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Ya sea yo el que viva y escriba tu epitafio,

o vivas tú y en polvo me haya convertido,

la muerte tu recuerdo jamás podrá borrarlo,

aunque todo lo mío no sea más que olvido.

Tu nombre desde ahora tendrá vida eterna,

y mientras para el mundo yo quedaré oculto.

Una sencilla tumba me ofrecerá la tierra,

en los humanos ojos tú vivirás sepulto.

Serán mis poesías tu eterno mausoleo,

y habrán de leerlas ojos aún inexistentes,

y recitarlas lenguas de los futuros tiempos,

cuando se hayan muerto ya todos los presentes.

Tú vivirás por siempre, tal don tiene mi pluma,

en toda boca humana que vida y fama exhuma.[81]