HIPERBÓREA, ISLA BLANCA DE LOS ARIOS
JULIUS EVOLA
El misterio del Grial (1937)
La localización en una región boreal o nórdico-boreal, que se ha vuelto inhabitable, del centro o sede originaria de la civilización «olímpica» del ciclo áureo es otra enseñanza tradicional fundamental, que ya hemos expuesto en otro lugar junto con su correspondiente documentación. Una tradición de origen hiperbóreo en su forma originaria olímpica o en sus reapariciones de tipo «heroico» es la base de acciones civilizadoras realizadas por razas que, en el período que va desde el final de la era glacial hasta el Neolítico, se extienden por el continente euroasiático. Algunas de estas razas deben proceder directamente del Norte; otras parecen haber tenido como patria de origen una tierra atlántico-occidental, donde se había constituido una especie de imagen del centro nórdico. Esta es la razón por la que varios símbolos y recuerdos coincidentes se refieren a una tierra que a veces es nórdico-aria y otras veces occidental.
Algunas de las distintas denominaciones del centro hiperbóreo, que luego pasaron a aplicarse también al atlántico, fueron: Thule, isla Blanca o «Resplandeciente» —el çveta dvipa hindú, la isla Leuké griega—, «semilla originaria de la raza aria» —airyanem vaêjô— Tierra del Sol o «Tierra de Apolo», Avalon.
La mujer depositaría de las características de la raza, en La difesa della razza, año I, núm. 4, 20 de septiembre de 1938.
Recuerdos que coinciden en todas las tradiciones indoeuropeas hablan de la desaparición de este lugar, convertido luego en mítico, en relación con una congelación o con un diluvio. Esta es la parte real e histórica de las distintas alusiones a algo que, a partir de un determinado período, se habría perdido o habría quedado oculto o imposible de encontrar. Esta es también la razón por la que la «isla» o «Tierra de los Vivientes» —entendiendo por «Vivientes» (en su sentido destacado) a los componentes de la raza divina originaria— la región a la que se refieren aproximadamente los símbolos ya conocidos del centro supremo del mundo, se confundió a menudo con la «región de los muertos», equivaliendo «los muertos» a la raza desaparecida. Así por ejemplo, según una doctrina celta, los hombres habrían tenido como antepasado primordial al dios de los Muertos —Dis pater—, que habita en una región lejos del océano, permaneciendo en aquellas «islas extremas», de donde, según la enseñanza druídica, habría procedido directamente una parte de los habitantes prehistóricos de la Galia.
Por otra parte, según la tradición clásica, tras haber sido el señor de la tierra, el rey de la edad de oro, Cronos-Saturno, destronado y castrado (o sea, privado del poder de «engendrar», de dar vida a una nueva progenie), vive siempre, «en sueños», en una región del extremo norte, hacia el mar ártico, que por esta razón fue llamado también mar Crónida. Esto dio lugar a varias confusiones, pero en esencia siempre se trata de la transposición o a la superhistoria, o bajo la forma de una realidad o de un centro espiritual latente o invisible de ideas referidas al tema hiperbóreo.