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¡Cuánta poción filtrada de llantos de sirena,

bebí de alambique como el infierno impuro,

que dudas y esperanzas me dispensó alternas,

perdiendo cuando el triunfo veía ya seguro!

¡En qué infeliz delirio mi alma se embarcaba,

pues nunca había pensado gozar de tal ventura!

¡Cómo desorbitados mis dos ojos giraban

en pleno desvarío de esa febril locura!

Oh, mal beneficioso, ahora bien compruebo

que el mal mejora incluso aquello que es mejor,

y que el amor deshecho, cuando se alza de nuevo,

más bello que antes crece, más firme, superior.

Así, a mi contento regreso escarmentado,

y gano con mis males tres veces lo gastado.[119]