Esta traducción, con la que pretendo crear la ilusión de oír el canto de Shakespeare en español, fue posible gracias a la ayuda de Sara Gutiérrez Vaquero, que leyó con paciencia y resignación varios borradores, y además resolvió mis dudas en muchos versos para los que escribí diferentes versiones: por más que yo me engañase pensando que todas eran aceptables solo había una más o menos idónea, y ella supo verla en cada caso.
A Fabiana Gonçalves Dias le debo el tiempo que le robé para entregarme a este empeño, y algún sueño que perturbé, cantando sílabas y acentos mientras ella dormía.
R.G.I
Ourense, 7 de junio de 2009