21

A mí no me sucede igual que a aquella Musa,

que canta en sus poemas a una beldad pintada,

y para ornamentarla al mismo cielo usa,

y con toda belleza compara a su amada;

así la empareja en fatuas semejanzas,

con astros y con gemas del mar y de la tierra,

con flor de abril primera y cuanta cosa rara

el aire de los cielos en este orbe encierra.

Que mi amor sincero sinceramente escriba,

pues a mi amor, creedme, lo veo tan lucido

como una madre al hijo, mas no diré que brilla

como candil de oro en el cielo suspendido.

Que diga más quien quiera hablar más de la cuenta,

no quiero yo alabar lo que no pondré en venta.[21]