Deseo recordarles que este sistema se basa en el entendimiento. Este debe ocupar el primer lugar en el sistema. Cuanto más entiendan, mejor será el resultado de su trabajo.
El entendimiento es un término relativo. A su modo, todos entienden algo a cada momento. Pero el entendimiento puede ser más vasto, y más vasto, y aún más vasto… En este sistema llamamos entendimiento a cierto máximo posible en cierto nivel del conocimiento y del ser. Como regla general, este máximo es demasiado bajo; el entendimiento de las personas está limitado habitualmente a una sola habitación, y nunca salen de ésta. Pero el entendimiento de estas ideas está muchísimo más allá de esta única habitación.
Lo que deseo que piensen refiérese al todo. Las personas no preguntan con suficiente frecuencia «por qué», y si lo hacen, este «por qué» es generalmente muy pequeño. Deben pensar por qué vienen aquí, qué quieren de este sistema y porqué, qué pueden aprender de él, por qué existe este sistema, por qué charlo sobre este sistema, qué deseo lograr charlando sobre él. Uno ha de tener cierto punto de vista sobre su totalidad; puede ser equivocado, pero sin embargo, uno debe tener alguna idea.
Como ocurre, casi todas las ideas dadas permanecen sin abrir, sin explorar. Hay cajas y cajas que pueden abrirse, leerse el contenido y añadirse muchas cosas nuevas. Pero nosotros, en la mayoría, tratamos con cajas sin abrir. Una caja, el conocimiento; otra, el ser; una tercera, el entendimiento, y así sucesivamente. Ni siquiera abrimos las cajas. Primero tenemos que aprender el contenido de las cajas. A éste respecto, no es necesario limitarse a una cuestión definida. Éste es un sistema orgánico: en él pueden empezar con algo. Empiecen donde gusten, solo hagan algo con las ideas que oigan. No basta simplemente sentarse sobre esas cajas de libros.
Abran la caja con el conocimiento y la caja con el ser. La relación entre el conocimiento y el ser es lo importante.
Hay muchas cosas que pueden entender ahora, aunque, por supuesto, estarán rodeadas de cosas que aún no pueden entender; pero si empiezan con las que pueden entender, entenderán muchas otras cosas. Cada momento de entendimiento, cada entendimiento derrama luz no solo sobre la cosa que piensan sino también sobre muchas otras.
P. ¿Un momento de entendimiento es un momento de recuerdo de sí?
R. Depende. Puede estar conectado con eso o no.
P. ¿Podría haber entendimiento real, no conectado con el recuerdo de sí?
R. No hay entendimiento «real». El entendimiento es relativo. Es como la temperatura, puede tener cinco grados, diez grados, quince grados. ¿Ve por qué el lenguaje ordinario no es bueno y por qué tenemos que estudiar un lenguaje diferente? Porque en el lenguaje ordinario, todas las palabras se toman como absolutas. En realidad, hay diferentes grados de entendimiento. Como dije, podemos entender mejor, y mejor todavía. Entonces, si queremos entender aún mejor, debemos cambiar nuestro ser. Si podemos poner en juego el centro emocional superior, podremos entender mucho mejor. Para entender aún más, se necesita el centro mental superior.
Vea, las definiciones raras veces ayudan y, como un hecho concreto, podemos tener poquísimas definiciones. Esta convicción de que a fin de entender algo, requiérese definirlo, es absolutamente equivocada, porque las cosas, en su mayoría, no pueden definirse, y las pocas que podemos definir, podemos definirlas solo relativamente con la ayuda de otras cosas. De modo que entre una enorme cantidad de cosas que no podemos definir para nada, hay pequeñas islas de cosas que podemos definir.
P. ¿El recuerdo de sí es menos relativo que el entendimiento?
R. Aunque lo tomemos como un término absoluto, la cuestión es: ¿por cuánto tiempo? Si usted se recuerda del mejor modo posible durante media hora o durante cinco minutos, constituye una grandísima diferencia.
P. ¿Cómo ha de unirse la brecha entre el recuerdo de sí y el mero pensar sobre él? ¿Es una cuestión de entendimiento?
R. Tiene que romper cierta pared y no sabe cómo hacerlo. Aprender a hacer algo significa adquirir cierta destreza. Durante largo tiempo no podrá hacerlo bien, lo hará torpemente; luego, un día usted descubre que puede hacerlo bien. Es lo mismo con el recuerdo de sí; no absolutamente, pero con bastante aproximación.
P. ¿Hay algún modo de acrecentar el propio entendimiento?
R. No un solo modo; hay miles de modos. Todo lo que hablamos desde el primer día es sobre los modos de acrecentar el entendimiento. Pero el primer modo es mediante la observación y el estudio de nosotros mismos, porque esto acrecienta nuestra capacidad para entender. Ése es el primer paso. Si pudiese entender las ideas que recibió, su conocimiento aumentaría. Pero solo entiende en la superficie y aparte del deseo. O tal vez tenga un deseo fortísimo, pero la máquina no trabaja. Empero, dentro de nuestra máquina tenemos partes mejores que, en la actualidad, no usamos. Podemos usarlas tan solo acrecentando la consciencia. Éste es el único modo.
P. ¿El recuerdo de lo que hemos oído puede ayudar?
R. El recuerdo, el mejor recuerdo que podamos tener, no es suficiente, porque en este sistema no recordamos con la memoria sino con el entendimiento. Por el contrario, el recuerdo puede ser un obstáculo. Usted oye algo que tiene un sitio correcto en el sistema, y si lo pone donde pertenece, no podrá olvidarlo y permanecerá allí; pero si solo recuerda lo que dije sin ponerlo en su sitio correcto, eso es absolutamente inútil. Cada pequeñez que oiga, deberá tratar de entenderla, y entender significa encontrar el sitio donde pertenece entre otras ideas. Deberá tener una idea general del sistema y todo lo nuevo tendrá en él su sitio: entonces no olvidará, y cada nueva observación que usted haga, encontrará su sitio. Es como si usted tuviera un dibujo sin detalles y la observación llenara los detalles. Si no tiene el dibujo, la observación se pierde.
Pero principalmente deberá luchar con los obstáculos que le impiden entender. Solo mediante la eliminación de estos obstáculos podrá usted empezar a entender más. Pero los obstáculos, con excepción de la descripción general de la identificación, etc., son individuales. Deberá encontrar los suyos; deberá ver qué se alza en su camino, qué le aparta de la comprensión. Cuando lo descubra, deberá luchar con eso. Eso requiere tiempo, pues no puede encontrarse de repente, aunque en algunos casos puede ser clarísimo casi desde el comienzo. Durante largo tiempo, todo el trabajo deberá concentrarse en el entendimiento, porque es lo único por lo que uno puede guiarse. Nuestra principal dificultad es que queremos «hacer», incluso antes de saber de qué se trata todo eso. Pero, en este sistema, uno primero deberá entender. Cuando entienda mejor las cosas, muchas otras cosas se posibilitarán, pero no antes.
P. Usted dijo que, a fin de entender este sistema, uno ha de acrecentar el propio ser al mismo punto que el propio conocimiento, y de los dos, ¿lo más difícil es el acrecentamiento del ser?
R. Ambos son igualmente difíciles.
P. Pero me parece fácil acrecentar el propio conocimiento.
R. No es tan fácil como piensa, porque el conocimiento será inútil sin el entendimiento, será meramente más palabras.
Debemos trabajar sobre el cambio del ser, pero si trabajamos sobre eso como realizamos todo en la vida corriente, la vida no será lo bastante larga. Es posible obtener un cambio durable del ser solo si usamos los métodos perfeccionados del trabajo de la escuela; de lo contrario, nuestros intentos estarán demasiado dispersos. La primera condición de tal trabajo es no creer nada, verificar todo lo que uno aprende; y la segunda condición es no hacer nada a no ser que uno entienda por qué y con qué objeto uno está haciendo algo. De modo que esto depende del entendimiento; todos los atajos dependen del entendimiento.
P. No entendí la diferencia entre el ser y el entendimiento.
R. Vea, son dos cosas diferentes. El entendimiento es una combinación de conocimiento y ser. ¿En nosotros, cuál es el factor limitante? Definidamente, es nuestro ser, que significa nuestra capacidad para entender. ¿Qué es entender? Es conectar un trozo de conocimiento con otro trozo de conocimiento. Por ejemplo, verá que entender depende del ser si usted toma la idea elemental del ser. El hombre se divide en diferentes «yoes» o grupos de «yoes» que están conectados unos con otros. Entonces, si un «yo» conoce una cosa, un segundo «yo» otra cosa, un tercer «yo» otra cosa, y nunca se encuentran, ¿qué clase de entendimiento es posible? Desde un punto de vista, tal vez parezca como si un hombre tuviera bastante conocimiento, pero puesto que estos «yoes» nunca se encuentran, este conocimiento nunca puede juntarse. Éste es el estado del ser del hombre corriente, y prueba que como él es, no puede tener entendimiento. Este significa siempre conectar las cosas con el todo, y si uno no conoce el todo, ¿cómo puede conectar? En este sistema, usted debe tratar de entender; solo lo que entiende da resultados positivos. Si hace algo sin entenderlo, no rendirá mucho, pues solo lo que usted entiende es valioso.
P. Encuentro difícil entender la idea de que uno no necesita fe. ¿No hay que tener fe en las ideas del sistema?
R. No, la fe no ayudará. Ha de aceptar o no aceptar las ideas sobre la base de su preparación. Llega a estas ideas con cierto material, y con la ayuda de este material decide aceptarlas o no de acuerdo a si las entiende o no. Para usted puede usar el vocablo «aceptar», pero nosotros usamos el vocablo «entender»; y si puede entender, no necesita fe. En las ideas preliminares no hay absolutamente nada que necesite fe, porque en algunos casos, como en el aspecto psicológico, usted puede verificarlo todo, y en algunos otros casos, como al estudiar el universo, está la idea de la escala. No veo en este sistema una sola idea que requiera fe y donde la fe ayude. Por el contrario, pienso que la fe haría más difíciles las cosas y le detendría en vez de ayudarle.
