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Mas debes conformarte cuando el fatal arresto

me lleve sin que puedas pagar por mí fïanza;

mi vida todavía perdura en estos versos,

que quedarán contigo siempre como membranza.

Cuando los examines, revivirás entonces

la parte que de veras te estaba consagrada;

el polvo vuelve al polvo, como le corresponde,

es tuya el alma mía, mi parte más preciada.

Así apenas pierdes las heces de la vida,

festín de los gusanos, mi cuerpo ya finado:

de un infausto acero cobarde y vil conquista,

que ni siquiera es digno de ser por ti evocado.

Solo su contenido algún valor merece,

y eso, que aquí queda, contigo permanece.[74]