Ardor y juventud son, dicen, tus dos flaquezas,
en esos rasgos, otros, distinguen tus primores;
flaquezas y encantos que todo el mundo aprecia,
pues de flaquezas haces encantos superiores.
Igual que en los dedos de una reina digna
las joyas más innobles serán bien estimadas,
así aquellas faltas que en ti son advertidas
se tornan en virtudes, por todos celebradas.
¡Cuánto borrego el lobo feroz engañaría,
con que adoptase solo el aspecto de cordero!
¡Cuántos admiradores por ti se extraviarían,
si a voluntad usases tu influjo por entero!
Mejor que no lo hagas; mi ser tanto te ama
que, siendo algo mío, también lo es tu fama.[96]