P. Si por un momento veo la mecanicidad y voy contra ella, a veces veo y entiendo algo nuevo. ¿Qué da ese entendimiento?
R. Es un asunto para observar. Obtendrá una respuesta a su pregunta solo si observa los hechos y ve las condiciones internas y externas que acompañan el entendimiento y a las condiciones que acompañan a la falta de éste.
P. ¿Hay algo más que uno pueda hacer, salvo la observación de sí, para adelantar el propio entendimiento?
R. Sí, uno debe entender lo que está haciendo y porqué está haciéndolo. Cuanto más entienda, más podrá obtener de los mismos esfuerzos. Pero lo principal es recordarse. Cuanto mejor se recuerde, mejor pensará, pues encontrará nuevas máquinas. Si está consciente de sí, descubrirá que no necesitará esta mente. Esta mente le servirá para pensar sobre mesas y sillas, pero si quiere pensar sobre cosas mayores, podrá usar máquinas mejores.
P. ¿Por qué, cuando pienso sobre eso, no puedo entender la mínima cosa, pero a veces el entendimiento sobreviene de repente?
R. El entendimiento sobreviene siempre de ese modo: usted entiende y luego cesa de entender. Pero si intenta entender algo que marcha mal, no trate de pensar en eso sino que trate de recordarse, esto es, de ser emocional, y pronto entenderá. El entendimiento no se vuelve permanente de inmediato; como en todo lo demás, hay muchos pasos y puede entender algo un día y no entenderlo al siguiente, pues tal vez esté más consciente en las mismas circunstancias un día, y más dormido al siguiente. De modo que pueden pasar muchos días antes que eso se torne propio de usted.
P. ¿Uno entiende a través del centro emocional?
R. Entender es una función combinada de todos los centros. Por separado, cada centro solo puede conocer; cuando combinan todo su conocimiento, esto da entendimiento. Para entender algo, uno necesita, por lo menos, tres centros.
P. ¿Quiso decir que uno debe entender cada lado de una cosa?
R. No, quise decir que primero deberá tener una idea sobre qué línea, sobre qué escala, sobre qué todo está pensando. Y luego, si habla o piensa sobre alguna cosa separada, deberá entender esta cosa separada en relación con el todo. Solo esto es entender: descubrir el lugar de esta cosa, el significado de esta cosa, la relación de esta cosa con usted y las demás cosas. Inténtelo, pero hallará que no es tan fácil como parece.
P. ¿Entendemos algo, aunque sea limitado?
R. Sí, a veces entendemos las cosas simples; pero si algo es un poco más complicado, nos perdemos y no entendemos. Queremos entender las cosas grandes sin darnos cuenta que, en concreto, no podemos entender las cosas más simples. Si empezamos con éstas, entonces empezaremos gradualmente a entender más. Pero si empezamos con las cosas grandes y rehusamos pensar en las cosas pequeñas u observarlas, jamás entenderemos nada apropiadamente.
P. ¿Jamás es posible entender emocionalmente, sin entender intelectualmente? A veces se siente una cosa que no se puede entender.
R. Entonces eso es sentimiento, no entendimiento. El entendimiento emocional a veces es muy bueno, solo que usted no puede verificarlo. Pero si puede mirar una cosa desde el punto de vista de un centro, otro centro y un tercer centro, entonces entiende realmente. Y ni siquiera la dirección de los centros es por sí suficiente, pues es necesario el conocimiento. Solo cuando el conocimiento está conectado con la dirección de los centros es entendimiento.
P. ¿Un entendimiento intelectual cómo puede ingresar en el entendimiento emocional?
R. Como acabo de decir, el entendimiento muy raras veces trabaja en un solo centro. El trabajo de un centro puede ser información o sentimiento, pero no entendimiento, el cual es la función de diversos centros: dos, tres, cuatro, quizá más.
P. ¿Hay un modo en el que yo pueda comprobar mi entendimiento de una cosa?
R. Usted pregunta sin indicar la cosa a que usted se refiere, y esto demuestra que no entiende lo que está preguntando, porque para cada entendimiento separado hay una prueba definida. Suponga que diga que usted entiende cómo llegar aquí desde donde vive: entonces, si toma su auto(si tiene auto) y llega acá, esto significaría que tiene una comprobación para su entendimiento. En todo lo demás, solo la aplicación práctica le demostrará si entiende o no.
P. Si llegamos a cierta etapa del entendimiento, ¿seremos de más utilidad al mundo?
R. Primero, debemos ser de utilidad para nosotros. Cuando lleguemos a la primera etapa, podremos pensar en la segunda etapa. Si estamos dormidos, no podremos ser de utilidad a nadie, ni siquiera a nosotros. ¿Cómo podremos entender a los demás, cuando no nos entendemos? Los hombres N.º 1, N.º 2 y N.º 3 no pueden entenderse uno al otro; en este nivel, el entendimiento es simplemente accidental. Si nos movemos en la dirección del hombre N.º 4, empezamos a entendernos uno al otro.
P. ¿Qué quiere decir con entenderse uno al otro?
R. Cuando las personas hablan y tratan de explicar sus opiniones, no pueden. Ni siquiera pueden repetir correctamente lo que oyeron; cambian las cosas. Y el malentendido crece y crece. Uno inventa una teoría, inmediatamente se inventan otras cinco para contradecir aquélla. Han transcurrido miles de años desde el comienzo de la creación, y en todo este tiempo las personas jamás se entendieron entre sí. ¿Cómo podemos esperar que lo harán ahora?
De modo que primero debemos entendernos. No vemos nuestra situación ni comprendemos nuestra mecanicidad. No vemos que éste no entendimiento es una ley.
P. ¿Cómo puedo entender mejor mi mecanicidad y ver que soy una máquina?
R. Nada podemos hacer sin intentar. Si quiere asegurarse de si es una máquina o no, trate de hacer algo que una máquina no puede hacer. Trate de recordarse, pues una máquina no puede recordarse. Si usted descubre que puede, eso significará que no es una máquina; si descubre que no puede, eso probará que es una máquina. Y luego, si comprende que es una máquina y quiere averiguar si puede cesar de ser una máquina, nuevamente el único método es intentar.
P. ¿Usted dijo que solo las personas de un ser igual pueden entenderse una a la otra?
R. Esto no se entendió correctamente, porque si dos personas tienen un ser igualmente equivocado, no se entenderán entre sí. No es la igualdad la que aporta entendimiento entre las personas, sino cierto nivel no solo del ser sino también del conocimiento. Los diferentes niveles, como los hombres N.º 5, N.º 6 y N.º 7, presuponen niveles del conocimiento y del ser. Se supone que los hombres N.º 5 se entienden entre sí; los hombres N.º 6 se entienden mejor, y los hombres N.º 7 se entienden plenamente. Hasta tos hombres N.º 4 se entienden entre sí en comparación con nosotros, pero nosotros no podemos entendernos uno al otro, o nos entendemos solo ocasionalmente, por un momento, y en otro momento cesamos de entendernos. No podemos confiar en ese entendimiento. Las personas que se conocen una a la otra muy bien, trabajan juntas durante años y en ciertos momentos no se entienden entre sí. He aquí porqué el lugar o las condiciones donde estamos se llama el lugar de la confusión de las lenguas, porque todos hablamos idiomas diferentes. Por esta razón, primero que todo, en una escuela correcta usted aprende el idioma en que puede hablar con otras personas de la escuela y luego, usando este idioma (si lo usa del modo correcto) se entenderá uno al otro. He aquí porqué es necesario un nuevo lenguaje, o si éste está equivocado, usted nunca se entenderá con los demás.
P. ¿La misma palabra puede tener una cualidad diferente de significado de acuerdo al nivel de personas que la usan?
R. Sí, puede tenerlo. Las palabras empiezan a adquirir significado objetivo comenzando desde el nivel del hombre N.º 4. Los hombres N.º 1, N.º 2 y N.º 3 son puramente subjetivos, y cada cual entiende cada palabra a su modo. Pero si la gente conoce este lenguaje, o siquiera unas pocas palabras de él, podrá usarlo con el mismo significado.
P. Si se entiende una palabra completamente, ¿eso significaría que se llegó a la etapa del hombre N.º 7?
R. No, usted no puede entender una palabra completamente, y otra incompletamente. Tiene que conocerlas todas en cierto nivel, y entonces su ser cambia y halla muchas divisiones más. De modo que su lenguaje se tornará cada vez más complicado. Y en cierto nivel quizá necesite nuevas palabras, nuevas formas, porque las formas viejas dejarán de ser suficientes.
P. ¿Entender un término o una palabra varía en relación con el grado del ser? ¿La palabra «amor», por ejemplo, significaría una cosa para el hombre N.º 1 y otra para el hombre N.º 4 o N.º 5?
R. Ciertamente. Ya podemos ver cómo la misma palabra significa una cosa para el hombre N.º 1, otra cosa para el hombre N.º 2, e incluso otra para el hombre N.º 3. Pero en el nivel del hombre N.º 1, N.º 2 y N.º 3, esto es mecánico, en el sentido de que la gente no puede remediarlo. Esta entiende de acuerdo con su nivel, con su capacidad, no de acuerdo con el significado de las cosas.
P. ¿Cuáles son las indicaciones de un cambio de un nivel a otro, digamos, del N.º 3 al N.º 4 o N.º 5?
R. El hombre N.º 5 es uno, tiene unidad. No vive en este constante conflicto de los egos que nosotros tenemos. Tiene consciencia de sí. Tiene control del centro emocional superior. De modo que sabrá qué es el cambio. Las demás personas sabrán solo lo que él les muestra, porque él puede controlarse. El hombre N.º 4 conoce su objetivo y cómo su objetivo puede ser alcanzado. Va con sus ojos abiertos, mientras que nosotros vamos con nuestros ojos cerrados.
