Toma, amigo, toma, cuantos amores tengo;
¿Qué más tienes ahora que antes no tuvieses?
Ningún afecto, amigo, que sea verdadero:
lo mío ya era tuyo antes que lo cogieses.
Si por amor, entonces, recibes a mi amada,
no he de culparte aunque de mi amor abusas;
mas sí serás culpable si a ti también te engañas
gozando por capricho de aquello que rehusas.
El robo te disculpo, por ser hurto galante,
si bien solo miseria te llevas de mi vida;
y eso que más duele, como el Amor bien sabe,
el mal de amor que el odio con su prevista herida.
Lasciva gracia, finge virtud el mal contigo:
me agravias, pero nunca serás mi enemigo.[40]