Soneto 130

Este es un soneto paródico y transgresor. Shakespeare se enfrenta con las metáforas y símiles petrarquistas, que subliman la imagen de la amada siguiendo una tradición que se remonta a Ovidio y que también fue cultivada en la Inglaterra isabelina por diversos poetas, y por el propio Shakespeare en La violación de Lucrecia: los tópicos de los ojos como soles, de los labios de coral, de las mejillas de rosa, de la piel y de los pechos de nieve o marfil, del cabello como hilos de oro, de la voz que es dulce música, de la levedad de diosa en la forma de andar. El hablante lírico rechaza por falsas e hiperbólicas las comparaciones de su amada con la naturaleza y con el arte esplendoroso, pero proclama su amor como más sincero que el de aquellos a quien parodia y subvierte. Tras el soneto precedente, una lectura intertextual puede sugerir otra interpretación: para satisfacer la lujuria no es necesaria una mujer adornada con los atributos convencionales de la belleza; es suficiente una hembra sexualmente disponible.

Los diversos trazos de la mujer cantada aparecen en negativo, por contraste, y sugieren que estamos ante la Dark lady, a la que le cuadran el color de los ojos, la piel y el pelo de alambre negro (imagen apropiada para los cabellos propios de la raza negra).

4 wire significa tanto “hilo” como “alambre”, y en la época isabelina dicho término se utilizaba conforme a la primera de estas acepciones para designar los cabellos, seguramente debido a la moda imperante de adornar estos con cintas doradas, por lo que el primer wires de este verso lleva implícito el complemento gold, “de oro”, esto es, “hilos de oro”.

5 damasked no parece referirse a las rosas de Damasco, que son blancas (damask rose) sino a rosas “rosadas” (pinkish coloured, según se describen en los herbarios).

7-8 reeks no tenía el sentido negativo que presenta actualmente —no sugería exhalaciones fétidas— sino que tenía simplemente el sentido de “exhalar”.

9-12 En todas las comparaciones renacentistas, subvertidas por Shakespeare en este soneto, subyacía la idea de que la mujer cantada era de una perfección sobrehumana, hasta el punto de que incluso su voz era música celestial y su andar era propio de una diosa (más que caminar, levitaba). A este respecto, el tercer cuarteto parece una parodia del canto de Petrarca en el soneto XC:

Non era l’andar suo cosa mortale

ma d’angelica forma; e le parole

sonavan altro che pur voce umana:

uno spirto celeste, un vivo sole

fu quel ch'io vidi

No era su andar cosa mortal

sí de figura angélica; sonaba

su voz más pura que la voz humana:

espíritu celeste y sol vivaz

yo contemplaba

13-14 El dístico cierra el soneto con una nota irónica, mas enaltecedora de su amor. A pesar de no ser una belleza inalcanzable como las celebradas por sus contemporáneos, la amada del hablante lírico es tan excepcional (rare) como las de aquellos poetas que describen a sus damas con imágenes hiperbólicas, falseando la realidad. <<