetas a fin de llegar al Sol.

A primera vista, esto puede parecer extraño, pero si visualizamos la estructura del sistema solar, veremos muy claramente que no puede ser de otro modo. Aquí no se necesitan analogías. Imagínese al Sol rodeado por planetas que se mueven en torno de él; en la distancia, algún grupo de estrellas desde las cuales las influencias salen hacia el Sol. Pero el Sol no está en un solo lugar; sabemos que se mueve; los planetas, que rotan alrededor de él, se mueven con él en el espacio, formando, cada uno de ellos por su movimiento, una espiral en torno del polo central del Sol, de modo que este polo central está enteramente encerrado en las espirales de los planetas y ninguna influencia puede alcanzarlo sin pasar primero a través del mundo de los planetas, esto es, penetrar a través de los anillos de las espirales.

Además, los planetas que se convierten en el carbono de la tercera tríada deben hallar el oxígeno y el nitrógeno correspondientes. En nuestro Rayo de la Creación, el oxígeno es la Tierra. Pero en el Rayo astronómico de la Creación no hay nitrógeno. Por tanto, los planetas no pueden pasar su influencia directa a la Tierra, y a fin de posibilitar el pasaje de las fuerzas entre los planetas y la Tierra, fue creado un artificio especial que representa el órgano sensitivo de la Tierra: la vida orgánica sobre la Tierra.

La vida orgánica sobre la Tierra es el nitrógeno de la tercera tríada. Las fuerzas provenientes de los planetas caen primero sobre la vida orgánica, que las recibe y pasa a la Tierra.

Si recordamos la organización extremadamente complicada de los terminales de los nervios sensitivos de nuestro organismo, por ejemplo los terminales de los nervios del gusto y el olfato, no pensaremos que es extraño que el hombre se defina como un terminal nervioso sensitivo de la Tierra.

Por supuesto, un prado cubierto con hierba difiere en muchos sentidos del hombre: solo recibe algunas influencias planetarias, y poquísimas de éstas. El hombre recibe influencias mucho más complejas. Pero las personas difieren grandemente una de otra a este respecto. La mayoría de los hombres son importantes solo en la masa, y solo la masa recibe una u otra influencia. Otros son capaces de recibir individualmente las influencias: las influencias que las masas no pueden recibir, pues solo son sensitivas para las influencias burdas.

La vida orgánica sobre la Tierra, que desempeña el papel del nitrógeno de la tercera tríada, es, por este mismo hecho, el carbono de la cuarta tríada en el Rayo. En otras palabras, conduce la fuerza activa que se encuentra con el oxígeno y el nitrógeno correspondientes. La Tierra es oxígeno y la Luna nitrógeno, a través de los cuales las influencias de la vida orgánica pasan a la Tierra.

Ahora bien, si tomamos al Rayo de la Creación dividido en cuatro tríadas y tenemos presente que la suma total de cada tríada es un hidrógeno definido, obtendremos cuatro hidrógenos o cuatro definidas densidades de la materia. Estos cuatro hidrógenos pueden tomarse como correspondientes a los cuatro puntos fundamentales del universo. El primero corresponde al Absoluto, el segundo al Sol, el tercero a la Tierra, y el cuarto a la Luna.

Dije que el Rayo de la Creación puede tomarse como una octava. Después de re, representado por la Luna, la octava tiene su do, que es también el Absoluto. De modo que, por así decirlo, hay dos Absolutos: uno empieza el Rayo, el otro lo termina. Un Absoluto es Todo, el otro es Nada. Pero no puede haber dos Absolutos, pues, por su naturaleza misma, el Absoluto es uno solo. Por tanto, Todo incluye a Nada, y Nada incluye a Todo. Nuestra mente construida dualmente no puede admitir la identidad de los opuestos. Lo dividimos todo, incluso al Absoluto. En realidad, lo que llamamos la antítesis de los opuestos existe solo en nuestro concepto, en nuestra percepción subjetiva del mundo. Pero, aunque entendamos esto, somos incapaces de expresar este entendimiento en palabras; nuestro lenguaje no tiene palabras que puedan incluir simultáneamente la tesis y la antítesis. Nuestra mente no puede captarlas como una sola idea, tal como no puede captar las imágenes de algunos dioses hindúes, que combinan, en sí mismos, opuestos completos.

Ahora examinaremos el pasaje de las radiaciones entre los cuatro puntos fundamentales de la octava cósmica. Tomamos las radiaciones entre cada uno de los dos puntos en la forma de una octava y de esa manera obtenemos tres octavas: Absoluto-Sol; Sol-Tierra; Tierra-Luna. Ha de notarse que, aunque hay seis intervalos, solo tres de ellos requieren llenarse desde afuera. Los intervalos entre do y si los llena la Voluntad del Absoluto, la influencia de la masa del Sol sobre las radiaciones que pasan a través de ella, y la influencia de la masa de la Tierra sobre las radiaciones que pasan a través de ella.

