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¿Cómo iba a faltarle un tema a mi Musa

en tanto tu aliento me inspire en los cantares

tu plácido argumento, cuya sublime altura

excede a cuanto puedan decir rimas vulgares?

A ti solo agradece, si alguna cosa mía

que es digna de leerse resiste tu mirada;

¿pues quien será tan torpe para que no escriba

de ti, si su inventiva por ti es inspirada?

Sé pues décima Musa, que diez veces ayudas

más que las nueve antiguas que invocan los cantores,

y a quien a ti te llame permite que produzca

versos que eternos vivan en tiempos posteriores.

Y si mi Musa halaga el gusto de esos días,

mi esfuerzo tendrá fruto, y tú, apologías.[38]