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Por mucho que te injurien no hay en ti defecto,

pues blanco de la insidia fue siempre la hermosura;

de la belleza adorno y gala es el recelo,

cuervo que sobrevuela la atmósfera más pura.

Consérvate intachable, que la calumnia pruebe

tan solo tu excelencia, que el tiempo no vulnera;

el vicio es un gusano que en tierno brote crece,

y en ti, intacta y pura, está la primavera.

Pasaste las celadas de tus abriles mozos,

burlando todo ataque o al final triunfante;

mas no será este elogio bastante elogioso

para frenar la envidia, que medra incesante.

Si una vil sospecha del mal no te nublase,

no habría corazón que a ti no se entregase.[70]