P. ¿Qué significó al decir en una de sus pláticas que el entendimiento no puede ser diferente?
R. Si las personas llegan al nivel supremo, no pueden entender las cosas de manera diferente. Esto se refiere al nivel supremo, pero puesto que aspiramos a alcanzarlo, debemos tomarlo como un principio. Si las personas entienden las cosas de manera diferente, eso significa que todas están equivocadas. En reducida proporción puede hallar ejemplos de esto incluso ahora. Si dos personas entienden realmente algo, por ejemplo si pueden hacer algo igualmente bien, se entenderán una a la otra. Pero nosotros perdemos el hábito de juzgar las cosas desde el lado práctico; las juzgamos teóricamente, mediante palabras.
P. ¿No se puede tener algún entendimiento antes de haber completado el entendimiento?
R. No podemos hablar en absolutos cuando hablamos sobre nosotros. Solo podemos hablar de valores relativos. El entendimiento completo es muy distante, pero podemos hablar de menos entendimiento y más entendimiento. Si usted continúa recordándose y no identificándose, crecerá el entendimiento.
P. ¿Podría explicar más lo que significa cuando dice que entender significa entender una parte en relación con el todo?
R. Si usted entiende solo una parte, eso no es entender. Sería como los ciegos que tratan de explicar el elefante, uno por su cola, otro por su trompa, etc. Entender significa conectar las partes con el todo. Uno puede empezar desde las partes, o uno puede empezar desde el todo. Pero desde cualquiera que empiece, cuanto más conectadas estén las cosas, mejor comprende uno, si las conexiones están hechas correctamente y no son meramente una ilusión.
P. ¿Si se entiende algo en el sistema, se usan los centros superiores?
R. No, solo las partes superiores de los centros. Los centros superiores significan la consciencia superior. Pero hay muchos estados diferentes de entendimiento, y uno puede hacer interesantísimas investigaciones del entendimiento. Por ejemplo, hay cosas que uno no entiende en un momento y en otro momento las entiende, como muchas expresiones del Nuevo Testamento, que tienen muchos significados. Por ejemplo, la frase sobre los niños tiene unos cuarenta significados diferentes, pero uno no puede tenerlos siempre a todos presentes. Nunca pude entender más de tres significados a la vez. Escribí unos veinte, pero luego se convirtieron tan solo en palabras. Es necesario conocer nuestras limitaciones.
El entendimiento correcto requiere una actitud correcta. Debemos entender que no tenemos control, que somos máquinas, que todo nos ocurre.
Pero hablar simplemente sobre esto, no cambia estos hechos. Para cesar de ser mecánico se requiere algo más, y, primero que todo, se requiere un cambio de actitud. Una cosa sobre la que tenemos cierto control son nuestras actitudes; actitudes hacia el conocimiento, actitudes hacia el sistema, hacia el trabajo, hacia el estudio de sí, hacia los amigos, etc. Debemos entender que no podemos «hacer», pero podemos cambiar nuestras actitudes.
Las actitudes pueden ser muy diferentes. Por el momento, tomaremos dos solamente: las positivas y las negativas, no en el sentido de las emociones positivas y negativas, sino refiriéndonos a las partes positivas y negativas del centro intelectual; la parte que dice sí y la parte que dice no, esto es, la aprobación y la desaprobación. Éstas son las dos actitudes principales. Es importantísimo pensar acerca de las actitudes porque, muy a menudo, tomamos una actitud negativa hacia cosas que podemos entender solamente con una actitud positiva. Por ejemplo, puede ocurrir que las personas tomen una actitud negativa hacia algo conectado con el trabajo. Entonces, su entendimiento se detiene y no pueden entender nada hasta que cambian su actitud. Debemos tener actitudes positivas en algunos casos, y actitudes negativas en otros, porque con frecuencia la falta de entendimiento es causada por una actitud equivocada. En la vida hay muchísimas cosas que usted no podrá entender a no ser que tenga hacia ellas una actitud negativa suficientemente buena, pues si las mira positivamente, jamás entenderá nada. Si un hombre estudia la vida, deberá llegar a conclusiones negativas, pues en la vida hay demasiadas cosas equivocadas. Tratar de crear solamente actitudes positivas es tan equivocado como tener solo actitudes negativas. Empero, algunas personas pueden tener una actitud negativa hacia algo y hacia todo, y algunas otras pueden tratar de cultivar una actitud positiva hacia cosas que necesitan una actitud negativa. Por el otro lado, como dije, en el momento en que usted tiene una actitud negativa hacia cosas que se refieren al trabajo, a las ideas, los métodos y reglas del trabajo, usted cesa de entender. Usted puede entender, según su capacidad, solo mientras sea positivo.
Pero esto se refiere solamente a las actitudes intelectuales. En el centro emocional, las actitudes emocionales negativas significan identificación.
P. No estoy seguro de entender qué es una actitud negativa.
R. Quiero decir una actitud suspicaz o no simpática: hay muchas variaciones; a veces, una actitud de temor. Considere esto en el sentido corriente de aceptar o no aceptar.
P. ¿Una actitud no es lo mismo que identificación?
R. Ciertamente, no. Actitud significa punto de vista. Usted puede tener un punto de vista, sin estar identificado. Muy a menudo, identificarse es el resultado de una actitud equivocada.
P. ¿Cómo se puede cambiar las propias actitudes?
R. Primero, estudiándose y estudiando la vida sobre las líneas de este sistema. Esto cambia la actitud. Este sistema es un sistema de pensar diferente, o más bien, de actitudes diferentes, no meramente de conocimiento. Entonces, es necesaria cierta valoración; usted deberá entender el valor relativo de las cosas. Aún no hablamos de hacer: hablamos de estudio. Debemos estudiar y llegar a entender cosas que para nosotros son ahora solo palabras, y a menudo palabras usadas en un sentido equivocado y en un lugar equivocado. Es necesario entender y recordar ciertos principios fundamentales. Si hace esto, comenzará en el sentido correcto. Si no los entiende o recuerda, las cosas irán equivocadamente. Por lo general, hay tres o cuatro tropiezos principales, y a no ser que entienda y recuerde los principios fundamentales, caerá sobre uno u otro de aquéllos.
P. Descubro que valorizo grandemente el sistema con mi mente, pero ¿cómo he de acrecentar mi valoración emocional como para realizar esfuerzos mayores?
R. Mediante un entendimiento mejor y mediante el intento de recordarse. El entendimiento no puede estar solo en la mente; expliqué que significa el trabajo de diversos centros al mismo tiempo, y el papel que el centro emocional representa en esto es importantísimo porque no puede haber entendimiento profundo sin energía emocional.
P. ¿Puede explicar más por qué es necesaria cierta actitud a fin de entender una cosa?
R. Trate de pensar sobre eso; trate de ver por usted mismo por qué es necesario, y trate de descubrir qué significa una actitud o un punto de vista. Es un proceso de pensar, de poner cosas Juntas, todas las cosas que ya conocemos, todas las ideas y todos los principios que hemos aprendido, y ser capaz de ver los hechos desde un nuevo punto de vista. Pensar de un modo nuevo es una cosa dificilísima, pues el viejo modo de pensar es retenido por los viejos hábitos de pensar, por las viejas asociaciones, por las actitudes y la influencia de las cosas mismas. Suponga que tiene cierta actitud hacia algo, y que esto mismo trata de mantener esta actitud en usted por todos los medios posibles. Entonces, si la cambia, si la dirige, dará un gran paso.
P. Nos dijeron que el trabajo real sobre el ser requiere darse cuenta de cómo obtener el entendimiento correcto. ¿También dijo usted que debemos entender lo que queremos?
R. Hay diversas razones para eso. El entendimiento es la fuerza más vigorosa que tenemos, la cual puede cambiarnos. Cuanto más entendimiento tenemos, mejores son los resultados de nuestros esfuerzos. En cuanto a conocer lo que quiere, limítese a imaginarse yendo a una gran tienda con muchos departamentos diferentes. Usted deberá saber lo que quiere comprar. ¿Cómo puede conseguir algo si no sabe lo que quiere? Pero, primero que todo, debe saber qué hay en la tienda; de lo contrario, tal vez pida cosas que no vendan. Éste es el modo de enfocar el problema.
Es necesario recordar siempre por qué empezó usted. ¿Quiere conseguir cosas que puede conseguir de la vida corriente, u otras cosas? ¿Vale la pena intentarlo? Nuestra capacidad para la imaginación, por lo general usada de modo tan equivocado, puede ayudar en este caso. Pero deberá controlarla todo el tiempo y no permitirle que se le escape. La llamamos imaginación si escapa con nosotros, pero si la controlamos, podremos usarla para ver qué significa una cosa, qué implica. De modo que si la usa, puede ayudarle a ver si realmente quiere lo que dice querer o no, porque muy a menudo queremos algo diferente, o no nos damos cuenta que una cosa trae otra cosa consigo. Usted no puede querer una cosa por ella misma; si quiere una cosa, obtiene con ella muchas otras cosas. Solo cuando sepa qué quiere, usted sabrá cuán va, y lo sabrá correctamente. Es necesario saber. Esto puede parecer absolutamente fantástico, absolutamente imposible desde el punto de vista corriente, y sin embargo puede ser correcto. O puede parecer muy simple y correcto, y sin embargo ser imposible.
P. ¿Puede decirme a qué hay que apuntar? Quiero decir: ¿Qué es posible adquirir a través del trabajo?
R. Como respuesta general: el único objetivo es el cambio del ser. El objetivo es llegar a los estados superiores de consciencia y poder trabajar con los centros superiores. Todo el resto es para eso, a fin de alcanzar eso. Es necesario hacer mil cosas que parecen no tener relación con esto, pero todas son necesarias, porque vivimos debajo del nivel normal. Primero debemos llegar al nivel normal, y segundo, debemos tratar de desarrollar cosas y posibilidades nuevas. En esto nadie podrá ayudarle, solo podrán hacerlo su propio trabajo y su propio entendimiento. Deberá empezar con el entendimiento. Estas pláticas y este sistema han de dar entendimiento. El paso siguiente depende de sus propios esfuerzos. El cambio del ser solo puede lograrse si usted recuerda todo lo que se dijo y si no se consiente excepciones ni desecha cosas que le disgustan. Si hace esto, no tendrá una relación correcta con lo que se dijo, y aunque trate de recordarlo, eso no cambiará nada.
