Tiempo voraz, las garras del cruel león quebranta,
haz que la tierra engulla los frutos que genera,
colmillos de las fauces del fiero tigre arranca,
y al longevo Fénix aún joven incinera.
Tiempo de pies alados, haz tristes cuando pases
las estaciones ledas, dispón del universo,
y haz cuanto desees con sus gozos fugaces;
tan solo te prohibo un crimen más perverso:
no esculpas con tus horas la tersa frente amada,
ni en ella traces líneas con tu viejo escalpelo,
deja que él siga intacto mientras corriendo pasas,
y así hombres futuros tendrán gentil modelo.
Y aunque, viejo Tiempo, mayor sea tu espanto,
mi amor vivirá joven por siempre en mi canto.[19]