Y viviré, creyendo que en ti no hay falsía,
como esposo burlado; así tu rostro amante
parecerá amarme, aunque tan solo finja,
poniendo en mí los ojos, y el corazón distante.
Pues como nunca el odio habita en tu mirada,
nunca sabré por ella si en ti se hace mudanza.
En otros muchos rostros una pasión que es falsa
impresa está en arrugas, ceños y destemplanza;
mas es que al crearte los cielos decretaron
que en tu semblante dulce amor siempre morase
y, fuesen cuales fuesen ideas y arrebatos,
dulzura solamente tu rostro demostrase.
A la manzana de Eva tu hermosura imita,
si bajo tu aspecto dulce virtud no habita.[93]