C
on gran río del espacio, Gregory Benford aborda una interesante y positiva inflexión en el tratamiento de uno de sus temas más queridos y transcendentes. Se trata del enfrentamiento (narrado en el trasfondo de un entorno galáctico) entre las inteligencias orgánicas y las inteligencias de origen mecánico. El tema aparecía ya apuntado en En el océano de la noche y se convertía en central en A través del mar de soles aunque recibía allí un tratamiento muy distinto y, tal vez, menos ameno. Se trataba entonces de la historia de un primer contacto con una inteligencia extraterrestre vista desde la óptica de los seres humanos que asistían perplejos a un devenir de sucesos extraños e incomprensibles.
Lo que interesa de En el océano de la noche es su brillante tratamiento del futuro inmediato de nuestro planeta visto desde una perspectiva inteligente y razonable. A ello hay que añadir la percepción del misterio y las posibilidades implícitas en el descubrimiento de otros seres en la galaxia. Posteriormente, en A través del mar de soles Benford explora con gran profundidad la compleja relación entre los seres humanos y la dificultad añadida de la comunicación con las nuevas inteligencias encontradas que aún se supone posible, y con ello plantea por primera vez el problema central de esta serie de novelas.
En Gran río del espacio el tratamiento literario toma la forma de la clásica novela de aventuras sin que falte la reflexión inteligente ni el minucioso trabajo previo de imaginar una sociedad creíble y unos alienígenas verdaderamente sorprendentes y novedosos. Tal vez el nuevo tratamiento sea una necesaria inversión ante la trascendencia y seriedad de novelas como A través del mar de soles que, debe reconocerse, por su calidad y rigor, ofrece muy pocas o nulas facilidades de lectura al lector acomodaticio. Por ello creo que conviene aplaudir este interés de Benford por servir también con gran dignidad pero con evidente amenidad una de las más fecundas y potentes ideas de la moderna ciencia ficción, al revestirla de un envoltorio en el que domina la aventura, la emoción y la lucha por la supervivencia y que permite mostrar la gran habilidad del autor en el arte de narrar. Todo ello configura una novela de lectura mucho más fácil y sencilla que el gran tour de forcé que constituían en el océano de la noche y A través del mar de soles, cuya seriedad puede haberlas alejado del lector más propenso a tratamientos livianos.
Me atrevería a decir que la obra de Benford está llamada a dejar poso en la historia del género por el rigor de sus ideas y planteamientos y por la gran habilidad literaria de que hace gala en su concreción final en forma novelada. En una de las más interesantes tendencias de la moderna literatura de ciencia ficción, tal vez en el corazón mismo de la temática más tradicional del género, descuella ya la figura de este autor como uno de los renovadores de la ciencia ficción clásica, que ha sabido aunar el interés por la ciencia con un alto nivel literario.
Para muchos, Cronopaisaje (1980) es una indudable obra maestra de difícil superación. Tal vez por ello Benford ha abordado en los últimos años un ambicioso proyecto que toma la forma de una serie de varios libros llamada a dejar huella profunda en la historia del género. Se trata de una compleja especulación sobre la evolución de la vida en la galaxia y que incluye como elemento determinante la contraposición violenta entre las civilizaciones de origen orgánico y las civilizaciones de máquinas.
El proyecto se inició en En el océano de la noche (1978) —colección NOVA ciencia ficción número 7—, en la que se nos presentaba el primer contacto de la humanidad con los frutos tecnológicos de una inteligencia extraña. Junto al misterio venido del espacio, Benford reflexionaba en esa novela sobre el cambio de las condiciones sociales y ambientales en el futuro inmediato de nuestro planeta, y con toda seguridad este último punto es el que confiere a la novela su indudable envergadura e interés.
La serie continúa con la novela A través del mar de soles (1984) —colección NOVA ciencia ficción número 10—, que se constituye así en el segundo volumen de una trilogía todavía inacabada y que se unifica por el protagonismo central de un mismo personaje: Walmsley. Se trata aquí fundamentalmente de la especulación sobre la vida en el espacio profundo con especial incidencia en la dificultad de la comunicación entre especies diferentes.
En diciembre de 1987 apareció Gran río del espacio, que se incorpora, desde otro punto de vista, a la visión de la evolución galáctica que Benford está describiendo. Se trata esta vez de la historia de un grupo de humanos que tienen que vivir bajo la amenaza y la presencia constante de los miembros de una de esas civilizaciones de máquinas. La nueva trilogía, protagonizada por Killeen, continúa con Tides of ligth (l989, Mareas de Luz), aunque como ocurre en el conjunto de libros citados, cada, novela es prácticamente independiente de la anterior y puede ser leída aisladamente.
Pese a ello, al aparecer Gran río del espacio, Benford modificó el final de A través del mar de soles para que las dos trilogías, la de Killeen y la de Walmsley, pudieran confluir en próximas novelas.
