Amar es mi pecado y tu virtud el odio
que odia mi pecado por este amor culpable.
Pero con mi estado compara el tuyo propio:
verás como no hay nada en él vituperable;
y si lo hubiese, nunca saldría de tus labios
que tanto han profanado su purpurino ornato,
e igual que estos míos sellado amor en falso,
hurtando en otros lechos las rentas de su trato.
Es justo que te ame igual que amas a quienes
con la mirada buscas, en tanto yo te acoso.
Piedad siembra en tu pecho para que cuando medre
esa piedad merezca un trato más piadoso.
Si aquello que reprimes pretendes que te entreguen,
siguiendo tu ejemplo tal vez te lo denieguen.[142]