Soy yo igual que el rico, que goza de una llave
feliz que puede abrirle su gran tesoro amado,
mas él no va a mirarlo ansioso a cada instante
por no embotar el filo del gozo inusitado.
Por eso son las fiestas solemnes y tan raras,
pues siendo muy escasas en el correr del año,
como piedras preciosas en él van espaciadas,
o como en los collares rubí de gran tamaño.
Así te vela el tiempo, igual que hace mi arca,
o como el traje fino se guarda en el ropero,
que hace memorable la fecha señalada,
al exhibir de nuevo su lustre prisionero.
Bendigo tu valía, pues de ella algo me alcanza:
presente, tú das gloria; si faltas, esperanza.[52]