35

No te lamentes tanto por lo que ya hiciste:

la rosa tiene espinas; fuente argentina, lama,

ofuscan a la luna y al sol nubes y eclipses,

y el gusano inmundo en tierna flor se encama.

Todos los hombres yerran, y yo hago lo mismo

al disculpar tu agravio con varia analogía,

y me corrompo entonces, paliando tu delito,

y excuso tu pecado más de lo que debía.

A tu sensual descuido le busco un sentido,

—tu acusador ahora se vuelve tu abogado—,

y lícito litigio contra mí mismo inicio.

Combate tanto odio y amor en mi estado

que cómplice me hago, por fuerza inevitable,

de quien a mí me roba, cordial e implacable.[35]