PREFACIO


Este libro está dedicado a las tierras y a los lugares legendarios: tierras y lugares porque a veces se trata de auténticos continentes, como la Atlántida, y otras veces de pueblos, castillos o (en el caso de la Baker Street de Sherlock Holmes) viviendas.

Existen muchos diccionarios de lugares fantásticos y ficticios (el más completo es la excelente Breve guía de lugares imaginarios de Alberto Manguel y Gianni Guadalupi), pero aquí no vamos a ocuparnos de lugares «inventados», porque en ese caso deberíamos incluir la casa de madame Bovary, la madriguera de Fagin en Oliver Twist, o la fortaleza Bastiani de El desierto de los tártaros. Se trata de lugares novelescos, que algunos lectores fanáticos intentan en ocasiones identificar con escaso éxito. Otras veces se trata de lugares novelescos inspirados en espacios reales, donde los lectores pretenden descubrir las huellas de los libros que han amado, del mismo modo que los lectores del Ulises cada 16 de junio tratan de identificar la casa de Leopold Bloom en Eccles Street, en Dublín, visitan la Torre Martello convertida hoy en un museo dedicado a Joyce, o desean comprar en una determinada farmacia el jabón de limón adquirido por Leopold Bloom en 1904.

Ocurre incluso que algunos lugares ficticios han sido identificados con lugares reales, como la casa de piedra arenisca rojiza de Nero Wolfe en Manhattan.