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Que nadie califique a mi amor de idolatría,

ni a mi ser amado cual ídolo se vea,

porque mis alabanzas, también mis poesías,

son siempre para el ser que así por siempre sea.

Mi amor es hoy bendito, y lo será mañana,

es un prodigio excelso, ajeno a contingencias;

por eso mis poemas mantienen tal constancia

y así dicen lo mismo, siempre, sin diferencias.

“Hermoso, bueno, honesto”: mi único argumento,

“hermoso, bueno, honesto”, si al variar lo gloso;

y en esa alternancia agoto mi talento,

tres temas en un tema que es algo prodigioso.

Hermoso, bueno, honesto, alguno ya ha existido,

mas nunca en un ser juntos se habían reunido.[105]