Dado que soy tu esclavo, ¿no iba a encargarme
de tus deseos siempre, las veces que me llames?
Pues mi precioso tiempo bien sé que nada vale,
ni presto mis servicios mientras no los reclames.
Ni oso preocuparme del tiempo interminable
que, mientras por ti espero, en mi reloj observo,
ni pienso en la amargura de tu ausencia acre,
siempre que te despides y dejas a tu siervo.
Ni oso interrogar al celoso pensamiento
dónde puedes hallarte, a qué pasión te entregas,
sino que, triste esclavo, espero y nada pienso,
salvo en la ventura que das en donde llegas.
Amor tan fiel es necio, pues en tu voluntad,
hicieres lo que hicieres, nunca verá maldad.[57]