Hace unos años, cuando me encontraba en Londres por negocios, visité el Museo Británico y allí me topé con una exposición de naipes antiguos. Al final del recorrido se exhibía una baraja incompleta, que despedía un brillo inusual. Las cartas mostraban escenas de Alicia en el País de las Maravillas que yo nunca antes había visto.
A la mañana siguiente, camino del aeropuerto, pasé por una tienda de antigüedades especializada en naipes. Cuando le hablé al anticuario de la insólita exposición, él me reveló que, de hecho, las cartas que faltaban de la baraja estaban en su poder. Acto seguido, me contó el relato de La guerra de los espejos. Es el mismo relato que el lector tiene en sus manos.
Pero debo hacer una advertencia: la historia verdadera de Marvilia está teñida de sangre, asesinato, venganza y guerra. Pido disculpas de antemano a quienes puedan ver herida su sensibilidad por algunas escenas de este libro, pero considero importante consignar los hechos tal como se produjeron. Quizá los lectores más impresionables prefieran el cuento de hadas clásico de Lewis Carroll.
FRANK BEDDOR