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Más vale ser perverso que así ser reputado,

cuando a quien sin serlo la insidia lo condena,

y pierde el justo gozo, al ser tan mal juzgado

no por lo que sintamos, sino por vista ajena.

¿Por qué ojos ajenos, falsos y adulterados

tanta atención le prestan a mi sangre ardiente?

¿Por qué ve más flaquezas quien tiene puntos flacos,

y quiere dar por malo lo que yo sé excelente?

No, yo soy lo que yo soy, y aquellos que me acusan,

al repasar sus faltas las mías creen probadas;

tal vez yo sea recto y su mirada turbia:

mis hechos no concuerdan con mentes depravadas;

salvo si esta maldad general se considera:

que todo hombre es malo y en su maldad impera.[121]