Mi corazón y ojos firmaron una alianza,
y ahora entre ellos se hacen mutuos favores.
Cuando mis ojos tienen hambre de una mirada,
o el corazón se ahoga aflicto en mal de amores,
con el retrato amado los ojos se deleitan,
y ese festín pintado brindan al corazón.
En éste, otras veces, mis ojos se albergan,
y allí con él comparten cordial meditación.
Así, por tu retrato o gracias a mi afecto,
incluso estando ausente, estás siempre conmigo;
doquiera que tú vayas irán mis pensamientos,
que siempre me acompañan para quedar contigo;
o si duermen, mis ojos, mirando tu retrato,
al corazón despiertan, y el mutuo gozo es grato.[47]