P. ¿Qué significa usted cuando dice que vivimos debajo de nuestro nivel normal? ¿Qué es la normalidad?
R. La normalidad es la capacidad para el desarrollo. Habitualmente, las personas están debajo de lo normal. Solo desde el nivel del hombre corriente empieza la posibilidad de desarrollo. Pero hay muchos estados debajo del estado del hombre corriente. Las personas que están demasiado identificadas, o hipnotizadas por las ideas formativas, o que mienten demasiado, son más máquinas que un hombre corriente. Ser un hombre corriente es ya un estado relativamente alto, porque desde este estado es posible moverse.
P. Con frecuencia he tratado de pensar qué quiero, y solo encuentro un enredo de muchas cosas.
R. Eso es. Quiero que comprenda cuán difícil es definir lo que uno quiere. Suponga que recibió plena opción para tener lo que usted quiere: no sabrá que decir. Pero lo importante es que usted ha de entender y saber eso; deberá poder formularlo. Podrá estar seguro sobre ciertas cosas que no pueda obtener de ningún modo corriente, pero no hay garantía de que tampoco las obtenga de este modo. Por ejemplo, puede estar equivocado el orden. Hay cierto orden en el que uno puede obtener las cosas, que no conocemos. Usted puede estar absolutamente seguro de que puede obtener algunas cosas, pero puede ser que no obtenga lo que piensa que quiere, sino algo distinto. Y aunque no obtenga las cosas que quiere, puede estar absolutamente seguro que no podría haberlas obtenido de ningún otro modo.
Lo extraño es que, por regla general, las personas no conocen su objetivo. El objetivo solo puede formularse si uno ya conoce algo sobre su propia posición. Si un hombre no comprende su posición, todos sus objetivos serán imaginarios. De modo que le aconsejo pensar sobre su objetivo: qué pensó sobre él antes y cómo describiría lo que uno puede obtener, y qué debe tratar de obtener. Es inútil describir un objetivo que usted sabe que no puede alcanzar. Pero si tiene un objetivo que puede esperar alcanzar, su trabajo será consciente, serio.
Al comienzo, las personas ponen habitualmente ante sí objetivos que son demasiado abstractos y remotos. Al principio, el objetivo de una persona se parece a una luz que ve a lo lejos mientras camina de noche por una oscura carretera. Convierte a esta luz en su objetivo y va hacia ella. En el trayecto hacia ella ve otra luz, entre él y la primera luz, y entiende que primero ha de ir hasta la luz más próxima, y va hacia ella. Después de cierto tiempo, ve una tercera luz, de nuevo entre él y la luz hacia la cual está yendo y así sucesivamente. Esto se repite varias veces hasta que, al final, el hombre ve la luz más cerca de él, esto es, el objetivo al que puede llegar desde donde él está.
Por lo tanto, no tenga una visión demasiado grande de las cosas; no mire demasiado lejos; mire más cerca. No puede empezar a trabajar para algún futuro remoto; usted trabaja para mañana. Descubre algo mal hoy. ¿Por qué? Porque ayer estaba mal. De modo que si hace bien hoy, mañana estará bien. Y solo con un objetivo es posible recordar lo que hizo ayer y lo que hace hoy: qué corresponde a su objetivo y qué no corresponde.
El poder motor en todas nuestras acciones es de dos clases: algo nos atrae o algo nos rechaza. No podemos saber qué podemos alcanzar en el futuro remoto, pero conocemos muy bien la situación en que estamos. Si entendemos esto, nos dará un objetivo claro. El objetivo será salir de esta situación. Podemos conocer en nosotros ciertas cosas de las que debemos tratar de librarnos.
El objetivo deberá ser formulado, entendido y recordado claramente. Solo entonces es posible llegar a resultados. Si el objetivo se olvida a cada momento, ningún resultado es posible. El hombre que comprende su posición, ¿cómo puede formular su objetivo? Verá que el centro de gravedad de su posición es que está dormido; entonces su objetivo será despertar. O si ve su mecanicidad, su objetivo será librarse de la mecanicidad. Ambos llegan a la misma cosa. Vea, es una visión simple y práctica.
P. Veo más claramente que lo que obstaculiza el progreso es no querer escapar suficientemente de la mecanicidad. ¿Cómo puede uno intensificar el deseo de escapar?
R. Ésta es una de las preguntas constantemente recurrentes que es casi imposible responder. Ha de tratar de comparar las cosas como son y como deberían ser. Es necesario más entendimiento, y si quiere una explicación completa, el recuerdo de sí, porque éste es la única respuesta real. Si el recuerdo de sí aumenta, todo el resto aumenta.
P. Usted mencionó los obstáculos que hay que superar antes de alcanzar el propio objetivo. Desde entonces vi tantos obstáculos en mí que no veo posibilidad alguna de obtener algo.
R. Eso significa que se identifica con ellos. Deberá ver que usted está siempre moviéndose, nunca se queda en un lugar; a veces está más cerca de su objetivo y a veces más lejos de él. Es necesario que se observe, que atrape los momentos en que esté más cerca de su objetivo. Si formula su objetivo, sabrá cuándo está más cerca de él y cuándo está más lejos de él. Si su objetivo es formulado correctamente, usted no podrá estar siempre a la misma distancia de él.
P. Descubro que trabajo por resultados inmediatos. ¿Éste es un objetivo equivocado?
R. No es cuestión de correcto y equivocado: es solo cuestión de conocer su objetivo. El objetivo deberá estar siempre en el presente y referirse al futuro. No es posible el resultado si no hay objetivo, ni esfuerzo, ni decisión.
P. ¿Cómo puede ver uno cómo hacer grandes esfuerzos?
R. Haciendo pequeños esfuerzos. Un gran esfuerzo depende de las circunstancias, de la situación, del entendimiento, de muchas cosas. Usted no puede empezar con grandes esfuerzos. Debe empezar con pequeños esfuerzos, como, por ejemplo, tratar de recordarse, o tratar de detener los pensamientos tres veces por día. Es un esfuerzo absolutamente pequeño, pero si lo realiza regularmente, sobrevendrá la necesidad o la posibilidad de un gran esfuerzo y podrá realizarlo en el momento correcto.
P. Cuando vine por primera vez a las pláticas, yo tenía un objetivo muy vasto, pero ahora se volvió mucho más chico.
R. Sí, los objetivos se contraen muchísimo cuando usted empieza a trabajar. Comienzan enormes (como globos) y luego se vuelven muy pequeños, de modo que usted los puede poner en su bolsillo.
P. En nuestro estado actual, ¿supongo que no podemos apreciar la diferencia entre bueno y malo?
R. Absolutamente lo contrario: podemos apreciar esta diferencia, y no solo podemos sino que debemos. Lo bueno y lo malo empieza a ser comprensible desde el momento que tenemos una dirección. Si no tenemos dirección, entonces no hay un mal particular, porque todo es lo mismo.
P. ¿Con dirección usted quiere decir objetivo?
R. Si. El objetivo significa dirección, cierta línea. Si mi objetivo es irme a casa desde aquí, para mi estará bien doblar a la derecha, y mal doblar a la izquierda. He aquí cómo puede establecer el principio del bien y del mal. No puede haber definición de bien y mal, o correcto y equivocado, sin establecer primero un objetivo o dirección. Cuando usted tiene un objetivo, entonces lo que se opone a su objetivo o le aparta de él está equivocado, y lo que ayuda a su objetivo es correcto. Éste deberá ser su objetivo personal. Si corresponde a las posibilidades de desarrollo, entonces el sistema explica estas posibilidades. Y si usted entiende que lo que nos impide alcanzar nuestro objetivo es la mecanicidad y lo que nos ayuda es la consciencia, se colegirá que la consciencia representa al bien y la mecanicidad al mal. De modo que, en vez de «bien» y «mal», el sistema usa las palabras «consciente» y «mecánico». Esto es absolutamente suficiente para todos los fines prácticos.
Si hay algunas preguntas, podemos ir más adelante, solo que deberán recordar siempre esta definición práctica, porque es la única base segura que tenemos: lo que es correcto para nosotros es lo que ayuda a nuestro desarrollo, a nuestro despertar y a nuestra lucha con la mecanicidad; y lo que está equivocado para nosotros, es lo que anima nuestras tendencias mecánicas, lo que nos impide cambiar, lo que obstaculiza nuestro desarrollo. Si empezamos desde eso, entonces hallaremos después muchos más criterios para discriminar.
P. ¿Todo lo mecánico es malo?
R. Eso no significa necesariamente que todo lo mecánico es malo; pero el mal no puede ser consciente, puede ser solo mecánico. Debe preguntarse: ¿El mal puede ser consciente en mí? Todo lo demás es filosofía. Si desde su punto de vista subjetivo hay algo que considera bueno, y si trata conscientemente de hacer lo que considera malo, descubrirá que no puede hacerlo, o perderá todo placer en ello. Exactamente del mismo modo no puede ser conscientemente negativo, sin identificación. Las emociones negativas son los mejores conductores del mal, porque son una de las cosas más mecánicas que tenemos.
P. ¿En la vida hay que hacer muchas cosas contra el propio objetivo?
R. ¿Por qué contra el objetivo? Puede decir que muchas cosas no corresponden a su objetivo, pero no veo que uno tenga que hacer muchas cosas contra el propio objetivo. Al hacer cosas que uno no debe hacer en la vida corriente, lo más que puede hacer es perder tiempo. Pero hay muchas cosas que uno no tiene que hacer, que son mucho peores que desperdiciar meramente el tiempo. Si algo es inevitable, uno puede siempre hacer el trabajo de cualquier actividad. Otras cosas son mucho peores, como la imaginación, las emociones negativas, etc. No son inevitables. Las cosas que estamos obligados a hacer no contradicen el trabajo. Pero sin estar de ningún modo obligados, hacemos cosas que contradicen el trabajo. Las acciones que van definidamente contra el propio objetivo pueden ser solo mecánicas, y muchas de ellas interrumpen el propio avance hacia el propio objetivo.
