¡Que grato y sugestivo en ti el rubor aflora,
el cual, como un gusano en la fragante rosa,
mancilla la belleza de tu incipiente gloria!
¡Con que dulzuras cubres tu culpa vergonzosa!
La lengua que comenta tus días y jornadas,
y explica con lascivia tus goces y solaces,
incluso si censura no da más que alabanzas,
pues con tu nombre honra los cuentos más procaces.
¡Oh, de que gran palacio son dueños esos vicios
que a ti te han escogido como feliz morada,
donde lo bello vela el más sucio vestigio,
tornando en hermosura cualquier cosa avistada!
Mas, corazón, cuidado, no juegues con tu suerte
pues el mal uso embota la faca que es más fuerte.[95]