87

Adiós, pues vales mucho para que yo te tenga,

y sé que tu prestigio por ti es conocido.

Tus méritos y fueros te eximen y liberan;

mi vínculo contigo ya doy por rescindido.

¿Podría retenerte sin darme tú permiso?

Y para tal fortuna, ¿cuál es, pues, mi valía?

Un don tan fabuloso no había merecido,

y así devuelvo ahora toda mi regalía.

Al darte, no sabías de tus merecimientos,

o errando, tu juicio de mí no fue certero;

así que tu regalo fue cálculo mal hecho,

y con mejor criterio regresa a ti entero.

Así fue que te tuve, como un sueño que agrada:

durmiendo era un monarca, despierto no soy nada.[87]