P. ¿El objetivo de la consciencia ha de estar en completo control de la máquina, de modo que, para un hombre consciente, no pueda existir todo lo que es mecánico?
R. Deje al hombre consciente. Usted puede entender al mal solo en relación con usted: el resto es demasiado genérico. En usted halla rasgos y tendencias que van contra la consciencia, que ayudan a la resistencia. Ese mal está en usted. Verá que el mal puede manifestarse solo mecánicamente. Es necesario largo tiempo para entender eso plenamente. A menudo, usted puede equivocarse, considerar mal lo que no está mal, o confundir algo mecánico como si fuese consciente.
P. ¿Podemos hacer fácilmente algo mal si tan solo actuamos según nuestra educación, mecánicamente? ¿Sería mejor actuar contra eso?
R. Actuar contra eso sería igualmente mecánico; usted solo opondrá una mecanicidad a otra mecanicidad. Si usted hace algo contra lo que está acostumbrado a hacer, eso no será necesariamente correcto. Además, eso no significa que todo lo que le enseñaron o a lo que se acostumbró sea malo. Eso sería demasiado simple. Tome algunos ejemplos de sus acciones y verá que cuando las cosas ocurren, cuando las deja ocurrir, pueden ser correctas o equivocadas. Pero si usted fuera consciente, podría escoger, ésa sería una situación absolutamente diferente.
P. ¿Debemos encontrar normas corrientes de conducta, o encontrar normas nuevas en el trabajo?
R. Muy a menudo nos excusamos o hallamos excusas por no recordar normas corrientes, porque pensamos que debemos tener normas nuevas. Cuando estamos en el proceso de adquirir normas nuevas, en cierto momento no tenemos ninguna, de modo que usted deberá entender que tiene que seguir las normas corrientes hasta que tenga normas nuevas. Si toma la esencia de las leyes morales corrientes, no hallará nada particularmente diferente de lo que usted puede ver en el sistema. Por ejemplo, tome las normas corrientes de la relación con la gente. Son muy simples: no haga a los demás lo que no quiere que le hagan a usted. Esto es absolutamente lógico y claro, y está plenamente aceptado en el sistema.
P. ¿No deberíamos averiguar por nosotros mismos qué está bien y qué está mal, y no debe decirse?
R. ¿Cómo podrá averiguarlo por usted mismo? La gente busca una respuesta a este problema desde la creación del mundo y todavía no la encontró. Si usted pudiera descubrir por usted mismo qué está bien y qué está mal, podría averiguar todo lo demás. No, usted tiene que aprender esto, como muchas otras cosas que han de aprenderse. Solo cuando aprecie el valor del recuerdo de sí, usted empieza a tener valores correctos y puede juzgar y pesar.
P. Hay muchas cosas que uno hace, deliberadamente, sabiendo que están mal, pero uno no es lo bastante fuerte como para detener eso.
R. Ciertamente, porque si usted es mecánico en todo, no puede tornarse consciente en una cosa solamente. Además, deliberadamente no significa conscientemente; las cosas tan solo ocurren. Si todo ocurre, una cosa no puede no ocurrir; también tiene que ocurrir.
P. ¿Hay una norma moral peculiar de este sistema?
R. Sí, ciertamente, pero, como acabo de decir, en relación con este sistema, esto es facilísimo de entender. Es la relación de lo mecánico con lo consciente. Esto significa que ciertas cosas son mecánicas y han de seguir siendo mecánicas, pero ciertas otras cosas que ahora son mecánicas deben convertirse en conscientes.
Vea, una de las cosas más difíciles es reconocer lo correcto y lo equivocado, o el bien y el mal. Nuestra mente no está acostumbrada a pensar en esto en relación con la consciencia. Pensamos que debe haber una definición externa permanente que puede aceptarse, recordarse y seguirse, y no comprendemos que no puede haber una definición externa. Pero hay cualidades internas de las acciones que determinan las cosas.
Esta idea de la relación del bien y el mal con lo consciente y lo inconsciente es una cosa utilísima para pensar, particularmente cuando empezamos a encontrar analogías correctas; no solo porque esto le da cierto entendimiento definido, sino también porque manteniendo su mente sobre esta idea e ideas similares que usted oye en el sistema, la mantiene en el supremo nivel posible para nosotros, esto es, en las partes intelectuales de los centros. Usted no puede pensar provechosamente sobre tales cosas con las partes mecánicas, inferiores de los centros, pues nada se obtendría de eso. A fin de obtener algún entendimiento, usted tiene que usar las partes intelectuales de los centros, y no solo una sino dos o tres al mismo tiempo.
¿Qué es la moralidad? ¿Entendimiento de las leyes de la conducta? Esto no es suficiente. Si decimos, como un salvaje: «Si usted me roba es malo, pero si yo le robo es bueno», eso no es moralidad; es meramente conducta de salvaje. Porque la moralidad empieza cuando uno tiene un sentimiento de lo bueno y lo malo en relación con las propias acciones, y es capaz de renunciar a lo que uno considera malo, y hacer lo que uno considera bueno.
¿Qué está bien? ¿Y qué está mal? En general, en esta primera etapa, el hombre toma los principios morales de las ideas religiosas, filosóficas o científicas, o simplemente adopta tabúes convencionales. Cree que algunas cosas son buenas y algunas otras cosas, malas. Pero ésta es la moralidad subjetiva, y el entendimiento del bien y del mal es puramente relativo. En todos los países y en todas las épocas, fueron aceptados ciertos códigos morales que trataban de explicar lo que es bueno y lo que es malo. Pero si tratamos de comparar las teorías existentes, veremos que todas se contradicen y están llenas de contradicciones en sí mismas. Una cosa como la moralidad general no existe; tampoco existe una cosa como la moralidad cristiana. Por ejemplo, el cristianismo dice que no se deberá matar, pero nadie toma esto seriamente. Construyéronse muchas moralidades sobre la base de matar. Por ejemplo, como dije en la primera plática, en algunos países se considera muy inmoral rehusar la venganza de sangre. ¿Y por qué en un caso un hombre puede matar, y en otro, no? Todo lo que se conoce sobre la moralidad corriente está lleno de incoherencias.
De modo que si usted piensa sobre este problema, entenderá que, a pesar de cientos de sistemas y enseñanzas morales, el hombre no puede decir qué está bien y qué esta mal, pues los valores morales cambian, no hay en ellos nada permanente. Al mismo tiempo, según su actitud hacia la idea del bien y del mal, las personas se dividen en dos categorías. Hay personas que carecen del sentido del bien y del mal; todo lo que tienen, en vez de sentido moral, es la idea de agradable y desagradable, beneficioso y no beneficioso. Y hay otras personas que tienen un sentido del bien y del mal, sin saber realmente qué está bien y qué está mal. Las personas que pertenecen a la primera categoría no pueden interesarse en el sistema, no es para ellas. Las personas de la segunda categoría pueden interesarse.
Lo que debe entenderse desde el comienzo es que el hombre debe empezar con cierto sentido del bien y del mal; de lo contrario, nada podrá hacerse.
Entonces debe ser suficientemente escéptico acerca de la moralidad corriente y debe entender que no hay nada general o estable en los principios morales corrientes, pues cambian de acuerdo con convenciones, lugar y periodo. Y deben entender la necesidad del bien y del mal objetivos. Si entiende estas tres cosas, hallará una base para distinguir lo que está bien y lo que está mal en relación con cada cosa separada, porque si empieza correctamente, hallará que hay normas definidas en cuya ayuda el bien y el mal cesan de ser relativos para convertirse en absolutos. Todo consiste en empezar desde una actitud correcta, desde un punto de vista correcto. Si empieza desde un punto de vista incorrecto, no hallará nada.
P. ¿Cómo podemos confiar en nuestro sentido del bien y del mal?
R. No podemos confiar ni desconfiar; está allí. De modo que ésa no es la cuestión. Usted solo puede vacilar y estar en duda en relación con el objeto. Ciertamente, sin conocimiento, sin desarrollo, sin consciencia, usted no puede decir definidamente sí algo está bien o mal; pero usted puede estar en el camino hacia ello. La moralidad es siempre diferente, pero el sentido moral es permanente. Si las personas no tuvieran sentido moral, no sería de utilidad hablarles. Pero el sentido del bien y del mal es una cosa, y la definición, el contenido, es absolutamente otra. Dos personas pueden tener un fortísimo sentido del bien y del mal, pero lo que es bueno para una, será malo para la otra. El sentido no presupone la definición, de modo que un hombre puede tener el sentido del bien y del mal, y tener ideas equivocadas acerca de ello.
P. ¿La norma a aplicar sería si una cosa particular ayuda o estorba ala consciencia?
R. La norma debe estar conectada con un sistema. Sin sistema (no quiero decir este sistema, sino que uno debe tener un sistema), usted no puede juzgar.
Este sistema empieza con la posibilidad de la consciencia objetiva, y la consciencia objetiva es descripta como un estado en el que podemos conocer la verdad. Si cuando llegamos a él podemos conocer la verdad, también conoceremos qué está bien y qué esta mal. En consecuencia, el mismo camino que conduce a la consciencia objetiva conduce también al entendimiento del bien y del mal. Como no obtuvimos la consciencia objetiva, a todo lo que nos ayuda a desarrollarla la consideramos como correcto y bueno, y a todo lo que nos estorba en esto, como equivocado y malo.
