SIMÓN, DOÑA FRANCISCA
Sale por la puerta del foro, SIMÓN.
DOÑA FRANCISCA.— Yo pensé que estaban ustedes acostados.
SIMÓN.— El amo ya habrá hecho esa diligencia; pero yo todavía no sé en dónde he de tener el rancho… Y buen sueño que tengo.
DOÑA FRANCISCA.— ¿Qué gente nueva ha llegado ahora?
SIMÓN.— Nadie. Son unos que estaban ahí, y se han ido.
DOÑA FRANCISCA.— ¿Los arrieros?
SIMÓN.— No, señora. Un oficial y un criado suyo, que parece que se van a Zaragoza.
DOÑA FRANCISCA.— ¿Quiénes dice usted que son?
SIMÓN.— Un teniente coronel un oficial de caballería y su asistente.
DOÑA FRANCISCA.— ¿Y estaban aquí?
SIMÓN.— Sí, señora; ahí en ese cuarto.
DOÑA FRANCISCA.— No los he visto.
SIMÓN.— Parece que llegaron esta tarde y… A la cuenta habrán despachado ya la comisión que traían… Con que se han ido… Buenas noches, señorita. (Vase al cuarto de DON DIEGO).