MUERTE DE A. D.

y allí estar allí aún allí

apretado contra mi vieja tabla picada de negro como de viruela

de los días y noches molidos ciegamente

a estar allí a no huir y huir y estar allí

inclinado hacia la confesión de un tiempo que agoniza

de haber sido lo que fue hecho lo que hizo

de mí de mi amigo muerto en el día de ayer resplandeciente el ojo

los dientes largos jadeando en su barba

devorando la vida de los santos una vida por día de vida

reviviendo de noche sus negros pecados

muerto ayer mientras yo vivía

y estar allí bebiendo por encima de la tormenta

culpa del tiempo irremisible

agarrado a la vieja madera testigo de partidas

testigo de regresos