En nuestro entendimiento corriente, la verdad objetiva se refiere más al lado intelectual de la vida, pero un hombre puede querer conocerla en el lado religioso, en el lado moral, en el lado estético, etc. El sistema explica que los hombres N.º 1, N.º 2, N.º 3, N.º 4, N.º 5, N.º 6 y N.º 7 están todos en una posición diferente a este respecto. Hay religión N.º 1, N.º 2, N.º 3, N.º 4, etc. y hay moralidad N.º 1, N.º 2, N.º 3, N.º 4, N.º 5, etc. Esto no significa que una u otra de ellas esté equivocada, sino que una no puede ser explicada por otra. Por ejemplo. Cristo no predicó la inquisición, y si su enseñanza es deformada por los hombres N.º 1, N.º 2 y N.º 3 para usarla con fines criminales, esto no puede ser atribuido a Cristo.
Puesto que somos hombres N.º 1, N.º 2 y N.º 3, hay muchas cosas acerca de las cuales no podemos encontrar indicaciones visibles sobre si ayudan o estorban al desarrollo de la consciencia. De modo que debemos buscar otros principios, y estos principios solo podemos hallarlos si pensamos en casos concretos de conducta. En el sistema uno puede encontrar muchas indicaciones suficientes que demuestran cómo mirar una cosa y otra.
P. ¿Piensa que en el curso del tiempo pueden surgir de este sistema una creencia y una moralidad nuevas?
R. De este sistema, no. Eso es una cosa absolutamente diferente. Estas ideas no son para las masas, no son para la multitud. Debe recordar que ésta es enseñanza escolar, y la enseñanza escolar solo puede existir para las escuelas. En circunstancias favorables, las escuelas tal vez puedan crecer, pero ésa es una cosa absolutamente diferente; no es lo mismo que la aparición y crecimiento de una religión.
El objetivo del sistema es llevar al hombre hacia la conciencia. La conciencia es cierta facultad que existe en todo hombre normal. Es realmente una diferente expresión de la consciencia, solo que la consciencia trabaja más sobre el lado intelectual, y la conciencia, más sobre el lado moral: ayuda a comprender lo que es bueno y lo que es malo en la propia conducta. La conciencia es un estado en el que uno no puede esconderse nada y debe desarrollarse en el hombre. Este desarrollo es paralelo y simultáneo con el desarrollo de la consciencia. No podemos decir que no la tenemos, de modo que no significa un desarrollo especial de algo que no existe en nosotros, solo que en nuestra vida está detrás de las escenas, sepultado muy profundamente en nosotros y dormido. En la vida corriente puede despertar por un momento, y cuando lo hace, particularmente al principio, siempre aporta sufrimiento, pues es muy desagradable enfrentar la verdad sobre uno mismo.
La conciencia en relación con las emociones es lo mismo que la consciencia en relación con las ideas. Le puede ser más fácil entender qué es la conciencia si piensa en el significado etimológico de las palabras consciencia y conciencia. La consciencia significa todo el conocimiento conectado junto. Pero no podemos hablar de todo el conocimiento, porque eso sería demasiado elevado; podemos hablar solamente de todo el conocimiento que podemos tener en relación con el mismo tema. Debe estar conectado con la consciencia de sí, de modo que la consciencia debe ser «usted mismo», conectada con todo lo que usted sabe acerca de alguna cosa en particular. La conciencia es la misma cosa, solo que en relación con las emociones. Tener un momento de conciencia es sentir de inmediato eso que usted siente sobre alguien o algo. Si puede sentir todo lo que siempre sintió en relación con la misma persona, el mismo país, la misma casa, el mismo libro o algo más junto, esto sería un momento de conciencia y verá cómo hay muchas contradicciones en sus emociones. A no ser que haya tenido esta experiencia, no podrá imaginar cuántos sentimientos diferentes tiene usted. En un estado de conciencia, los vemos todos a la vez. He aquí porqué es un estado tan desagradable. La conciencia no es tan distante, solo que tenemos muchos métodos de tratar con ella para impedirnos sentirla, como la imaginación, las emociones negativas, la justificación, etc., pues esto es demasiado molesto.
P. Usted dijo que la conciencia es sentir todas nuestras emociones al mismo tiempo. No puedo ver absolutamente cómo podemos sentirlas todas juntas.
R. No, nunca dije eso. Dije que en un momento de conciencia, lo desee o no, usted sentirá todas sus emociones sobre el mismo tema a la vez. Pero ésa no es una definición de conciencia. La conciencia puede definirse como un sentimiento emocional de la verdad sobre un tema dado. Como dije, la conciencia es lo mismo que la consciencia, solo que nos parece diferente. Somos subjetivos, de modo que tomamos las cosas desde un punto de vista subjetivo. Cuando pensamos acerca de la consciencia, pensamos acerca de cierta fuerza, de cierta energía o estado en conexión con la apreciación intelectual. La misma energía, la misma fuerza puede manifestarse a través de las emociones, y esto puede sucederle a hombres absolutamente corrientes en condiciones corrientes. A veces, las personas pueden tener un sentido emocional de la verdad: algunas más, otras menos. Esto es conciencia. La falta de consciencia, la ausencia de recuerdo de sí y muchas otras cosas como la identificación y la imaginación, nos cierran respecto a estos momentos de conciencia que de otro modo serían posibles. Trate de pensar sobre esto de este modo. Ver las contradicciones y la conciencia están conectados, pero no son la misma cosa, y si los toma juntos, jamás llegará a ninguna parte.
Nuestra consciencia, como la tenemos en nuestro estado, no puede manifestarse a través del centro intelectual, porque el centro intelectual es demasiado bajo, puesto que principalmente trabaja solo con la parte formativa. Pero a veces puede manifestarse a través del centro emocional y entonces, como dije, se llama conciencia. La consciencia, para manifestarse, necesita larga preparación, capacidades intelectuales y cosas por el estilo, pero la conciencia trabaja más a menudo y más fácilmente que la plena consciencia. La plena consciencia necesita mucho conocimiento conectado con darse cuenta de la propia existencia, pero debe ser un darse cuenta constante: no basta darse cuenta de esto hoy y olvidarlo mañana.
Al principio, cuando la conciencia se manifiesta en nosotros, se vuelve contra nosotros y empezamos a ver todas nuestras contradicciones interiores. Habitualmente, no podemos verlas porque estamos siempre en uno u otro pequeño compartimiento, pero la conciencia puede ver desde la cima y mostrarnos que aquí sentimos una cosa, allí otra cosa, y aquí nuevamente una cosa absolutamente diferente, todas sobre el mismo tema.
Por ejemplo, si tomamos el trabajo, debemos darnos cuenta que en un momento sentimos una cosa acerca de él; en otro momento, una cosa enteramente diferente; en un tercer momento, de nuevo una cosa diferente. Y nunca la sentimos toda junta. Si pudiéramos sentir al mismo tiempo todo lo que siempre sentimos sobre el trabajo, tendríamos una gran conmoción. Eso sería la conciencia. Toda nuestra vida, todos nuestros modos habituales de pensar, tienen solo un objetivo: evitar conmociones, sensaciones desagradables, comprensiones desagradables sobre nosotros mismos. Y esto es lo principal que nos mantiene dormidos, porque, a fin de despertar, no debemos tener miedo, debemos ser lo bastante valientes como para ver las contradicciones.
Incluso muy aparte de la cuestión de la conciencia, es importante descubrir en usted que, cuando tiene emociones fuertes (esto no se refiere a emociones pequeñas), cuando siente fuertemente acerca de alguna cosa en particular, puede estar prácticamente seguro de que en otro momento tendrá una emoción diferente sobre la misma cosa. Si no puede ver esto en usted, véalo en otras personas. Cuando se dé cuenta de la existencia de estas emociones contradictorias, eso le ayudará a entender su mecanicidad y su falta de entendimiento de usted mismo: falta de conocimiento de sí. Mientras sintamos emociones diferentes en tiempos diferentes, ¿a qué nos parecemos? En un momento confiamos, en otro momento somos suspicaces; en un momento gustamos, en otro momento no gustamos. De modo que el objetivo es poner juntas esas emociones diferentes; de otro modo, nunca nos conoceremos. Si siempre sentimos solo una emoción a la vez, y no recordamos a las otras emociones, estamos identificados con eso. Cuando tenemos otra emoción, olvidamos la primera; cuando tenemos una tercera, olvidamos la primera y la segunda. En la vida, por imitación y de otros diferentes modos, aprendemos muy tempranamente a vivir en una suerte de estado imaginario para salvarnos de lo desagradable, de modo que las personas desarrollan en sí mismas esta capacidad de ver solo una emoción por vez.
Recuerde el trabajo. Recuérdese con un humor, luego recuérdese con otro humor. Trate de conectarlos juntos y verá.
P. Si tenemos diferentes compartimientos, ¿éstos se expresan?
R. Como dije, uno por vez. Por ejemplo, amamos a alguien un momento y lo deseamos muerto en el siguiente. Solo que no lo vemos. Empero, a veces los momentos sobrevienen cuando podemos sentir todas nuestras emociones sobre el mismo tema. Solo que usted deberá esperar hasta obtener un gusto de tal momento, porque sin un gusto de él, jamás obtendrá nada más en entendimiento de lo que significa un momento de conciencia. La conciencia puede ser muy fuerte y definida. Pero, en la mayoría de los casos, está dormida porque, como la mayoría de la gente está dormida, en ella todo está dormido.
De modo que la conciencia debe ser despertada. Debemos aprender a entender la verdad emocionalmente en ciertos casos, y podemos hacer esto solo no teniendo miedo de enfrentar en nosotros las contradicciones.
Tenemos en nosotros aparatos especiales que nos impiden ver estas contradicciones. Estos aparatos se llaman amortiguadores. Los amortiguadores son dispositivos especiales, o un crecimiento especial si lo desea, que nos impide ver la verdad sobre nosotros y sobre las cosas. Los amortiguadores nos dividen en una suerte de compartimientos a prueba de pensamientos. Podemos tener muchos deseos, intenciones y objetivos contradictorios, y no vemos que son contradictorios porque los amortiguadores están entre ellos y nos impiden mirar de un compartimiento al otro. Cuando usted está en un compartimiento, piensa que éste es todo, luego pasa al otro compartimiento y piensa que éste es todo. Estos aparatos se llaman amortiguadores porque, como en un vagón ferroviario, disminuyen los choques. Pero en relación con la máquina humana son más todavía: hacen imposible ver, de modo que también son anteojeras. Las personas con amortiguadores realmente fuertes nunca ven; pero Si vieran cuán contradictorias son, serían incapaces de moverse, porque no confiarían en sí mismas. He aquí porqué los amortiguadores son necesarios en la vida mecánica. Tales casos extremos significan desarrollo equivocado, pero incluso en las personas corrientes, en una u otra línea hay siempre amortiguadores profundamente escondidos.