En una carta personal, Benford me comentaba su visión de las líneas generales del ambicioso proyecto que persigue:
Intento escribir una serie que verdaderamente se enfrente a la idea de que no somos los señores de la creación y que puede existir una inteligencia superior que no se preocupe mucho de nosotros. Deseo explorar la naturaleza de la inteligencia artificial y cómo puede diferir de nosotros. Además, en las novelas de Killeen (Gran Río del espacio y las que le siguen), deseaba narrar la historia de un grupo de seres que habitaban en un entorno que se parece al mundo antiguo: poblado por figuras parecidas a dioses (dioses, en el caso de la antigua Grecia) que se preocupan muy poco de los humanos. Las historias de Killeen y de Walmsley se conectarán más tarde, y así la serie se unirá en temática y personajes. Mi objetivo es también ampliar continuamente el paisaje conceptual de las novelas y proporcionar una vasta visión de la vida y la evolución en la galaxia así como de las perspectivas a largo plazo de todo tipo de vida, con inclusión de la inteligencia artificial. Al mismo tiempo, la historia de los personajes humanos debe tener sentido. Por ello me ha llevado tanto tiempo escribir estos libros, ya que las ideas son difíciles de tratar y he tenido que aprender muchas cosas para escribirlos respetando el nivel de fidelidad a los hechos que a mí me gusta.
Con toda seguridad este breve párrafo es uno de los mejores resúmenes del objetivo perseguido por la serie que estamos ofreciendo a nuestros lectores en esta colección.
La serie se configura como una obra madura, inteligente y fruto de una profunda reflexión. La especulación de tipo científico y tecnológico de que hace gala Benford se complementa con interesantes visiones sobre la organización social en diversos ambientes y entornos: el próximo futuro de nuestro mundo (En el océano de la noche), la sociedad cerrada de una nave que viaja por el espacio profundo (A través del mar de soles), el precario reducto de una humanidad perseguida GRAN RÍO del ESPACIO, etc. En conjunto se trata de obras fundamentalmente dirigidas a la inteligencia y a la sensibilidad del lector que acreditan la madurez del género.
En cada libro, junto al esquema general que preside la serie, es de destacar el trabajo de Benford por reflexionar sobre el ser humano y las formas sociales de que se dota. En gran río del espacio se abandona la visión localista centrada en la Tierra y nuestra civilización para abordar la misma problemática tal y como se vive en un planeta alejado, dominado por la civilización de los seres mecánicos (los mecs) y en la que los seres humanos afrontan una dura vida nómada tras la necesaria huida de sus Ciudadelas destruidas por la gran Calamidad desencadenada por los mecs.
En su continuo peregrinar, los seres humanos deben enfrentarse al interminable peligro de los mecs y ofrecen la clara imagen de un grupo en grave peligro de extinción. Es algo muy alejado de la clásica imagen de señores de la creación tan habitual en el viejo cliché de la «space opera». Me gustaría indicar aquí el interés y la sorpresa por encontrar este tratamiento en manos de un escritor norteamericano, nacionalidad esta tan propensa a considerarse como ombligo del mundo en función del poder que les confiere el dominio económico-militar del planeta. Que un autor de esta nacionalidad pueda atreverse a mostrar una humanidad perseguida y amenazada, una humanidad que no es más que un pequeño incordio en el seno de la civilización de los mecs, es doblemente interesante y muy revelador del interés especulativo de la buena ciencia ficción actual.
En Gran Río del espacio se narran esencialmente las peripecias de una Familia de humanos, los Bishop. En su continua huida efectuarán un terrible descubrimiento: existen nuevos tipos de mec, los Mantis, capaces de infligir la muerte total a los humanos. Este tipo de muerte absoluta impide la recuperación de las experiencias de los fallecidos y su almacenamiento como Aspectos o Rostros almacenables en forma de chips en el complejo organismo cibernético en que se han convertido los seres humanos.
Para indicar más claramente la precaria situación de los seres humanos en el planeta Nieveclara, las Familias tienen un nombre que coincide con el de las piezas del ajedrez. Es una forma sutil del autor para recordar que en el planeta quedan tan sólo una media docena escasa de Familias. Alguna de ellas está prácticamente extinguida (Pawn =peón) e incluso hay otra que no llega a aparecer (Queen = reina). Las demás son precisamente las que pueblan el relato: Bishop (alfil), Rook (torre), Knight (caballo) y King (rey). Una forma elevada y sugerente de mostrar la real precariedad de la vida humana en Nieveclara, que dice mucho a favor de la inteligencia y la sutileza de Benford.
Tratada como una odisea de maravillas y terrores, la novela narra la difícil vida de esos humanos. La función del protagonista, Killeen (un personaje entrañable y esencialmente humano), es precisamente abordar el papel de observador crítico de su propia cultura nómada y otorgar carta de naturaleza (e incluso de necesidad) a la exigencia de innovación ante las tendencias tradicionales de su grupo social (reconstrucción de nuevas Ciudadelas, obediencia al saber de los Aspectos, etc.).
El conjunto configura una novela entretenida en la que el lector apreciará la riqueza de las especulaciones habituales en Benford: las modificaciones cibernéticas de los humanos, su recurso a los Aspectos y Rostros como almacenamiento de la experiencia anterior de la especie, el ser-mente electromagnético, la civilización de los mecs, sus factorías, el horror generado por el arte del Mantis, etc. Junto a ello, algunas de las descripciones de las factorías de los mecs (especialmente la de los productos artísticos del Mantis) son francamente escalofriantes y emotivas.
Todo ello compone una novela amena e interesante, con momentos de gran intensidad y brillantez (generalmente centrados en la tercera parte). Una novela que, tras la capa superficial de su facilidad y fluidez, tiene indudablemente más de una lectura y colabora a dignificar la moderna ciencia ficción.
Miquel Barceló