Último de los sonetos de la serie sobre la traición del amigo con la amada del hablante lírico. Este lamenta más la pérdida de la amistad que la pérdida del amor, o le resulta menos penosa la infidelidad de su amada que la traición de su amigo. Con todo, se consuela pensando que el amor entre su amigo y su amada está ligado al afecto que ambos sienten por él, y que, debido a la comunión con su amigo, en realidad la mujer solamente lo ama a él. El soneto puede considerarse, como tantos otros, una parodia de los tópicos que idealizaban a la amada y justificaban su actitud fría y distante. Aquí se trata de excusar la infidelidad de la amada y la traición del amigo —tarea más difícil—; a pesar del ingenio con que elabora la disculpa, el final de la composición parece una salida forzada con la que el hablante lírico parece burlarse de sí mismo.
4 El término love se refiere al afecto que comparten el hablante lírico y su amigo; tal significado —entre otros— también está presente en el Soneto 40. Aquí traduzco por “amistad”.
5 El hablante lírico se dirige a ambos amantes, pero en los versos precedentes y en los siguientes es su amigo el único destinatario de su queja, mientras que a la mujer siempre se alude en tercera persona.
7 even so significa “de igual modo”, que traduzco como “también”; por otra parte, abuse presenta el significado de “maltrato”, pero también el de deceive, “engaño”, sugiriendo que la mujer le es infiel al hablante lírico y lo engaña con el mejor amigo de este.
8 approve, “aprobar”, contiene una insinuación acerca de la prueba sexual. El verso indica que la mujer, por lo mucho que ama al hablante lírico y conocedora como es del afecto que este siente por su amigo, permite que el susodicho amigo la “ponga a prueba” y que la “pruebe”. Procuro traducir el significado y las sugerencias del verso con la solución “pues a mi buen amigo por mor de mí complace”.
12 lay on me this cross se refiere a la “cruz” (ultraje y padecimiento) del hablante lírico. Se puede relacionar con el Soneto 34, 12. La imaginería cristiana vuelve a hacerse presente, y el hablante lírico adopta una pose de sufrimiento, después de comprender y de perdonar a los ofensores, como álter ego de Jesucristo.
13 La unidad que forman el hablante lírico y su amigo, declarada en el verso 13, nos remite al Soneto 36, 2, donde se manifiesta que esa unión afectiva es indivisible. <<