P. Cuando uno reconoce en sí a un amortiguador, ¿puede hacer algo para librarse de él?
R. Primero, debemos verlo; antes de verlo, nada puede hacerse. Y si puede hacer algo luego de haberlo visto, eso depende del tamaño del amortiguador y de muchas otras cosas. A veces es necesario tomar un martillo y romperlo; y a veces desaparece si le arroja luz, pues los amortiguadores no gustan de la luz. Cuando los amortiguadores empiezan a desaparecer y se vuelven menos fuertes, la conciencia empieza a manifestarse. En la vida corriente, aquélla es sujetada por los amortiguadores.
P. ¿Podría explicar un poco más qué quiere decir con amortiguadores?
R. Los amortiguadores son muy difíciles de describir o definir. Como dije, son una suerte de particiones en nosotros que nos impiden observarnos. Usted puede tener actitudes emocionales diferentes (ellas se refieren siempre a las actitudes emocionales) hacia la misma cosa por la mañana, al mediodía y por la noche, sin advertirlo. O en cierto conjunto de circunstancias, usted tiene una clase de opiniones, y en otras circunstancias otra clase de opiniones, y los amortiguadores son paredes que están entre ellas. Por lo general, cada amortiguador se basa en alguna clase de presunción equivocada acerca de uno mismo, acerca de las propias capacidades, de los propios poderes, inclinaciones, conocimiento, ser, consciencia, etc. Difieren de las ideas equivocadas corrientes porque son permanentes; en circunstancias dadas uno siempre siente y ve la misma cosa; y usted deberá entender que en el hombre N.º 1, N.º 2 y N.º 3 nada debe ser permanente. La única posibilidad que tiene de cambiar es que en él no hay nada permanente. Las opiniones, los prejuicios, las ideas preconcebidas no son amortiguadores todavía, pero cuando se tornan muy firmes y siempre los mismos y siempre tienen la misma artimaña de ocultar las cosas de nuestra vista, se convierten en amortiguadores. Si las personas tienen alguna clase de actitud equivocada constante, basada en información equivocada, o trabajo equivocado de los centros, o emoción negativa, y si siempre usan la misma clase de excusa, están preparando los amortiguadores. Y cuando un amortiguador se establece y se torna permanente, detiene todo progreso posible. Si los amortiguadores continúan desarrollándose, se convierten en ideas fijas, y eso ya es locura, o el comienzo de la locura.
Los amortiguadores pueden ser muy diferentes. Por ejemplo, conocí a un hombre que tenía un amortiguador interesantísimo. Cada vez que hacía algo equivocado, decía que lo hacía adrede, como un experimento. Éste es muy buen ejemplo de un amortiguador. Otro hombre tenía un amortiguador de que nunca llegaba tarde; de modo que, con este amortiguador, firmemente establecido, siempre llegaba tarde pero nunca lo advertía, y si se le llamaba la atención, siempre se asombraba y decía: «¿Cómo puedo haber llegado tarde? ¡Nunca llego tarde!».
P. Cuando un amortiguador descendió, y se ve algo que parece intolerable, ¿cuál es el próximo paso?
R. Todo el trabajo es preparación para eso. Si uno no trabaja pero solo piensa que trabaja y un amortiguador desaparece repentinamente por algún accidente, uno se encuentra en una situación muy desagradable, y también ve que solo pretendió trabajar. Los amortiguadores nos ayudan a pretender en vez de trabajar realmente. He aquí por qué las personas en el estado corriente no pueden tener Conciencia, porque si la conciencia sobreviniera de repente, se volverían locas. Los amortiguadores son útiles a este respecto; ayudan a mantenernos despiertos; pues si los otros lados no están desarrollados, si todo no se pone en cierto equilibrio uno no podría soportarse como es. De modo que ni siquiera es aconsejable destruir los amortiguadores antes que uno esté preparado. Uno primero debe estar preparado. Solo nos podemos soportar porque no nos conocemos. Si nos conociéramos como somos, eso sería insoportable.
P. Empero, uno se ve intelectualmente sin sentir fuertemente.
R. El estudio intelectual de sí es solo preparación; pero cuando trata de recordarse y de no identificarse, usted empieza a sentirse emocional.
P. ¿Todos tenemos amortiguadores?
R. Si. No podríamos vivir sin ellos; tendríamos que ser sinceros todo el tiempo, y verlo todo, todo el tiempo.
P. ¿Cuál es la causa de ésta desarmonía interior que uno tiene habitualmente?
R. Ésta desarmonía es el estado normal del hombre N.º 1, N.º 2 y N.º 3. Un hombre dormido no puede ser armonioso; si fuera armonioso, no habría Incentivo para el desarrollo y no habría posibilidad.
P. Pero si uno trata de estar más despierto, uno se torna más consciente de la propia desarmonía; entonces, habiendo visto esto, ¿uno podría tornarse más armonioso?
R. Ésta es una pregunta teórica. Uno cesa de ser desarmonioso cuando cesa de ser lo que es ahora. Como uno es ahora, es desarmonioso; luego, consciente de la propia desarmonía; después, nuevamente desarmonioso; otra vez, consciente de esto; y así sucesivamente.
P. ¿De modo que uno jamás puede ser feliz?
R. La felicidad significa equilibrio, y el equilibrio es imposible en nuestro estado, tomando al equilibrio en el sentido de armoniosidad. Siempre estamos equilibrados de cierto modo, pero de un modo equivocado. Si fuéramos armoniosos en nuestro estado actual, no tendríamos razón para cambiar; de modo que la naturaleza dispuso muy bien que no podamos ser armoniosos tal como somos, a fin de que no seamos felices en este estado. La felicidad es armonía entre las circunstancias externas y las manifestaciones internas, y para nosotros eso es imposible, si por felicidad entendemos la armonía.
P. El trabajo parece hacerlo más infeliz a uno.
R. El estudio del sistema, la adquisición de más control, no puede hacerlo a uno más infeliz. En esto no hay abnegación. Lo que uno tiene que perder es la imaginación. Algo que es real no es obstáculo para despertar. Las cosas imaginarias son las que nos mantienen dormidos, y a las que tenemos que renunciar.
P. ¿Los amortiguadores se deben a la educación y al medio?
R. A muchas cosas; pero los mejores amortiguadores son creados por la educación de sí.
P. ¿El sistema nos enseña a librarnos de los amortiguadores?
R. Sí, el sistema nos enseña primero a hallarlos. Luego, habiéndolos hallado, usted puede encontrar métodos para librarse de ellos. No podrá empezar a trabajar sobre ellos antes de conocerlos.
P. ¿Cómo puede uno encontrar los amortiguadores?
R. Uno no podrá hallarlos a no ser que se observe del modo correcto. Usted debe buscar las contradicciones.
P. ¿Deberán encontrarse los propios amortiguadores o deberán mostrárnoslos?
R. En cualquier caso, a usted no podrán mostrárselos hasta que haya hecho todo lo que pueda por sí mismo. De otro modo, las personas jamás creen eso; dicen: «¡Cualquier cosa menos eso!».
P. ¿Decirse a uno mismo «Lo haré mañana» es un amortiguador?
R. No es un amortiguador, sino un método muy bueno de dejar que los amortiguadores marchen bien.
P. Usted dijo que uno debe buscar las incoherencias. Veo muchas de éstas, ¿pero se las anoto a los diferentes «yoes»?
R. Sí, eso está muy bien. Pero cuando estamos en una de estas incoherencias, por lo general estamos identificados con uno de estos criterios y no podemos ver al otro. Cuando usted no está en uno ni en el otro, cuando está a un costado, puede decir: «A veces miro esto de este modo, y a veces de ese modo», pero cuando usted está identificado no puede hacer eso. Deberá tratar de romper esta identificación.
P. ¿Un amortiguador es querer y no querer al mismo tiempo?
R. Eso no es un amortiguador. Un amortiguador toma a menudo la forma de una fuerte convicción. Por ejemplo, un hombre que solía conocer estaba convencido que amaba a todos los hombres. En realidad no amaba a ninguno, pero, sobre la base de este amortiguador, estaba en libertad de ser tan desagradable como gustase. Es un amortiguador muy seguro y confiable.
P. ¿Uno puede aprender acerca de los amortiguadores observando a los demás?
R. Sí, porque eso puede ayudar a que vea los amortiguadores en usted mismo. Pero como las cosas se repiten raras veces literalmente, uno siempre las ve solo en los demás y no en uno mismo. Pero si uno está preparado para ello descubriendo primero estas cosas en uno mismo, dándose cuenta de la propia mecanicidad, uno podría empezar a ver los amortiguadores.
P. Cuando usted ve los amortiguadores, a veces parece crear otros para justificarse.
R. No puede crear los amortiguadores con tanta facilidad. Puede crear mentiras e imaginaciones, pero los amortiguadores son cosas sólidas, y crearlas es un largo proceso.
P. ¿La conciencia solo puede entenderse cuando experimentamos una emoción superior?
R. No, como dije, la conciencia es un sentimiento posible para los hombres enteramente corrientes, sin escuela alguna. Es una suerte de sentido interior de la verdad en conexión con una cosa particular, u otra cosa, o una tercera cosa. La conexión puede estar equivocada, pero el sentimiento mismo será enteramente correcto.
P. Con seguridad, la conciencia es más que la consciencia de todas las emociones propias en un tiempo particular, porque eso puede alterar la propia acción resultante. Parece fortalecer algunas emociones y debilitar otras.
