Así mi amor disculpa la odiosa parsimonia
de mi lenta montura al irme de tu lado:
¿por qué salir corriendo de donde estás ahora
si solo a mi regreso querré caballo alado?
¿Qué excusa tendrá luego mi pobre bestia cuando
parezca marcha lenta su rauda galopada?
Aunque montase al viento, tendría que espolearlo,
pues notaría inmóvil la rapidez alada.
Ningún corcel entonces podrá seguir mi anhelo
pues es amor sublime, no carne, mi deseo,
que con afán relincha en su galope fiero,
mas al caballo excusa así por su paseo:
Si cuando me alejé él fue lento a sabiendas,
cuando corra a tu encuentro le soltaré las riendas.[51]