Todos los hidrógenos de esta Tabla representan materias que hemos de tratar al estudiar al hombre. La escala se repite dos veces hacia abajo a fin de incluir solamente los hidrógenos que tienen relación con el hombre, con su vida exterior y con la vida interior de su organismo.

P. ¿Estos hidrógenos, cómo se conectan con el hombre?

R. Por ejemplo, el hidrógeno 768 representa toda la comida que comemos; el aire que respiramos es el hidrógeno 192, y nuestras impresiones pueden ser 48, 24, 12 e incluso 6. Tenemos un enorme ámbito de impresiones, pero no tenemos elección de aire o comida. No podemos inhalar, por ejemplo, hidrógeno 96, pues es fuego, gases incandescentes. No podemos comer H 384, pues es agua, y no podemos vivir en el agua. Verá que esta Tabla responde a todos sus requerimientos; nos permite hablar de todas las materias de la máquina humana y ver su interrelación; y hace posible conectar al hombre con el universo, porque podemos saber de qué nivel proviene cada materia.

Esta Tabla de hidrógeno muestra no solo la densidad de cada uno de ellos sino también el lugar de origen de estas diferentes capas de materia que están bajo diferentes leyes, como se explicó. Los hidrógenos que provienen de planos que están bajo una cantidad pequeñísima de leyes, cerca de la Voluntad del Absoluto, tienen un enorme poder y una enorme energía potencial.

Así tenemos una escala de doce densidades sobre las que puede colocarse toda la materia conocida o concebida por el hombre.

Para las densidades inferiores podemos encontrar ejemplos en el hombre y en el mundo alrededor de él. Hasta el nivel de H 96 o incluso H 48, estos pueden ser estudiados físicamente por la química, la biología y otras ciencias. Arriba de H 48 podemos estudiar solamente los efectos psicológicos de su presencia o ausencia: conocer el nivel de los hidrógenos con los cuales trabajan los diferentes centros.

Los hidrógenos aún superiores son solo potenciales en el hombre o existen en cantidades tan pequeñas que son imposibles de estudiar. El estudio de estos hidrógenos superiores en el mundo circundante está más allá de los poderes de percepción del hombre N.º 1, N.º 2 y N.º 3.

P. ¿Cómo se llenan los tres intervalos, en las tres octavas de radiación?

R. Es un ordenamiento cósmico; de otro modo, el Rayo de la Creación no podría existir. Los llenan las fuerzas de la naturaleza, tal como usted verá en nuestro organismo; algunos intervalos en nuestro organismo los llena la naturaleza; de otro modo, no podríamos vivir.

P. ¿Un hidrógeno consiste en tres elementos y también en tres fuerzas?

R. Consiste en tres fuerzas que trabajan a través de tres elementos. Tres fuerzas no pueden trabajar sin tres elementos. Un hidrógeno es la suma total.

P. ¿Las impresiones generan energía?

R. Son energía en sí mismas. Cada vez que obtenemos una impresión, recibimos cierta materia. La materia no está separada de la energía; donde hay materia, hay energía, y donde haya energía, hay materia.

Quiero darles un diagrama que les ayudará a entender las cosas. Dije que la vida orgánica es una adaptación que llena el intervalo entre los planetas y la Tierra. Está creado en forma de octava lateral o adicional que empieza en el Sol. Sol se convierte en do y produce si en el nivel de los planetas, y luego tres notas, la, sol, fa que son la vida orgánica sobre la Tierra. Luego, mi de esta octava lateral entra en la Tierra, y re en la Luna. De modo que la vida orgánica no pertenece a la octava principal sino a esta octava especial que empieza en el Sol. No sabemos qué significan do y si de esta octava. De toda esta octava solo conocemos la, sol, fa y mi. Incluso, de re, todo lo que sabemos es que cuando algo muere (ya sea un hombre o una cucaracha) su alma va a la Luna.

P. Cuando usted dice que sabemos qué es mi, ¿usted significa la Tierra?

R. No, todo lo que entra en la Tierra (el cuerpo físico, toda la materia física), al morir entra en la Tierra.

P. ¿Las almas están creadas para todos los organismos?

R. El cuerpo nace y al mismo tiempo también nace el alma; ésta es simplemente parte del cuerpo, invisible, desconocida para la medicina, la física y la química. Pero sin ella, el cuerpo no puede existir. Cuando el cuerpo muere, el alma está libre y es atraída por este gran electroimán: la Luna.