R. Eso es porque usted las ve. Ésta es la máxima de todas las posibilidades, porque cuando usted vea sus diferentes emociones sobre la misma cosa, y las vea constantemente, se horrorizará.
P. ¿Lo que llamamos conciencia, no es a veces un «yo» que desaprueba a otro?
R. Ésta es una observación muy buena de la conciencia en el sentido corriente del vocablo. Pero lo que llamo conciencia es cierto estado en el que podemos estar más tarde. Lo que se llama conciencia en la vida corriente es simplemente ciertas asociaciones. Estamos acostumbrados a pensar y hacer cosas de cierto modo y si por alguna razón actuamos de modo diferente, tenemos una sensación desagradable que llamamos conciencia. En realidad, la conciencia es un sentimiento mucho más profundo y fuerte, y cuando aparece la conciencia real, verá que no se parece a nada de lo que usted llama ahora conciencia.
P. ¿Entonces, el sentimiento al que llamamos conciencia es equivocado?
R. No necesariamente equivocado, pero no es la misma cosa. Puede atribuirse a cosas absolutamente triviales, que no tienen ningún valor particular. La moralidad es siempre relativa, la conciencia es absoluta. La conciencia es una emoción positiva especial. En nuestro estado actual tenemos una pequeñísima huella de esta emoción, suficiente para tener una sensación general de que algo puede estar bien y algo puede estar mal, pero insuficiente para decir qué está bien y qué está mal. Esto ha de desarrollarse. En la actualidad, el estado de conciencia que podemos tener no distingue lo grande de lo pequeño, pero después la conciencia puede convertirse en un método enteramente diferente de cognición, en un instrumento de discriminación.
Antes que la conciencia pueda abrirse plenamente, deberemos tener voluntad, deberemos ser capaces de «hacer», de actuar según los dictados de nuestra conciencia; de lo contrario, si la conciencia despertara plenamente en el hombre en su estado actual, aquél sería un ser muy miserable; no podría olvidar, no podría adaptarse a las cosas, y no podría cambiar nada. La conciencia destruye los amortiguadores, de modo que el hombre se halla inerme contra sí mismo, y al mismo tiempo no tiene voluntad, de manera que no puede cambiar, no puede hacer lo que sabe que está bien. De modo que, primero, aquél debe desarrollar la voluntad; de lo contrario, se hallará en una situación muy desagradable, más allá de su control. Cuando adquiere control, puede permitirse el lujo de la conciencia, no antes de eso.
P. ¿Qué es el sentimiento de remordimiento que se produce por haber cometido una acción que uno juzga mala? ¿Es la conciencia?
R. No, la conciencia es diferente, es más poderosa, más omniabarcante. Pero aunque uno recuerde los momentos de remordimiento, eso es útil. Solo que es necesario saber sobre qué se basa el remordimiento.
P. ¿Hay una conexión entre la esencia y la conciencia?
R. Hay una gran conexión, pues la consciencia y la conciencia provienen de la esencia, pero no de nuestra esencia. Nuestra esencia es simplemente mecánica.
P. Supongo que el recuerdo de sí no trae necesariamente elevación moral.
R. Ciertamente, trae otro entendimiento, porque uno se torna consciente, entiende mejor el lado moral de las cosas, pues lo contrario de moralidad es mecanicidad. Si uno se torna más consciente, podrá controlar su propia conducta.
P. ¿El propio sentido moral puede ser útil o confiable en conexión con la propia conducta?
R. Es difícil hablar en general, pero cuanto más estudie el sistema, más se verá a usted mismo. Hay muchas cosas que puede pensar que son enteramente correctas, pero que desde el punto de vista del sistema son enteramente incorrectas. Hay muchas cosas que no conocemos. Podemos hacernos mucho daño, pensando que son enteramente morales: daño real, y no solo en el sentido moral. El sistema, particularmente en las etapas posteriores, tiene un código más estricto de normas, y, al mismo tiempo, es tal vez más libre que todo lo demás. Pero, como dije, usted puede empezar desde el punto de vista de lo que es mecánico y lo que es consciente.
P. Todavía no estoy en claro sobre cuál es la función de la conciencia.
R. Si la pregunta se formula de este modo, sin añadir nada más, todo lo que puedo decir es que si uno no tiene un objetivo definido, si no realiza el trabajo con cierta finalidad definida, la función de la conciencia es solo arruinar la vida de una persona que es bastante infeliz con tener aquélla. Pero si esa persona trabaja con una finalidad definida, entonces la conciencia le ayuda a alcanzar su objetivo.
P. ¿No es posible que, adquiriendo cierto conocimiento y poder a través del recuerdo de sí y otras prácticas, el hombre pueda usar este poder con fines malos?
R. Vea, una parte inevitable del proceso de autodesarrollo es el despertar de la conciencia, y el despertar de la conciencia impedirá cualquier posibilidad de usar nuevos poderes con un objetivo o finalidad malos. Esto debe entenderse definidamente desde el comienzo mismo, porque la conciencia, cuando despierta, no le permitirá a uno que haga algo egoísta o contrario a los intereses de los demás, o perjudicial para alguien: de hecho, nada que consideremos equivocado o malo. Y la conciencia ha de ser despertada, porque con la conciencia sin despertar uno cometerá siempre errores y no verá en uno mismo las contradicciones.
P. ¿Nos ayuda seguir un código moral en un estado de sueño?
R. No siempre estamos igualmente dormidos, y por momentos, cuando estamos menos dormidos, podemos tomar ciertas decisiones; y hasta en nuestro estado de sueño podemos seguir estas decisiones o seguirlas menos, o no seguirlas para nada, y estar absolutamente en poder de nuestro estado de sueño. Además, si uno sigue ciertas ideas conscientes, mediante este proceso mismo, uno se vuelve más despierto.
P. Cuando uno está consciente; puede comprender las contradicciones. ¿Hasta cierto punto, eso no las aniquila?
R. No, eso sería demasiado simple; puede verlas y sin embargo subsistirán. Una cosa es ver algo y otra cosa hacer algo, una cosa es conocer y otra es alterar.
P. ¿La verdad absoluta solo es posible con la consciencia objetiva?
R. La verdad existe fuera de nosotros, pero uno puede conocer la verdad solo en la consciencia objetiva. No la verdad «absoluta», sino simplemente la verdad, pues la verdad no necesita calificaciones. En nuestro estado no podemos conocer la verdad con excepción de cosas muy simples, y aún entonces cometemos errores.
P. ¿Cómo puede uno reconocer la verdad en nuestro nivel?
R. Accediendo a las cosas simples. En las cosas simples uno puede reconocer la verdad; uno puede reconocer qué es una puerta y qué es una pared, y uno puede reducir cada cuestión difícil a la misma cosa. Eso significa que usted tiene que reconocer cierta cualidad en principios absolutamente simples y verificar otras cosas mediante estos principios simples. He aquí por qué la filosofía (tan solo la discusión de posibilidades o del significado de palabras) está excluida de este sistema. Usted debe tratar de entender las cosas simples, y debe aprender a pensar de este modo; entonces podrá intentar reducir todo a cosas simples. Tome, por ejemplo, el recuerdo de sí. Recibió todo el material; si se observa, verá que no se recordó en ese momento; advertirá que en algunos momentos se recuerda más y en algunos momentos menos, y decidirá que es mejor recordarse. Esto significa que halló una puerta, que ve la diferencia entre una puerta y una pared.
P. ¿Cómo prolongar los estados de conciencia?
R. Primero, no debemos pensar sobre cómo prolongar sino cómo crear, porque, en nuestro estado corriente, esto no lo obtuvimos. Cuando lo creamos o lo despertamos, es ciertamente útil mantenerlo más tiempo, aunque es muy desagradable. Pero no hay métodos directos para inducirlo, de modo que, solo haciendo todo lo que es posible, uno puede obtener este gusto de la conciencia. Por lo general, una de las primeras condiciones es una gran sinceridad con uno mismo. Nunca somos sinceros con nosotros mismos.
P. ¿Cómo puede uno aprender a ser sincero con uno mismo?
R. Solo tratando de verse uno mismo. Limítese a pensar sobre usted, no en los momentos emocionales sino en los momentos tranquilos, y no se justifique, porque generalmente lo justificamos y explicamos todo diciendo que era inevitable, o que otro tuvo la culpa, etc.
P. He estado tratando de ser sincero, pero ahora veo que realmente no sé qué significa ser sincero.
R. A fin de ser sincero no basta solo con desearlo. En muchos casos no deseamos ser sinceros; pero aunque lo deseáramos, no podríamos serlo. Esto deberá entenderse. Ser capaz de ser sincero es una ciencia. Y hasta decidir ser sincero es muy difícil, pues tenemos muchas reservas.
Solo la sinceridad y el completo reconocimiento del hecho de que somos esclavos de la mecanicidad y sus resultados inevitables pueden ayudarnos a descubrir y destruir los amortiguadores con cuya ayuda nos engañamos. Podemos entender qué es la mecanicidad y todo el horror de la mecanicidad solo cuando hacemos algo horrible y comprendemos plenamente que fue la mecanicidad en nosotros la que nos hizo hacer eso. Es necesario ser muy sincero con uno mismo para poder ver esto. Si tratamos de cubrirlo, de hallar excusas y explicaciones, jamás lo comprenderemos. Puede herir horriblemente, pero debemos soportarlo y tratar de entender que solo confesándonoslo plenamente podemos evitar repetirlo una y otra vez. Hasta podemos cambiar los resultados mediante entendimiento pleno y cabal, y no tratando de ocultarlo.
Podemos escapar de los tentáculos de la mecanicidad y destruir su fuerza mediante gran sufrimiento. Si tratamos de evitar el sufrimiento, si le tenemos miedo, si tratamos de persuadirnos de que realmente nada malo sucedió, que, después de todo, eso no es importante y que las cosas pueden seguir tal como antes, no solo jamás escaparemos, sino que nos volveremos cada vez más mecánicos, y muy pronto llegaremos a un estado en el que no habrá para nosotros posibilidad ni oportunidad.