Buena parte del contenido de este volumen, concretamente el primer ensayo y lo central del segundo, apareció ya en un libro publicado en lengua gallega con el título Ensaios marxistas[1], que contenía también otras cosas. En el prólogo de ese libro se decía que los ensayos allí incluidos son complemento (y no necesariamente el último) de los que constituyeron el libro De la revolución[2]. Esto sigue siendo cierto para el libro presente; por lo cual también aquí son pertinentes algunas cosas que se decían en el prólogo gallego acerca de ciertos críticos que se sintieron sorprendidos por el De la revolución en la medida en que habían catalogado la obra precedente de su autor como de «un profesor de filosofía de talante fenomenológico heideggeriano», lo que les llevó a considerar que se trataba de un «salto», un «cambio», un «vuelco» o cosas así. Ello demuestra simplemente que no leyeron bien el De la revolución, y no me refiero sólo al prólogo (del que, en principio, podían tener cierto derecho a no hacer caso), sino en especial a varios de los ensayos allí incluidos. Quizá el libro que ahora presento contribuya aún más claramente a convencerlos de que podrán ver, si tal es su respetabilísimo criterio, una incoherencia, pero en ningún caso un salto. De cualquier manera, lo del «talante fenomenológico heideggeriano» es un extremado elogio que sigo y seguiré tratando de merecer con mis limitadas fuerzas. Mi obra escrita, marxiana o de otros campos, sigue y seguirá estando en la perspectiva abierta por la Historia de la filosofía[3] que publiqué hace algunos años.
Los dos primeros ensayos de este libro fueron escritos entre abril y julio de 1977. El tercero lo fue por los mismos meses de 1978.
El título general del libro se justifica por el hecho de que los tres ensayos incluidos en él giran en torno a la problemática del papel que juega en la teoría y la práctica revolucionaria todo eso que en el propio libro se llama a veces «el plano de las ideas y de las formas». Evidentemente, no debe entenderse el título en el sentido de que exista algo así como una «ideología» propia de la revolución o «revolucionaria», concepto cuyo total rechazo (en los precisos términos en que creo debe hacerse) es uno de los motivos centrales del libro.
Vigo, noviembre de 1978