P. Todavía no entiendo la influencia de la vida orgánica entre los planetas y la Tierra. ¿Actúa en ambas direcciones?

R. Trate de empezar desde lo que entiende, y después aumentará su entendimiento. Nadie puede entender nada de repente. Entender significa conectar. La vida orgánica transfiere las influencias planetarias a la Tierra. De hecho, el proceso va en dos direcciones, pero no podemos ver una ni otra. Debemos tomarlo como una teoría, pero pueden hallarse analogías. Podemos ver cómo la vida orgánica transforma las influencias que provienen del Sol y qué gran papel desempeña en la estructura de la corteza de la Tierra. Por ejemplo, la tierra negra es resultado de los gusanos de la tierra: el petróleo es resultado de una aglomeración de peces y organismos marinos; el carbón es el resultado de los bosques; la greda y las islas de coral son resultados de la vida orgánica que subsiste en la Tierra. Esto demuestra cómo mi entra en la Tierra. Todo esto es mi de la octava lateral, de la que la sol fa es la vida orgánica cuando está viva. Esto muestra cómo la vida orgánica transforma las influencias del Sol. No vemos cómo transforma a las influencias planetarias, pero podemos tomar la analogía de las influencias del Sol. Esto demuestra que la vida orgánica está conectada con los planetas y con el Sol, y transforma las influencias planetarias tal como transforma las influencias solares.

P. ¿El Rayo de la Creación es mecánico?

R. No todo el Rayo. Cuando llega a nosotros, ciertamente todas las leyes son mecánicas en nuestro plano.

P. ¿Cómo es posible que un Rayo mecánico pueda crear una máquina que es capaz de lograr una voluntad permanente?

R. Debe recordar que el Rayo de la Creación comienza conscientemente, y en el punto de partida hay evidentemente planes de todo, o algunos planes pueden desarrollarse gradualmente más abajo. Pero, en las cuarenta y ocho leyes que trabajan sobre la Tierra, hay tres leyes del Mundo N.º 3, que están bajo la voluntad directa del Absoluto. Las leyes provenientes de diferentes planos no son igualmente mecánicas; algunas son más mecánicas, algunas menos. Si tomamos la octava lateral que parte del Sol (la octava de la vida orgánica), veremos que el Sol es muy superior a la Tierra y es evidentemente posible crear, en esta octava, posibilidades de desarrollo. De manera que el hombre, si puede ser considerado como una semilla, tiene en sí lo que no puede verse: esta oculta posibilidad de evolución. Podemos entender esta relación de más mecánico y menos mecánico solamente en nosotros mismos. Sabemos cuán mecánicos somos y que, si trabajamos, podemos convertirnos en menos mecánicos. Éste es el único modo de estudiar la mecanicidad.

P. Si el hombre, como parte de la vida orgánica, cumple un designio en el esquema del universo, ¿qué otro designio puede servir ganando la consciencia?

R. Eso depende de lo que queremos. Usted puede contentarse con ciertos designios de la naturaleza, o puede tener sus propias ideas. Volviéndose consciente, usted puede servir a su propio designio, pero si no está consciente, solo sirve a los designios de la naturaleza. La naturaleza quiere que el hombre sea como él es en este lugar. Ésta es la razón de porqué solo unos pocos pueden escapar, y pueden escapar porque el hombre es muy pequeño.

P. ¿Entonces, usted diría que, de cien, noventa y nueve personas tienen los dados cargados en su contra?

R. Sobre esto no hay estadísticas definidas. Una pequeñísima minoría tiene la posibilidad de desarrollo.

P. Entendí que el Absoluto nada puede saber del hombre. ¿Es absurdo creer que puede haber subpoderes capaces de tomar interés por el hombre?

R. No necesariamente subpoderes, sino tal vez poderes especiales. La cuestión es que debe haber poderes que se interesen por el hombre, pero no tenemos contacto directo con estos poderes. No los conocemos intelectualmente y no conocemos la aproximación a ellos. Ellos aparecen en esta pequeña octava que empieza en el Sol. El Sol produce do en su propio nivel, y si en el nivel de los planetas. Estas dos notas son el origen de la vida orgánica y, probablemente, su principio controlador. De modo que, cuando sepamos qué son do y si, sabremos acerca de estos poderes.

Hay dos cosas que debemos recordar siempre acerca de esta pequeña octava lateral: primero, que es inconmensurable con el Rayo de la Creación, pues está en una escala absolutamente diferente; segundo, que debemos recordar siempre que no sabemos qué son do y si de esta octava. Cuando pensamos que la vida comenzó aquí, sobre la Tierra, por un proceso u otro, podemos pensar que sabemos qué es, pero cuando oímos que no empieza en la Tierra, comprendemos que no lo sabemos.